Entre gallos y medianoche, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta hizo cambios en el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, que está virtualmente acéfalo desde que Marcelo D’Alessandro debió ensayar una salida elegante y tomarse licencia por el escándalo que ocasionó la filtración de chats que habría intercambiado, entre otros, con el vocero del supremo Horacio Rosatti. Sin los característicos anuncios de la administración porteña, ascendieron a secretaria de Seguridad a Elizabeth Caamaño, un cuadro técnico ligado a Eugenio Burzaco –exjefe de la Policía Metropolitana.
La presentación en sociedad de Caamaño como secretaria de Seguridad --que, en la práctica, será responsable de la Policía de la Ciudad-- fue más bien austera: participó en un acto de reparación a dos víctimas de un robo, a quienes les devolvieron las bicicletas que les habían sustraído. No hubo felicitaciones públicas ni nada que pudiera hacer que el ojo público se centrara en el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño –que está a cargo del jefe de gabinete Felipe Miguel mientras dure la licencia de D’Alessandro.
Caamaño ocupaba la subsecretaría de Seguridad y Orden Público, pero la Secretaría estaba vacante desde que empezó el juego de la silla en esa cartera con la salida de Martín Ocampo, su reemplazo por Diego Santilli –mientras ejercía de vicejefe porteño– y luego el ascenso de D’Alessandro cuando Santilli asumió como diputado nacional.
“No se dimensiona la gravedad de estar sin ministro de Seguridad”, dice la legisladora del Frente de Todos Claudia Neira, que ejerce como vicepresidenta de la comisión de Seguridad en la Legislatura porteña. “Evidentemente se está ante una situación que no resiste más y, como no quieren poner en debate la situación del Ministerio, hicieron el nombramiento sin ninguna difusión”, resalta.
Caamaño es abogada y, desde hace más de quince años, forma parte de los equipos del PRO. Estuvo en la Fundación Pensar después de un pase breve por la UFI AMIA mientras estaba a cargo de Alberto Nisman. Dentro del macrismo es parte del riñón de Burzaco, a quien acompañó en la tarea legislativa y como jefe de la Policía Metropolitana. Estuvo también a cargo del área de Seguridad del Municipio de Lomas de Zamora durante la gestión de Martín Insaurralde, pero siempre siguió respondiendo a Burzaco.
En 2015, cuando Mauricio Macri llegó a la presidencia, Burzaco asumió como secretario de Seguridad de Patricia Bullrich. Los roces entre ambos no tardaron en salir a la superficie, pero ganó la ministra, que terminó encapsulando a Burzaco y empoderando a Gerardo Milman. Burzaco llevó consigo a Caamaño, quien estuvo a cargo de dos subsecretarías. El 10 de diciembre de 2019, cuando dejó la gestión nacional, escribió un tuit agradeciéndoles a Macri y a Burzaco. No tuvo ese gesto con Bullrich.
Todo va a tono con la pulseada descarnada que se da al interior del PRO y que se dirime mayoritariamente en la arena securitaria. Si bien Rodríguez Larreta tuvo que mandar a cuarteles de invierno a su ministro, no cede lugares al sector más ligado a la presidenta del PRO –quien se vio jaqueada en las últimas horas por Florencia Arietto, que la terminó responsabilizando por las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.