Después de que un trágico terremoto de magnitud 7,8 azotó el sur de Turquía y el norte de Siria, la situación social y humanitaria es caótica. En algunas provincias se demoraron las tareas de inicio de rescate, mientras que las comunicaciones y las rutas están cortadas y el miedo a una réplica se expande por todo el territorio.
Así lo explicó por AM750 Celeste Panelo, una joven de 32 años que nació en Argentina y que hace 10 años vive en Esmirna, Turquía. Entrevistada por Víctor Hugo Morales explicó que si bien en donde viven no sintieron el sismo, el epicentro fue cerca de la ciudad donde vive la familia de su marido.
“Mi marido es de Hatay. Nosotros tenemos 15 familiares muertos por parte de mi marido. Fue horrible. Una tragedia. No nos podemos comunicar con nadie. A la casa que tenemos, en Antioquía, se le cayeron las paredes. Gracias a dios no estamos ahí”, empezó relatando Panelo.
En tanto, señaló la lentitud del operativo de seguridad después del sismo: “Recién ahora en Hatay están movilizándose para hacer el rescate. Esto pasó a las 5 de la madrugada. Hay personas desde hace muchas horas debajo de los escombros”.
“Yo por lo que veo en las noticias hay muchos ciudadanos que están con baldes, palas, que se meten en los agujeros para sacar a la gente. Mucha gente atrapada, muchos muertos. Hay mucha angustia. Los familiares sacan a sus propios hijos muertos, madres muertas, padres muertos. Es horrible”, relató con crudeza.
Panelo contó que vivió durante tres años en Hatay, pero que nunca presenciaron allí un terremoto. De hecho, explicó que dentro de Turquía es la zona menos propensa a padecer estos fenómenos naturales. Sin embargo, Panelo cuenta que sí le tocó vivir el terremoto del 2020 en Esmirna.
“Por lo general, en la parte de Hatay no es de haber terremotos. Donde yo vivo suelen suceder más. Hay mucha angustia. Porque no sabes. Hoy pasó allá, pero puede pasar mañana acá”, comentó al respecto.
Y añadió: “Yo viví en Hatay como tres años y no hubo terremotos. Cuando me mudé a Esmirna hubo un terremoto con muchos muertos. Eso sí lo viví acá. Estábamos en casa con mis chicos”.
“No se lo deseo a nadie, ni al peor enemigo. Es horrible lo que se está viviendo acá. Están todos muy afligidos, con miedo y desesperación. Preparan las valijas y las dejan la lado de la puerta. Hay gente durmiendo en los coches”, contó.
Luego, finalizó: “Los edificios son históricos. Son edificios viejos. Y, por lo que vi, los edificios nuevos que hacen no son muy confiables. Toda la gente está durmiendo en autos, en carpas. La gente no entra por el miedo que hay”.