Los medios de comunicación, las empresas del ramo, asumen la difusión de las ofertas turísticas desde antes de fin de año, para llegar a enero con toda la artillería propagandística dispuesta en función del negocio del verano. Durante más de dos o tres meses están continuamente transmitiendo, desde los lugares más emblemáticos, las bondades de los mismos. Esto se repite año a año.

Naturalmente, una buena parte de la sociedad va preparando sus cosas, tomando las medidas para las reservas, costos, destinos. Un sector no pequeño acostumbra a vacacionar desde siempre, “viene de familia”, también por las propias condiciones económicas y otros porque pudieron ahorrar lo necesario para hacerlo.

Las vacaciones, el descanso, la recreación constituyen un momento del año en que se asumen como lo que son: un derecho al que todos deberían tener la posibilidad de acceder. Aparte de aquellos sectores que económicamente pueden hacerlo con normalidad.

Con este pantallazo puede verse que año a año se suman nuevos contingentes de turistas que acceden a ejercer ese derecho, aun en condiciones económicas muy complejas.

Se resuelve accediendo a los planes, subsidios, créditos que el propio Estado genera en esa dirección, y la empresa privada ofrece con publicidad, ofertas y estímulos que se multiplican en esa etapa.

Además en estos tiempos se está viendo que van cambiando algunas costumbres, por ejemplo, se pasa en muchos casos de 15-20 días, a un turismo de fines de semana largos, o a contratar servicios por 5-7 días que se ve incrementado en estos meses. También el turismo compartido, en carpas, campings, en casa de familias, etc.

Hay en nuestro país un gran sector de capas medias, de comerciantes, pequeños empresarios, profesionales de varias disciplinas, trabajadores de empresas importantes que ocupan puestos claves y que acceden a un salario muy acomodado, y están los que tienen dinero y no les preocupan los costos porque cuentan con lo necesario y más para vacacionar dentro o fuera del país. Y ese cuadro se completa con miles de trabajadores que pueden tener capacidad para adquirir mediante créditos o algún pequeño ahorro lo necesario para pasar una semanita en algún punto de interés.

Hay, por lo tanto y así lo demuestran las estadísticas, unos 10 millones de personas que vacacionan, eso representa poco más de 20 % del total de los habitantes del país.

Diez millones o más es una cantidad muy importante, sobre todo para el negocio del turismo, para las empresas, y también para muchas provincias argentinas y que año a año crece.

Ahora bien, lo que no podemos dejar de decir es que más del 70% de los habitantes NO pueden irse de vacaciones. No se van a ningún lado. Son los que tienen un salario de menos de 130.000 pesos por ejemplo, o los trabajadores en negro que no llegan a esa cifra, los de la economía informal, o son miles de jubilados de la mínima, y sectores excluidos que están por debajo de la línea de pobreza.

Entonces hay que hablar del todo, decir que el turismo es un boom está bien si se aclara o se agrega que es un boom para un sector del país. Todo esto hay que decirlo, sin desmerecer lo importante que significa que crezca año a año la tendencia a vacacionar, pero sin dejar fuera del análisis o de la opinión a los más, que son los que no pueden irse a ningún lado.

Para entender mejor la realidad, reconociendo algunos logros que posibilitan que diversos sectores crezcan en medio de una economía que tienen muy buenos índices, y también muy malos que aun afectan a los que menos tienen.

Esta es una realidad muy compleja de entender pero para avanzar y comprender mejor como se mueve y se desarrolla hay que mostrarla …tal cual es.

Héctor Marinangeli