Los laderos del ministro de Economía, Sergio Massa, vieron el comunicado de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio avisando que, de ganar, tendrán una herencia económica "bomba" y varios se sorprendieron. Comentaron que "ellos hipotecaron el país con una deuda escandalosa, que hablen de herencia es cínico". Según reconstruyó Página I12, fue ése el primer capítulo de algo que se volverá un método y que también tiene bajada de línea a la tropa desde Presidencia.
Según supo este diario, el Gobierno, desde diferentes sectores del Frente de Todos, saldrá a dar la pelea discursiva, en el marco de la campaña, sobre los resultados económicos de las gestiones de Alberto Fernández y Mauricio Macri. Aún en un escenario inflacionario preocupante, hay consenso para contrastar variables con la gestión de Macri, a la que identifican como plena de cifras negativas en un escenario sin guerra, pandemia ni sequía. Y la generadora, al fin y al cabo, del mayor problema de la macroeconomía: los 45 mil millones de dólares que le pidieron al Fondo Monetario para no terminar de manera anticipada el Gobierno y se competitivos en las elecciones del año 2019.
"Lo mejor que nos puede pasar es que hagan comunicados instalando el debate sobre las variables económicas", contó a este diario un ministro de alto rango que prepara números y estrategia para la contienda. El mismo dirigente asegura que "nosotros no escondemos los problemas que tenemos, pero ellos son incapaces, en el mano a mano, de reconocer los datos que muestran que vamos por el buen camino". Si bien Massa sabe que está al borde de incumplir con su promesa de llegar a abril con una inflación con el 3 adelante, la concordia política sobre el rumbo y la estabilidad post salida de Martín Guzmán reformularon el escenario y hoy, por necesidad, el centro parece estar en aflojar la metralla interna hacia los temas económicos. "Las diferencias se resuelven, hoy, puertas adentro, todos coincidimos en que el salario tiene que ganar más terreno, y es la premisa número uno del año", se sinceró un dirigente albertista.
Así las cosas, más allá de las tensiones aún reinantes y la posibilidad de que se institucionalice el Frente en la mesa política que ya convocó el Presidente, el Gobierno llegó a un punto de acuerdo en la identificación del enemigo político en los próximos comicios. Será un debate directo sobre la herencia del macrismo en todos los frentes, incluido el de la inflación, que según aseguran se duplicó en relación a la que dejó Cristina Fernández en 2015.
Así las cosas, en las próximas horas se verá a otros dirigentes cruzando el comunicado de la "herencia bomba de tiempo". Ya Antonio Aracre, ex ceo de Syngenta y actual jefe de asesores del Presidente salió a exponer en redes sociales la línea del endeudamiento récord de Juntos por el Cambio y lo condicionante que fue y será el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). No será el único.
Un comunicado con "serias inconsistencias"
El comunicado de Juntos, agregan en el Gobierno, tiene algunas contradicciones. La primera es que no muestra datos fehacientes; la segunda es que admite que la herencia del 2015 no fue negativa, hipótesis sobre la cual el macrismo venía trabajando. Y la última y más fuerte es que, incluso para los propios dirigentes de Juntos, el texto es casi una proclama de debilidad futura antes los acontecimientos autogenerados cuando Nicolás Dujovne fue al FMI. Allí avisan que, aún corrigiendo brúscamente con reformas laborales, tributarias y cortes de planes sociales, el escenario de vencimientos de deuda desde 2024 en adelante es la verdadera bomba.
En las últimas horas, Massa charló de los números con varios ministros de su entorno -entre ellos el viceministro Gabriel Rubinstein- centrado cien por cien en los temas de gestión, según aseguran quienes lo conocen. Hay en el Gobierno, además, la idea de reflejar que el macrismo ya hizo un ajuste que tenía la intención de generar "confianza" y, sin embargo, "hoy el mundo confía más en el país que durante su gestión".
En las líneas del kirchnerismo, el más activo en la línea de disputar en terreno económico es el gobernador bonaerense Axel Kicillof. De diálogo habitual con Massa aún con diferencias en algunos casos, tiene claro que el regreso del macrismo sería un problema infranqueable para la sociedad. Y fue el primero en identificar que la deuda que contrajo Juntos por el Cambio será el principal problema de la gestión que venga. Otro de los activos en esa premisa es Gabriel Katopodis, ministro de Obras, ex intendente de San Martín y cuadro con llegada a las tres patas del FDT. En la misma línea está el secretario de la Producción, José Ignacio De Mendiguren, que viene predicando hace tiempo que, en el marco de los problemas ya expresados, los números del crecimiento son buenos, que la industria está en nivel pre 2017 y que el flanco flojo sigue siendo la recomposición de los ingresos de los sectores más bajos.
El órden político, una salida
Cerca de Cristina Kirchner usan una frase que ella misma pronunció en uno de sus últimos discursos, y que pinta de manera sencilla las dificultades reales del futuro. La vicepresidenta dijo, palabras más o menos, que no es dificil ganar elecciones en la Argentina, sino que en los últimos tiempos el test real es la gobernabilidad en escenario locales e internacionales muy complejos para los emergentes.
"Necesitamos entender que la Argentina puede y va a prosperar siempre que creemos un triángulo con orden político, orden económico y orden social. Se trata de garantizar previsibilidad a la ciudadanía, a las familias, a los comerciantes, a trabajadores y productores", detalló a este diario un ministro que recorre los pasillos de la Rosada. Hoy, más allá de las diferencias, todas las patas del FDT coinciden en que el orden político es el que le pone coto a la inestabilidad, por eso Massa es uno de los más interesados en que se concrete la mesa política con el kirchnerismo y Presidencia.
Cerca de Massa entienden, además, que no hay campaña posible si no centra el Gobierno en el plan pleno de gestión de los 8 meses que quedan en el poder. En ese sentido, todos entienden que el asado de hace unas semanas en Merlo, con dirigentes de la provincia de Buenos Aires, ministros y el kirchnerismo es el modelo a seguir para alimentar una mesa de gestión y electoral que definirá, dato no menor, si habrá internas o candidato de consenso.