En el límite de Tigre y Escobar, entre la calle Brasil y la desembocadura del Arroyo Garín en el Canal Villanueva, existe un territorio indígena comunitario, de una hectárea, que conserva restos arqueológicos indígenas de mil años de antigüedad. Su nombre es Punta Querandí, el primer sitio sagrado de la provincia de Buenos Aires que logró la restitución de sus ancestros. 

Desde hace casi dos décadas, Punta Querandí es un sitio protegido por familias de pueblos originarios (guaraní, kolla, qom y otras identidades) que allí desarrollan su espiritualidad y sus culturas porque lo consideran un territorio sagrado. Recién fue reconocido como tal por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) en 2021, aunque la comunidad se reune allí desde 2004. 

Adiós humedales

Las tierras comunitarias que hoy en día son un espacio de encuentro para la Comunidad Indígena de Punta Querandí son parte de una región mayor de humedales del río Luján y del Delta del Paraná, que ancestralmente fueron habitadas por los pueblos querandí, guaraní y chaná. Debido a la destrucción masiva de humedales y campos desde la década del ’90 a causa del negocio inmobiliario de barrios privados, muchos cementerios indígenas han sido destruidos (como Garín y Sarandí), otros cientos quedan sin identificar, y otros espacios están amenazados. 

Punta Querandí solicitó una audiencia con el decano de la Facultad de Ciencias Naturales de La Plata, Eduardo Kruse, con el objetivo de reclamar la devolución de los restos de 42 ancestros y ancestras que guarda esa institución para que descansen en paz en su territorio, hoy parte de Nordelta. La aprobación del pedido por parte del INAI fue hace exactamente un año, y, cuando los cuerpos sean devueltos, se tratará de la restitución de ancestros más grande en la historia de nuestro país. 

Este diario se comunicó con la facultad platense para consultar sus planes y sus tiempos ante la solicitud, pero al cierre de esta edición no había recibido respuesta alguna. 

Un entierro anterior en Punta Querandí. Foto: gentileza Leo Crovetto 

"Espíritus profanados"

Buenos Aires 12 indagó sobre la historia de Punta Querandí, ese territorio"E que entienden como un lugar educativo y sagrado donde desarrollan su espiritualidad y sus culturas a través de talleres de enseñanza abiertos a todo aquel que quiera conocerlos, además de su largo proceso de lucha contra los negociados inmobiliarios sobre el espacio, a través de las palabras y los medios de los voceros legítimos de la comunidad, aquellos que están autorizados por todos para hablar en público del difícil proceso legal que enfrentan. 

La historia se remonta a 2004, a partir de la aparición de “restos arqueológicos” (con comillas, así definidos en la página web de la comunidad) en Punta Querandí. A raíz del descubrimiento, sumado a la anterior destrucción del cementerio indígena conocido como “sitio Garín” por la construcción del country Santa Catalina en el año 2000, a solo cien metros de distancia del acontecimiento, es que familias indígenas deciden comenzar a intentar rescatar el territorio restante. Aunque algunos miembros de la comunidad visitaban el lugar frecuentemente desde fines de la década del ’60, era de manera esporádica. En sus propias palabras, fueron los" espíritus de sus ancestros siendo profanados" los que los llevaron a organizarse como comunidad.

En esa época, una empresa inmobiliaria tenía el proyecto de hacer un embarcadero para yates en ese territorio. Además de una resistencia física contra las máquinas, ganada, comenzó a generarse un movimiento cultural de recuperación de tradiciones, de reivindicación, lenguas y ceremonias indígenas. Así fue que Punta Querandí se erigió como un lugar de referencia y encuentro para varias familias indígenas. Si bien no habitan ahí de manera formal, continúan sus tradiciones en el espacio a diario. En noviembre de 2020 lograron firmar un acuerdo con la Municipalidad de Tigre que reconoce su estatuto, lo que fue vivido como un gran triunfo para la comunidad. 

En 2009 comenzaron las presentaciones formales para la recuperación de cuerpos en manos de los arqueólogos, apropiados aún antes de la destrucción. Los cuerpos fueron excavados décadas atrás, pero las excavaciones arruinaron el territorio completamente. Más tarde, las obras inmobiliarias arrasaron con lo que quedaba, dejando atrás cementerios enteros que no estaban detectados. 

El primer sitio

Fue un proceso largo. Los arqueólogos de la región no mostraban una postura favorable a estos temas, además de tener a las empresas imobiliarias en contra. El pedido de devolución de 8 ancestros fue aprobado por el INAI en 2019, y les fueron devueltos en 2021. Estos primeros cuerpos estaban guardados en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, pero bajo la gestión del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Los querandies pudieron enterrar los 8 cuerpos bajo sus creencias en julio y diciembre de ese mismo año. En base a eso, se convirtieron en el primer sitio de la Provincia de Buenos Aires en lograr la restitución de sus ancestros.

Esta medida forma parte de un intento de proceso de reparación histórica a los pueblos originarios. Desde hace varias décadas, los pueblos originarios tienen derecho a reclamar que los ancestros expropiados descansen en un territorio sagrado. Sin embargo, los restos humanos que habían sido devueltos habían ocurrido mayoritariamente en la Patagonia, pero hasta ahora, nunca había sucedido que comunidades pidan cuerpos que fueron sacados de sitios del Gran Buenos Aires o Area metropolitana, culturalmente autoproclamada la zona más "europea" del país. Pero más allá de las leyes y las proclamas, o las primeras veces, lo que significa para esa comunidad espiritualmente es mucho más. 

Santiago Chara forma parte del Consejo de Ancianos de Punta Querandí, y además es cacique de la comunidad qom Ramón Chara de Benavidez. Es uno de los adultos mayores autorizados por toda la comunidad para hablar en representación de todos. 

"No tendría que haber salido ningún cuerpo del lugar. Es algo que está muy mal para nosotros, y para cualquier ser humano. Al pedir la restitución, estamos queriendo que el lugar se vuelva a completar. Nos sentimos incompletos sin los hermanos que faltan. Cuando vuelvan nuestros ancestros al lugar nos vamos a sentir más completos, en todo sentido", afirma.

Las señales

Para entender el significado del reclamo, basta con recordar qué los llevó a encontrarse como comunidad en Punta Querandí: la aparición de sus ancestros en formato de resto, y la necesidad de protegerlos y honrarlos. "Acá fuimos traídos por los mismos ancestros. Sus espíritus nos mueven, nos dan señales. Los pueblos indígenas se manejan con señales, por lo menos los nuestros. Y cada uno trae una señal distinta, según el lugar de donde vienen", afirma Santiago. 

"Nos sentimos bastante felices de que esto se nos esté dando, a pesar de haber tenido viento en contra por parte del Estado, que siempre hizo oídos sordos. Ultimamente estamos logrando muchos reclamos que nos favorecen, en comparación con las demás comunidades. Sabemos que otras comunidades están pidiendo cosas y se les hace más difícil", aclara. 

A raíz de los aciertos, la comunidad continúa peleando por los 42 cuerpos restantes que corresponden al Arroyo Sarandí, excavados por Samuel Lothrop en 1925, los cuales, según el investigador Mariano Bonomo, se encuentran en el Museo de La Plata, que depende de la Universidad Nacional de La Plata. 

En el documento oficial de pedido de restitución firmado por la comunidad se cita un informe sobre la colección de Lothrop, el excavador, con fecha de junio de 2013, donde se afirma que los restos "fueron puestos en cajones que se remitieron al MLP, donde hoy están en guarda en la División Antropología, junto a los esqueletos de El Cerrillo y los de Arroyo Malo excavados por Pablo Gaggero". 

¿También la CIA?

La historia de Lothrop es curiosa, ya que se lo ha vinculado con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), utilizando su carrera como una fachada para recolectar información estratégica en los países que recorría. Fernando Miguel Pepe, el antropólogo coordinador del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y protección de Sitios Sagrados, expresó a la agencia Télam que Lothrop "fue uno de los pocos extranjeros a quienes se autorizó a conducir excavaciones en territorio argentino. Aunque aún no se desclasificaron documentos que lo involucren con su trabajo en la CIA en Argentina, sí salieron a la luz su labor durante décadas para esa agencia y otras, en otros países que visitaba como arqueólogo".

La Comunidad Indígena de Punta Querandí en la nota presentada al Museo de La Plata destacó que "a un año de este hecho, solicitamos a las máximas autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata avanzar en este proceso para que los ancestros provenientes del sitio Arroyo Sarandí dejen de estar retenidos en la casa de estudios y puedan volver a sus territorios". 

Si bien el documento está dirigido al decano de la Facultad de Ciencias Naturales y a las máximas autoridades responsables del museo, no son ellos los que están demorando el pedido per se. La aprobación del INAI por la restitución ya lleva más de un año, y el pedido de audiencia busca abrir la primera vía de comunicación entre la comunidad y la Facultad de Ciencias Naturales para intentar agilizar el proceso. La Facultad de La Plata fue contactada, pero no se obtuvo respuesta a este medio. 

Estacionamiento

Santiago tiene confianza en sus reclamos por todo el apoyo que están recibiendo, no solamente del trabajo realizador por su gestor y el de la comunidad misma, sino también de comunidades hermanas que apoyan la causa. "Esto sin nombrar a los espíritus de los abuelos, que ellos son los que están trabajando en realidad. Nosotros solamente hacemos cosas que ellos nos piden", afirma. 

Los restos humanos de los ancestros de Punta Querandí que defiende la comunidad se espera que sean enterrados en el antiguo Arroyo Sarandí, territorio sagrado destruido en 1999 durante la construcción del barrio privado Las Caletas de Nordelta. Actualmente, ese sector no corresponde a una vivienda particular, sino a un área con acceso público que es utilizada como playa de estacionamiento, por lo que la comunidad de Punta Querandí afirma que es viable una remodelación que permita el reentierro.