Una posición humana            6 puntos

A Human Position; Noruega, 2022

Dirección y guion: Anders Emblem.

Duración: 78 minutos.

Intérpretes: Amalie Ibsen Jensen, Maria Agwumaro, Lars Halvor Andreassen, Pål Bakke.

Estreno en MUBI.

Minimalista como el diseño de las sillas que la protagonista adora coleccionar, Una posición humana, segundo largometraje del noruego Anders Emblem, se impone como un estudio de personaje en el cual los tonos reposados y silenciosos le ganan la partida a cualquier chisporroteo narrativo o formal. De hecho, es poco lo que sabe y se sabrá de Asta, joven periodista de una pequeña ciudad noruega con vista al mar, excepto que vive en un cómodo y amplio departamento con Live, su compañera de cuarto (¿y novia?), y un gato. Sin embargo, rápidamente, deduciéndolo a partir de pequeños gestos cotidianos y un semblante tristón que podría ser estricta depresión, el espectador cae en la cuenta de que algún hecho traumático reciente ha alterado en cierta medida la vida de Asta. “Me alegra que estés de regreso, comenzando de nuevo”, le dice su editor en el periódico donde trabaja, tipeando artículos sobre la oferta turística de una compañía de cruceros, las denuncias de un grupo de estudiantes ante un desarrollo urbanístico que corromperá la cultura edilicia del lugar o un accidente automovilístico de los que seguramente hay pocos.

Visto desde la perspectiva económica y social de un país como la Argentina, las preocupaciones generales de Asta y de quienes la rodean se asemejan a un juego de niños. El realizador es consciente de ello y, en un diálogo tardío, la protagonista se pregunta si es posible quejarse del estado de bienestar que la rodea. Pero las noches blancas del verano nórdico son tan apacibles que pueden llegar a provocar la desazón. ¿Y acaso su relación sentimental no está también estancada, lejos de las promesas de eternidad que tal vez se pronunciaron no mucho tiempo atrás? Quizás por ello se interesa ante una posible noticia que sus jefes han dejado de lado, el caso de un inmigrante que, luego de diez años de inserción laboral en el país, es devuelto forzosamente a su tierra de origen por causas que poco y nada parecen tener que ver con su comportamiento personal.

Estrenada en el Festival de Rotterdam en la sección Bright Future, dedicada al cine más arriesgado en términos narrativos, Una posición humana aparenta tener cierta falta de ambiciones. Sin embargo, como en una miniatura que sólo entrega sus virtudes cuando se la observa muy detenidamente, poniendo atención a cada uno de los detalles, el film esconde en sus patrones rítmicos y visuales una reflexión sobre un instante particular en la existencia de un ser humano que podría transformarse en bisagra. Tal vez no de manera explosiva, pero sí definitiva. No es casual que Asta y Live vean en la televisión una película de Ozu: el cine también puede ser el reservorio de todo aquello que suele relegarse como insustancial pero es central en el transcurso de cualquier vida.