La oposición empieza a buscar comparaciones para Cumelén. “Mauricio Macri hace que toda la Argentina conozca quién lo va ver a él para besarle el anillo”, dicen desde un sector de la alianza. Hay grandes traslados en avión y cada encuentro es un acontecimiento destinado a reforzar su centralidad. En ese juego de carambolas internas, Horacio Rodríguez Larreta hizo el largo viaje para besar el anillo. El viaje terminó anoche con una cena, una puesta de sol y después de la larga procesión, la foto que el jefe de gobierno porteño finalmente consiguió.
Los detalles tendrán que esperar. A las diez de la noche, con cena retrasada, los equipos de ambas bases compartieron foto y mensaje en las redes sociales. “Hablaron largo de la importancia de hacer un cambio verdaderamente profundo para que la Argentina encuentre su rumbo, y de la urgencia de que ese cambio suceda ahora, sin postergaciones”, dijeron desde el entorno del exPresidente sin necesidad de aclarar. Al lado de Larreta dijeron cosas parecidas pero con matices. “Un encuentro más de los muchos que vienen teniendo. Hablan mucho y –aclaración-- se encuentran cada vez que están cerca”.
En el juego de imágenes recurrentes algunos piensan al magnate expresidente como El Padrino, y recuerdan uno de los diálogos más conocidos de Michael Corleone a Frank Pentangeli. "Mi padre me enseñó muchas cosas aquí, en esta habitación. Me dijo: mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”. En lógica de espejos, Larreta sería ese enemigo, un socio cada vez más incómodo capaz de traicionar.
El encuentro y la guerra de imágenes
“Con Mauricio Macri compartimos valores y el objetivo de mejorarle la vida a la gente. Nos une la convicción de que hay que cambiar definitivamente la Argentina y la responsabilidad de llevar ese cambio adelante”, publicó el jefe de gobierno al filo de las diez de la noche. Y dijo: “Además, tenemos la certeza de que el momento de hacerlo es ahora, con un plan serio y sostenido en el tiempo. Son 20 años trabajando juntos, intercambiando ideas y construyendo una visión compartida del rumbo que tiene que seguir nuestro país”.
Larreta viajó al sur días atrás para unas vacaciones antes del encuentro. Anoche tuvo la segunda cumbre con Macri desde el inicio del verano. La primera ocurrió en el cambio de año. También había hecho su peregrinación hasta el sur, tuvo una cena con esposas, pero se fue sin imagen. Semanas más tarde, Patricia Bullrich se instaló tres días como invitada del exPresidente y salió con una foto de posteo. En esa guerra de imágenes, Larreta esta vez quería su foto pero también un "gesto": que el dueño de la marca juegue al equilibrio con cada parte.
Macri había tenido su “gesto” con Bullrich pero también lo había tenido con María Eugenia Vidal: le legó a su secretario privado, Dario Nieto, como operador de campaña. Larreta no sólo perdía: también venía sufriendo bullying interno por sus últimas fotos o falta de imágenes. Le pasaron factura por la incursión fallida de surf; porque Bullrich se llevó el trofeo del bloqueo a la visita de Maduro y también le facturaron la foto de los Beatles. La imagen con Gerardo Morales, Diego Santilli y Martín Lousteau en Mar del Plata dejó heridas y desató otra interna en Provincia de Buenos Aires que no termina. El radicalismo es una de las víctimas que en este momento estarían preparando su foto de respuesta: según algunos, esta vez sería entre Bullrich y Maxi Abad, dueño del sello de la UCR en la Provincia y de un pequeño botín de votos que todos miran. Todo esto había que reparar.
Ordenar de "arriba hacia abajo"
Pero la agenda de Cumelén tenía otras prioridades: definición de la candidatura de la Ciudad y dar señales “de arriba hacia abajo” para ordenar la interna de JxC que, admiten algunos, está astillada en buena parte del país: desde las provincias hasta los distritos más chicos, con los radicales y la coalición cívica dispuesta a jugar por afuera o dar batalla.
“Lo único que Larreta tenía para negociar con Macri en Cumelén es la Ciudad de Buenos Aires”, dice un viejo radical. “Ahí aparece una candidata que es patrimonio de los dos, Vidal, porque Jorge Macri no subió ni un milímetro en las encuestas. Desembarcó pero solo tiene eso. No sumó y puede perder con Lousteau”. Se sabe, Macri no quiere entregar la ciudad. Vidal no quiere ser candidata. ¿Y Larreta?
El otro eje es la definición de la candidatura del propio exPresidente, tema del que todos suponen no hablará. “Nunca va a hablar de la candidatura porque no le va a dar esa información a Larreta para que se prepare, lo va a decidir cinco minutos antes del cierre de la lista”, sigue el radical. Hay quien repite estos días lo que se viene diciendo: que el exPresidente decidirá a último momento con las encuestas en la mano y que además de las encuestas está esa decisión de ir hacia el shock, para el cual no sabe cuántos están dispuestos a acompañarlo.
Así las cosas, la falta de definiciones seguirá. Macri no dice pero se prepara para volver al ruedo. Mañana jueves estará en La Pampa para respaldar la candidatura a gobernador por JxC de Martín Maquieyra, ya que la provincia tendrá sus PASO el próximo 12 de febrero cuando inaugurará el calendario electoral.