La ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad bonaerense Estela Díaz se refirió este lunes a la causa por la violación y femicidio de Lucía Pérez —ocurrido en Mar del Plata en octubre de 2016, por el que mañana comienza el segundo juicio— y aseguró que “la impunidad” que hubo hasta este momento por el crimen “duplica el dolor” de los familiares y allegados.
Esta afirmación tuvo lugar después de ser consultada por el nuevo juicio, que tendrá nuevamente como acusados a Matías Farías y Juan Pablo Offidani, señalados por "abuso sexual con acceso carnal, agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio". El proceso se extenderá por al menos dos semanas, con la declaración de casi 50 testigos y lo llevará a cabo el TOC 2 marplatense.
“La expectativa es que se haga justicia. Eso es lo que han pedido incansablemente Marta y Guillermo. Toda la sociedad pide justicia. Las personas que hoy están procesadas fueron condenadas en su momento por comercialización de estupefacientes, pero no por el femicidio de Lucía. Lo que allí funcionó, claramente, son todos los prejuicios de género”, señaló la funcionaria.
Luego, agregó: “Se debatió mucho en torno al consentimiento, a la participación y voluntad de Lucía en su propio asesinato. Ese fue el resultado que los absolvió en el femicidio. De hecho, tenemos a los camaristas que participaron en un proceso de jury. Porque ellos hacen mala praxis y para la familia es tremenda. Porque la impunidad duplica el dolor”.
“Estamos con mucha expectativa. Acompañando. Aquí se jugaron todos los prejuicios, revictimizando a una adolescente, diciendo las cuestiones que escribía o no escribía en el chat. Estos adultos mayores usaban el consumo como forma de cooptación para luego abusar al extremo, como fue el caso de Lucía”, comentó.
Y finalizó: “Ninguna de estas cuestiones fueron puestas en consideración. Funcionaron los prejuicios, de que si ella era activa sexualmente, entonces no podía ser violada. Hemos vivido esto en la historia de la humanidad. Todo ese prejuicio cultural sigue muy presente cuando hay situaciones de estas características. Hay que terminar con las conductas donde el cuerpo de las mujeres es un territorio que puede violentarse”.