“¿Qué nos impulsa cada día? ¿Qué motor interno nos lleva a elegir cada gesto? Escribo estas palabras en mi casa, en épocas de confinamiento. Estoy acompañada por mi hija y nuestra gata. Y por las tantas obras de arte que en cada uno de los cuartos (de la cocina a las habitaciones, del living al palier), cada día iluminan nuestras vidas. Estos días en los que el arte seguramente da y dará nuevas respuestas a la realidad, este proyecto en el que se ha convertido El arte está en casa, intenta acercarnos más allá de una circunstancia tan difícil como la que atravesamos en todo el mundo”, así comienza la introducción de El arte está en casa (Planeta), el libro de Mariela Ivanier, que reúne las palabras de 141 mujeres sobre el arte.

Qué las lleva a tener colecciones privadas, qué relación tienen con las diferentes expresiones artísticas, qué las conmueve y las mueve en el mundo del arte son algunas de las cuestiones que estas 141 mujeres escriben en las 253 páginas que tiene este libro que es en sí mismo una obra de arte. “De amiga en amiga, de mujer a mujer se fue ampliando la lista de invitadas, como en una cadena virtuosa, y transitamos un camino en el que empezamos a constatar que el arte no solo me modificaba a mí o a las artistas. Si recibíamos el testimonio de una, eso nos llevaba a pensar que también debíamos sumar a otra y a otra… De esa forma, en más de un año de proceso se fue armando este proyecto que involucra la amistad, la generosidad y el talento de más de 141 mujeres a las que el arte las apasiona”, dice Mariela en la introducción.

Periodistas especializadas en arte, cineastas, pintoras, escritoras, ilustradoras, fotógrafas, galeristas, coleccionistas, gestoras culturales, diseñadoras gráficas, cocineras, curadoras de todas las edades y procedencias dan su mirada personal de su relación con el arte. “Mi pasión por el arte comenzó a desarrollarse desde muy chica de la mano de mis padres, con quienes pasaba largas jornadas de museos, exposiciones, happenings, obras de teatro, recitales y jornadas literarias. El conocimiento de estas expresiones me llevó a buscar la mía propia”, se leen las palabras de la fotógrafa Andy Cherniavsky.

Como en sus clásicos Té de Colección, en El arte está en casa, se fueron sumando amigas, amigas de amigas, amigas de amigas de amigas para ir trenzando un círculo que podría crecer al infinito. Leer cada uno de estos testimonios que son a la vez personales y universales, nos inspira a que el arte nos rodee e ilumine nuestras vidas cotidianas. “Mis padres estuvieron muy vinculados al mundo del arte siempre. Mi padre, Juan Lepes, era escenógrafo de recitales con Renata Schussheim y me llevaba de acá para allá, a los shows de Charly García también. Yo no los veía como “estrellas”, sino que era gente que circulaba a mi alrededor y venía a mi casa. Tengo un vínculo afectivo con el arte, con las personas, más que consumidora de arte”, se lee a Narda Lepes, cocinera y empresaria.

El libro está diseñado y editado por Gaby Comte y Tomás Linch, y cada página tiene un color y un diseño propio, como si fuera la paleta de una pintora. “Desde muy chica tuve una fascinación por los medios, sobretodo la TV. Nunca pensé que años más tarde me enamoraría del cine, mi profesión. Mi tía dice que yo hice de una cualidad familiar un trabajo. La producción me acercó al cine y, si bien al principio creía que la producción no tenía mucho que ver con el arte, con el tiempo aprendí y entendí todo lo contrario. A lo largo del tiempo fui descubriendo mi propia creatividad e imaginación en el campo en el que estoy. Qué sería de mí sin el cine, no lo sé”, dice Pola Zito, cineasta y productora.