El cardenal australiano George Pell, uno de los asesores de mayor rango del papa Francisco, se presentará esta semana ante un tribunal de la ciudad australiana de Melbourne, en su estado natal de Victoria, para hacer frente a cargos de abuso sexual de menores.
La policía del estado australiano de Victoria acusó el mes pasado a Pell de numerosos delitos sexuales en base a denuncias presentadas en el pasado en ese país, donde ese tipo de crímenes “no prescribe aunque haya sido cometido hace mucho tiempo”.
Agentes de esa fuerza de seguridad se negaron a precisar el contenido de las acusaciones, mientras que el tribunal de Melbourne impuso un “bloqueo informativo” a los detalles del caso.
Pell, de 76 años, es el clérigo más prominente del Vaticano acusado por abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica, aunque rechazó las imputaciones y defiende su inocencia.
El cardenal se tomó una licencia en el Vaticano y a principios de julio arribó a Australia para defenderse ante la Corte de Magistrados de Melbourne, donde se prevé que el miércoles próximo tenga lugar una audiencia preliminar.
“Deseo tener por fin la oportunidad de comparecer ante la justicia. La idea de abusos sexuales me parece detestable”, dijo el mismo Pell, quien se había trasladado a Roma en 2014 para trabajar al lado de Francisco y actualmente dirige el Secretariado de Economía del Vaticano, además de formar parte del panel cardenalicio de nueve miembros que asesora al pontífice en materia de reformas eclesiásticas.
En Australia, una Comisión Real investiga desde 2013 los supuestos casos de abuso sexual a menores en iglesias e instituciones católicas.
De acuerdo con un informe publicado en febrero pasado, “el siete por ciento de los sacerdotes que había en Australia entre 1950 y 2010 abusó sexualmente de niños en más de 1.000 instituciones”. Pell declaró en reiteradas oportunidades ante la comisión, pero generalmente sobre la forma en que había manejado casos de abuso que implicaban a religiosos bajo su jurisdicción y lo único que admitió fue “haber cometido un error al confiar más en los sacerdotes que en las víctimas”.
Mientras que Pell se queja de ser víctima de ataques “despiadados”, la policía de Victoria asegura que “se respetaron los procedimientos” y que el cardenal “fue tratado de la misma manera que cualquier otra persona”.
“El abuso sexual prospera cuando se permite que crezca en secreto”, dijo la red de supervivientes de abusos sexuales SNAP.