Por motivo de su trayectoria orbital, el C/2022 E3 (ZTF), conocido también como “cometa verde”, este domingo 5 de febrero, entre las 21 y las 23, y a pocos grados de altura sobre el horizonte norte, comenzaría a verse en la Argentina.
En esos momentos se ubicará ligeramente “a la izquierda y abajo” de la famosa estrella Capella: la sexta más brillante del cielo nocturno. “Una referencia inmejorable”, destacó Mariano Ribas, Coordinador del Área de Divulgación Científica del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei.
Luego, día tras día, el cometa irá ganando altura y hasta el 8 de febrero transitará la constelación de Auriga. Este último día, hacia las 21, se ubicará a unos 20 a 22 grados de altura sobre el horizonte de Buenos Aires y alrededores (en otras zonas del país habrá pequeñas diferencias de horario y altura).
A partir del 9 de febrero, “desfilará” por la constelación de Tauro, donde, entre otras cosas, tendrá un encuentro aparente con Marte, los días 10 y 11. “Para entenderlo mejor, hay que tener en cuenta que el cometa tuvo su mayor acercamiento a la Tierra el 1 de febrero. Desde ese momento, se irá alejando, y perdiendo brillo”, aclararon desde el Planetario.
E indicaron que “a medida que gane altura sobre nuestro horizonte norte”, el cometa verde “escapará” de la “peor” zona del firmamento, es decir, la de mayor absorción atmosférica y contaminación lumínica. Por eso, los días que en principio darían a los ciudadanos el mejor “costo/beneficio” serán del 8 al 12. “O quizás, hasta el 14 o 15, cuando ya se ubicará cerca de la brillante, rojiza y famosa estrella Aldebarán”, determinaron.
Cometa verde: ¿se verá a simple vista?
A fines de enero, un grupo de observadores boreales reportaron que el brillo del cometa ZTF se ubica en magnitud 5, y subrayaron que cuando entre en cielo argentino, podría mantener un brillo similar. De ser así, eso significa que no se verá a simple vista en el cielo de Buenos Aires, o de cualquier otra ciudad grande o mediana.
En ese contexto, Ribas trajo al presente el caso del cometa Leonard (C/2021 A1), que hace poco más de un año (en diciembre de 2021) llegó a magnitud 4 (o alguna décima más), y que “aun así no se pudo ver a ojo desnudo en nuestra ciudad”.
“Todo indica, entonces, que para ver al cometa ZTF los observadores urbanos necesitarán binoculares (o un telescopio, si lo tuvieran). E incluso en ese caso, difícilmente se vea más que una muy pálida manchita elongada”, aseveró.
No obstante, se mostró optimista respecto a una posibilidad diferente: la de observar al cometa verde alejados de las grandes ciudades y su contaminación lumínica. “Podría verse a simple vista en zonas alejadas, débilmente, como si fuera una diminuta nubecita perdida en el cielo estrellado”, comentó.
“De más está decir que, si nada raro ocurre, en esos mismos lugares oscuros, el cometa debería verse muy bien con binoculares y telescopios, desplegando ante el observador una cola de varios grados de largo. Y ni hablar en astrofotografías de larga exposición”, afirmó. En conclusión, sostuvo que “para ver al cometa lo mejor posible, habrá que alejarse de las ciudades, y buscar un lugar oscuro y a cielo abierto".