“Culpables” dijo la sentencia contra la madre de Lucio Dupuy y su pareja. Culpables de abusar de él (no la madre), torturarlo y asesinarlo.

En algunos medios y en las redes sociales hace días que viene construyéndose otro culpable, el feminismo especialmente, aunque algunos también señalan al kirchnerismo. Hoy alguna usuaria llegó a comparar el asesinato del niño con llevar a una niña a una marcha feminista, otros dijeron que la violencia no tiene género o que se le echa la culpa al patriarcado de todo.

Se acusa al feminismo de no hablar del caso, de no darle lugar en los medios. La semana pasada Marina Abiuzo, editora de género de TN, tuvo que cerrar su cuenta en Twitter por los ataques que recibió, acusada de impedir la cobertura del tema. Falso. Como se ha dicho para quien quisiera oír, el caso no tuvo tanta cobertura mediática ya que la justicia decidió resguardar la intimidad de Lucio, por ser menor de edad, y de su familia. De hecho la cobertura del caso recibió fuertes críticas en 2021 por parte de organismos especializados en infancias, debido a la sobreexposición de detalles morbosos revelados a partir de la autopsia. Justamente quienes dicen estar conmovidos hoy y pedir justicia por Lucio no dudan en exponer más detalles de las torturas sufridas como si eso hiciera algo por Lucio y sus seres queridos.

La sentencia no parece ser suficiente porque, por supuesto, ninguna condena, ni siquiera la más correcta dentro de los marcos normativos actuales, devolverá a Lucio, como se ocupó de decir su abuelo. Pero lo que la sentencia parece no lograr devolver, además, es un poco de cordura a quienes aprovechan cualquier excusa para exponer su misoginia, su lesbofobia, su odio racial y de clase.

¿Qué habría pasado si los culpables hubieran sido hombres? Se preguntan algunos y se contestan solos que seguramente habrían sido linchados ya por el feminismo. Lo que hubiera pasado es lo que pasa habitualmente porque las estadísticas dan cuenta de que estos abusos y violencias en general son cometidos por varones. Muchos casos ni siquiera llegan a los medios. Lo raro de éste es, además de su extrema crueldad, que hayan sido dos lesbianas las culpables, no porque las mujeres o las lesbianas sean incapaces de la violencia. De hecho algunos análisis hablan de un aumento de la violencia de las mujeres en contexto de pandemia.

Contrariamente a lo que estos odiadores seriales pregonan, han sido y siguen siendo los feminismos los que históricamente se han ocupado de visibilizar la violencia contra les niñes, de luchar por sus cuidados, de denunciar a la justicia que no actúa en casos de abuso sexual en los que los niños y niñas son obligados a revincularse con sus padres acusados de violación, de pedir educación sexual integral para que tengan herramientas para evitar o pedir ayuda ante esas situaciones, entre muchas otras cosas. Porque los feminismos no son un movimiento en defensa de LA MUJER como ente esencial puro y bueno sino que son un movimiento de reivindicación de los derechos de las mujeres, sí, pero también de lucha contra las desigualdades de quienes son víctimas de este sistema de opresión que se ha dado en llamar patriarcado, y los niños y niñas conforman uno de esos grupos vulnerados.

Cuando los feminismos reclaman por una reforma judicial feminista, están pidiendo, también, una justicia que escuche a les niñes y garantice sus derechos, algo que en este caso faltó. También fallaron, como se ha dicho, todas las alarmas de los sistemas de Salud y Educación, de los sistemas de protección de la infancia, instituciones ante las que ese niño circuló mientras era torturado y en las que nadie vio nada; y si vio, no hizo nada. Debería investigarse lo que hicieron estas instituciones y lo que no, si queremos realmente que no haya más Lucios.

Los casos de violencia contra niñas, niños y adolescentes no son una rareza. La sociedad en que vivimos produce también violencia contra las infancias y los abusos más aberrantes. En 2022 el 54,1% por ciento de las consultas al 102 (21.319 llamados) fue por situaciones de violencia hacia niñas, niños y adolescentes. Esta línea es un servicio de atención para la promoción, protección y difusión de los derechos de niñas, niños y adolescentes y funciona en todo el país. Al momento del asesinato de Lucio, La Pampa era la única provincia en la que no había línea 102.

Por Lucio --como en su momento por el femicidio de Micaela--, se presentó el proyecto de Ley de Creación del Plan Federal de Capacitación sobre Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes para formar a agentes del Estado y fue votado por unanimidad en la Cámara de Diputados en noviembre pasado. Falta la aprobación en el Senado, que lo trataría en extraordinarias. Todo llega tarde para él, pero no para otros que hoy mismo sufren violencias múltiples, inclusive por parte de quienes deben cuidarlos.