En la disco Le Brique de Villa Gesell, donde hace casi tres años Fernando Báez Sosa fue asesinado por el grupo de rugbiers que este lunes fueron condenados, alrededor de 500 personas se reunieron para escuchar el veredicto. Un cántico, antes de la lectura del veredicto, que resonaba con fuerza los unía: "Perpetua, perpetua, perpetua".
El nutrido grupo de personas en la puerta de la disco siguió instancias del juicio de dos maneras: algunos grupos se informaban de lo que pasaba a través de sus teléfonos celulares, mientras que otros se reunían alrededor de autos que sintonizaban la radio a todo volumen.
Cuando se conoció el veredicto, que condenó a cinco de los rugbiers a prisión perpetua y a otros tres a 15 años de prisión bajo la figura de partícipes secundarios, hubo reacciones disímiles.
Por un lado, al conocerse la lectura de las sentencias, hubo aplausos. Esa fue la reacción mayoritaria, pero también se escucharon quejas, gritos y reclamos cuando se leyó la sentencia de los rugbiers que recibieron la condena de 15 años por partícipes secundarios.
La Policía había cortado horas antes de la lectura del fallo el tránsito en las esquinas a una cuadra de la disco. No hubo ningún tipo de incidentes. Luego del veredicto, las personas que se habían acercado al sitio del asesinato de Fernando se retiraron con total tranquilidad del lugar.