Juan Schiaretti tuvo ayer su “Último Primer Día” al frente del cordobesismo. Lo hizo lanzando fuertes e inéditas, por el contexto, críticas contra el gobierno nacional. Si se prescinde del lugar y momento, un observador distraído bien podría señalar que, en realidad, se trató de un texto de campaña. No estaría errado.
Ante un auditorio expectante, el mandatario provincial lanzó en menos de una hora una catarata de definiciones políticas con aroma a campaña electoral nacional, mechadas algunos anuncios para los últimos diez meses de gestión. Al igual que lo sucedido días atrás en el encuentro con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, toda actividad gubernamental se transforma en una “excusa” para mostrar las bondades de su modelo de gestión. Lo de ayer no fue la excepción, aunque sí generó sorpresa por la potencia de las críticas, que dejaron en un segundísimo plano la presentación del plan anual de gobierno. Ni hablar del repaso de sus 12 años, los últimos ocho de manera consecutiva, como gobernador.
“El país debe tener mayor calidad institucional, debe respetarse la división de poderes, deben respetarse los fallos de la Justicia, ningún poder debe pretender avasallar a otro amenazándolo con juicio político, por eso, quiero ratificar mi más absoluto rechazo al intento de juicio político por parte del actual Gobierno nacional a la Suprema Corte de la Nación”, señaló al dejar abierto el 145° periodo de sesiones ordinarias de la Legislatura provincial.
Se trató del primer pronunciamiento fuerte respecto del tema, abriendo una brecha que en los próximos días crecerá: opinar con dureza y en prime time de cuestiones nacionales. Si bien sus representantes dentro del bloque Interfederal ya habían adelantado la postura respecto del juicio a la Corte, el rechazo toma otro cariz en boca del gobernador cordobés, re-confirmando así la decisión de “pasar de pantalla”.
La isla de Juan
Tras remarcar que “Córdoba no es una isla”, Schiaretti adoptó una postura contemplativa respecto de la convivencia política, preparando el clima para atacar al gobierno nacional. “Acá respetamos a todas las fuerzas políticas. Nadie se siente dueño de la verdad… y la libertad empieza por respetarnos y respetar el orden institucional. La Argentina debe terminar con los tiempos de revanchas, de justicieros o venganzas”. Una jugada de pizarrón.
En la oposición tomaron con sorna la afirmación al remarcar que la Unicameral es la “escribanía” de Hacemos por Córdoba y remarcaron el carácter decorativo del Fuero Anticorrupción.
Mientras medio millar de militantes seguía las alternativas del discurso a través de dos pantallas instaladas fuera del moderno recinto ubicado a escasos metros de la Casa de Gobierno, Schiaretti elevó el reclamo por un “federalismo auténtico”, tras lo cual mandó un mensaje hacia el resto del país: “todas las provincias de nuestra Argentina tienen recursos y condiciones de progreso. Debemos decir también un no rotundo a la grieta”.
“Sé que somos más los que estamos dispuestos a poner el hombro para superar las diferencias que nos dividen, que aquellos que cultivan la grieta”, definió Schiaretti ante el aplauso de la plana mayor de la dirigencia oficialista y el gesto adusto de la oposición, entre ellos el senador Luis Juez y el diputado Rodrigo de Loredo, los dos máximos aspirantes que tiene Juntos por el Cambio para suceder al gobernador.
Un dato no menor es que ante la inexistencia de primarias obligatorias en la provincia, ambos aguardan que se confirme la fecha de elecciones locales, lo que oficiará de “ordenador” de la interna amarilla vernácula. Una de las alternativas es el 18 de junio, domingo en el que también se celebrará el Día del Padre.
Últimas medidas y al sastre
Al tiempo que el imaginario sastre le tomaba las medidas al traje (no tan imaginario aunque tampoco confirmado) de candidato nacional, también hubo un espacio para la filosofía política con especial atención al “progresismo”. “No es progresista quien gobierna de manera autocrática y feudal por más que recite consignas, sino que es progresista quien aplica políticas públicas que apuntalen la movilidad social ascendente”, graficó el cordobés, mandando mensajes no tan encriptados a un sector de la dirigencia. Peronista y no tanto.
Tampoco faltó el parafraseo al socialdemócrata Willy Brandt, al indicar que en Córdoba “acá nos animamos a gobernar junto al sector privado desde un Estado presente, solidario, innovador, sabiendo que cada uno ocupa un lugar clave en el desarrollo de nuestro pueblo”.
Otro casillero que se colmó fue el de la mención a las políticas de Derechos Humanos, ya que al inciar el discurso ponderó los 40 años de democracia por cumplirse y brindó un homenaje “a los 30.000 compañeros desaparecidos que, con sus aciertos y errores, lucharon por la libertad” (sic).
De cualquier manera, la lectura generalizada es que Schiaretti comenzó la despedida de la gestión provincial mirando fuerte al horizonte nacional. En ese marco, desde su entorno prometen encuentros cada vez más frecuentes con dirigentes y empresarios nacionales y mayor voz en los temas de actualidad.