La viralización de la mancha roja en el pantalón blanco, inmaculado, de la modelo e influencer Sofía “Jujuy” Jiménez --que se vio este martes en el magazine que conduce Georgina Barbarossa por Telefé— abrió en la pantalla chica y en redes sociales una conversación sobre la menstruación y sus tabúes, un tema que los feminismos vienen impulsando en el país en la agenda política y mediática hace varios años. El episodio que se mostró como un “percance” al aire resultó una actuación como parte de “una campaña de concientización” (¿o marketing?) de la marca de tampones y toallitas íntimas Kotex, tal como habían advertido algunas voces desde un principio en Twitter, teniendo en cuenta el antecedente de Perú, donde meses atrás la cantante y actriz Amy Gutiérrez había protagonizado una escena similar a la de Jujuy. La pregunta que queda latente es: ¿A quién le sirve este tipo de campaña?
“No es una simple campaña publicitaria, es algo con concientización. La idea era marcar el tema, plantearlo en la mesa y que se cuestione”, contó la modelo e influencer este miércoles en el mismo programa junto a Barbarossa. En primer lugar dijo: "Quiero empezar agradeciendo porque fue impresionante la cantidad de mensajes que recibí de todos lados... impactó muchísimo porque es algo que no está naturalizado".
Si se buscó que la menstruación se instalara como tema, el objetivo se alcanzó. Entre quienes salieron a opinar --cuando todavía no se había confirmado que era una campaña y se hablaba de “percance” —fue la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, Ayelén Mazzina, que en Twitter afirmó: “¡Ningún accidente! Lo que sucedió en #ALaBarbarossa es algo que nos pasa a todas las personas que menstruamos 1 vez al mes, durante más 40 años de nuestras vidas. Que no nos de vergüenza. Dejemos de ocultar la menstruación”. Y siguió: “Por eso, desde el ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad trabajamos una línea que promueve el acceso a la información y a la copa menstrual de manera igualitaria #MenstruarEsPolítico”.
“Que hoy se diga la palabra menstruación o se muestre una mancha en la tele nos habla tanto de logros de un movimiento político como es al activismo menstrual como de la capitalización que puede hacerse de los debates públicos por parte de las marcas”, advirtió en diálogo con Página/12 Agostina Mileo, coordinadora de #menstruAccion, la campaña pionera sobre el tema de la organización EcoFeminita, que se lanzó en el 2017 en el marco del Primer Paro Internacional de Mujeres. Más que hablar de qué tabúes se han logrado tirar abajo en estos años en torno al sangrado Mileo propone que se debata sobre qué acciones han cambiado la realidad de quienes menstrúan. “Sobre esto por suerte en los últimos años tenemos mucho para decir, principalmente que Argentina es el primer país latinoamericano en tener leyes de provisión gratuita de productos menstruales, algo que es resultado de años de activismo. Es central cuestionarnos esta noción tan arraigada de que visibilizar algo es un objetivo en sí mismo, porque esa visibilización puede ser fagocitada por políticas de responsabilidad social empresaria que no son otra cosa que estrategias de marketing”, alertó Mileo.
Justicia menstrual
En diciembre de 2020 más de cien funcionarias, legisladoras, referentes y activistas de todo el país lanzó el Foro Nacional de Acciones para alcanzar la Justicia Menstrual por con el fin de poner el tema en agenda y coordinar líneas de acción sobre la temática.
Empresas como AYSA, liderada por Malena Galmarini, empezaron en 2021 a pagar un reintegro mensual a sus empleadas por los gastos de insumos para la gestión menstrual.
Ese mismo año, Mazzina empezaba a implementar en San Luis --de donde llegó el año pasado al Gabinete Nacional-- el Programa de Gestión Menstrual Sustentable #YoMenstrúo, que apuntaba a llegar con información a 50 mil niñas, adolescentes y personas menstruantes de entre 11 y 15 años. Ya hay al menos siete provincias y más de treinta municipios con normativas y distintos programas de gestión menstrual.
El gasto que implican los productos (toallitas y tampones), su impacto ambiental (al no ser biodegradables), la promoción de productos reutilizables (como la copita y paños de tela) y la eliminación de prejuicios alrededor del sangrado son algunos de los ejes de una serie de proyectos presentados en el Congreso especialmente por legisladoras del oficialismo. La presidenta de la banca de la Mujer del Senado, la puntana Eugenia Catalfamo, viene militando el tema en la cámara Alta. Pero no es la única. Uno de los ejes del proyecto que presentó, recordó Catalfamo a este diario, es que el Estado priorice la compre de toallitas sustentables y copitas (para distribuir en sectores vulnerables) a cooperativas de emprendedoras sociales y a pequeñas fabricantes locales, que ya las están produciendo, y no a las grandes marcas.
Prejuicios que persisten
“Si bien se han caído algunos estigmas en torno a la menstruación como algo malo, feo o sucio, como nos inculcaron a las más grandes, todavía existen. Sobre todo la preocupación de ir a la escuela mientras menstrúan porque tienen miedo de mancharse, de mostrar que están menstruando. Está mal visto una piba que sale del colegio manchada. Es objeto de risas, de chiste. Cuando menstrúan muchas cuando no tienen los productos de gestión menstrual directamente no van a la escuela”, contó a este diario Claudia “La Negra” Albornoz, referente del feminismo villero de La Poderosa. Según el relevamiento que hizo la organización desde el Observatorio Villero, “6 de cada 10 mujeres no pueden acceder a productos de gestión menstrual por el costo económico que eso genera y también se hace difícil acceder a analgésicos para los períodos menstruales”, contó.
Una pregunta básica pero que a veces se pierde cuando solo se piensa en romper el tabú o eliminar prejuicios, es para qué sirve hablar de menstruación o del ciclo menstrual en todas sus etapas, advirtió Karina Felitti, investigadora independiente del Conicet el Instituto de Investigaciones en Estudios de Género de la UBA. Facilitar información científica sobre el ciclo menstrual, desde un enfoque integral y sensible al público destinatario, es importante porque conecta a las personas que menstrúan con sus cuerpos, con sus emociones, y les permite saber más sobre su sexualidad, el rol de las hormonas en distintos procesos y su relación con la anticoncepción, el embarazo, la lactancia, el climaterio, la menopausia”, señaló. “El cambio más importante que observamos en el último tiempo radica en este abordaje de la salud menstrual que está cada vez más presente en la política pública, y en varias organizaciones feministas y activistas menstruales que iniciaron estos recorridos hace más de una década”, destacó Felitti a Página/12.
Por otra parte, y en relación al video de Jujuy que se viralizó, agregó: “Hablar con más soltura sobre la menstruación, no avergonzarse porque el rojo fluido menstrual tiñe la ropa, es reconocer y habitar una experiencia corporal con más liviandad, con menos prejuicios, pero no debería ser una obligación o un signo de libertad tener que decir cuándo se menstrúa o no sentirse incómoda ante una marca roja en la ropa blanca. La definición de intimidad se ha visto transformada en esta época de exposición pública permanente y de sexualización de la cultura, pero podemos ubicar estas experiencias en el espacio personal que, como ya sabemos, es político”.