Hace unas semanas, el gobierno anunció la recompra de bonos en dólares por unos 1000 millones de dólares. La operatoria fue objeto de muchas polémicas de diferente orden. Por un lado, pareciera que operadores, que sabían de antemano el anuncio, compraron los bonos anticipando la suba de las cotizaciones que implica la operación de recompra. De esa manera, obtuvieron una ganancia por la valorización de los bonos que siguió al anuncio de la medida por contar con información privilegiada (“inside information” en la jerga financiera), hecho que se considera ilegal para la normativa que regula esas operatorias. Por esa razón, ya hay una causa judicial investigando si hubo acceso a “información privilegiada” entre quienes operaron con esos bonos en los días previos al anuncio oficial de su recompra.
Por otro lado, la operatoria fue duramente cuestionada por analistas y consultoras ortodoxas. La más dura fue la calificadora internacional Moody´s que en un informe indicó que “la recompra es un canje distressed y, por tanto, un default según nuestra definición”. Que el gobierno ponga los dólares para comprar la deuda antes de su vencimiento al precio de mercado sólo puede ser considerada un “incumplimiento de pago”, un default, por calificadoras que tienen intereses políticos y financieros en el país y disfrazan sus operaciones de prensa contra el oficialismo en supuestos tecnicismos que carecen de sentido económico. Tal vez les duela que el oficialismo pueda aprovechar la baja cotización actual de los bonos que imponen esas mismas calificadoras con sus análisis retorcidos, para comprar barata la deuda futura ahorrándoles a les argentines el pago de abultados fondos futuros. Para tener una idea de ese ahorro: con los 1000 millones de dólares de recompra de bonos a los actuales bajos valores de mercado, el Estado se ahorra desembolsos por 2.842 millones de dólares hasta 2030.
La operatoria no sólo sirve para ahorrarse unos cuantos dólares a futuro, sino que también puede tener un impacto a la baja sobre el dólar financiero en el corto plazo. Ello es así porque la cotización financiera surge de comparar el valor en dólares de un bono con su valor en pesos (el tipo de cambio es igual al valor del bono en pesos dividido por su mismo valor en dólares). Como el Estado sale a poner 1000 millones de dólares para comprar bonos en dólares, éstos suben su cotización en dólares en relación a su cotización en pesos, de manera tal que la relación entre ambos - que fija el valor del dólar financiero - desciende.
La verdadera crítica a la operatoria surge de cuestionar si el actual momento relativamente crítico de reservas internacionales, da margen para sacrificar parte de ellas en el presente con el objeto de bajar el dólar financiero y ahorrarse futuros desembolsos de pagos de deudas. Una pregunta que no tiene una respuesta predefinida y que es materia opinable. Lo cierto es que todas las administraciones han intervenido en el mercado paralelo para intentar contener las presiones enfrentando un costo en materia de reservas que, en este caso, genera un ahorro futuro en materia de pagos de deuda.
@AndresAsiain