La chaya riojana tiene un comienzo, la memoria ritual que trae cada febrero, pero nunca está claro cuando termina, es como si cuando se acaba ya estuviera empezando. No es solo el festival oficial que comenzará el próximo jueves, sino los patios donde la vidala chayera va pasando de generación en generación, como la harina en los cuerpos, la caja y la albahaca.
Una tradición que se mantiene a flor de piel y que da sentido a que el reconocido músico y poeta Pancho Cabral haya creado junto a su familia la bandera de la chaya.
El patio de Pancho y Beatriz (su compañera que danza en el cielo chayero junto a la bandera que diseñó) es uno de los lugares más exquisitos de la fiesta riojana. Músicos, poetas, bailarines, artistas concurren cada febrero desde todo los rincones el país para compartir junto a la leyenda de la canción latinoamericana.
En ese patio nació la Bandera. La idea inicial era identificar a la barra de amigos. Tomaron todos los elementos identitarios, explicó Pancho: la albahaca, la harina y la algarroba. Con ellos, junto a Beatriz diseñó una bandera con los colores: en la parte superior, verde (albahaca), en el centro el blanco (harina), y abajo, el amarillo ocre (algarroba).
"A ello agregó en el centro de la bandera la imagen de una caja chayera, un elemento que define el canto primitivo y ancestral, que es la vidala, acompañado por los dos palitos que golpean la caja en forma cruzada, para que el canto de las nuevas generaciones vaya a los cuatro rumbos, custodiada por dos ramas de albahaca, que no están cerradas, en un claro mensaje para los jóvenes para que canten las viejas vidalas anónimas, pero, que pongan sus nuevas coplas”, explicó.
En este sentido, Pancho Cabral comentó a La Rioja 12, “Los jóvenes cantan las coplas antiguas, las coplas anónimas que llegaron con el romancero español que después fueron transformándose, quedó esa estructura poética, pero ya con el paisaje nuestro, los músicos, los cantores populares la fueron transformando y poniéndoles el paisaje de aquí, las expresiones idiomáticas que nos identifican y así quedaron para los jóvenes, tomando ese canto original de la vidala, pero ahora diciendo sus nuevas coplas y por eso esa caja chayera en el centro de la bandera”, dijo emocionado.
Respecto a la identidad de un ritual que se vive en cada generación, el músico reflexionó: “Hay una continuidad que es la que le da las nuevas generaciones, hablábamos de las estructuras antiguas y de las vidalas anónimas, los jóvenes y los no jóvenes deben indefectiblemente apoyarse en esa estructura antigua y poner la nueva palabra que es la nueva palabra de la chaya, esa es la que le va a seguir dando la vivencia a través de los años a nuestro género que es la vidala y la vidala chayera”, dijo.Pancho Cabral que por estos días prepara una nueva fecha de su Chaya, no disimuló la emoción: “Es un orgullo que algo que haz pensado con tus familiares en tu casa, que naciera en el patio de nuestra casa, haya tomado la dimensión que ahora tiene y que es un símbolo identitario que logra emocionar a la gente, que a las autoridades les cuesta ver inmediatamente, pero esos procesos de creación tienen tiempo y un proceso de anclaje en la sociedad y en las personas que deben decidir, entonces cuando llegan a entenderse los pueblos tienen el símbolo que los representa, me emociona, como también a mi familia”.
La Chaya tiene su bandera, que desde hace un tiempo ondea en los patios riojanos, mixtura de harina y albahaca. Fue el diputado Mario Claudio Ruiz de Chilecito, quien presentó el proyecto que recientemente aprobó la provincia para declararla símbolo provincial. Fue precisamente en Chilecito donde un grupo de chayeros decidieron apropiarse de una bandera que nació en un patio, pero que está tejida con la memoria más popular de La Rioja.