El Fondo Monetario Internacional (FMI) está convencido que Argentina y Brasil pondrán fin a sus respectivas recesiones. El organismo multilateral reiteró ayer su optimismo regional al publicar una revisión de su Panorama Económico Mundial. El documento difundido no incluye datos actualizados para la economía local pero estima que el PIB del principal socio económico del país crecerá 0,3 por ciento en 2017 y 1,4 por ciento en 2018. El primer dato sobre la actividad brasileña representa una mejora de 0,1 puntos que pronostican una reactivación más alta que la prevista por las consultoras brasileñas. La estimación para el año próximo fue revisada a la baja en 0,4 puntos. 

“La debilidad de la demanda doméstica y un incremento en la incertidumbre política se reflejarán en un ritmo más leve de recuperación”, expresa el informe al referirse al desempeño esperado de Brasil en 2018. Como las estadísticas publicadas por el organismo no ofrecen información desagregada sobre el resto de la región no es posible conocer si el Fondo espera que ese menor ritmo de crecimiento afecte a la economía argentina. Las últimas proyecciones disponibles para el país anotan una suba de 2,2 por ciento para diciembre y una mejora del 2,3 por ciento a fines del año próximo. 

“La recuperación del crecimiento global que pronosticamos en abril se asienta de forma más firme”, aseguró el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld (foto). La economía mundial crecerá, según estimó el organismo multilateral, 3,5 por ciento en 2017 y 3,6 por ciento en 2018. 

“La expansión del comercio internacional también ha repuntado y se proyecta que los volúmenes del comercio crecerán más rápido que el producto mundial en los dos próximos años. Pero persisten focos de debilidad entre los países de mediano y bajo ingreso, en particular en los exportadores de materias primas que continúan adaptándose a la contracción de los términos de intercambio”, sostiene Obstfeld. 

Desde la perspectiva del economista “los países latinoamericanos continúan luchando con un crecimiento subóptimo, y hemos recortado las proyecciones para la región para los dos próximos años”. Este año la economía de América latina en conjunto contabilizará un alza del 1,0 por ciento y el año próximo una suba de 1,9 por ciento. Ambos registros representan una baja de 0,1 por ciento. 

El informe no incluye datos desagregados para Argentina pero sostiene que “después de la contracción de 2016, se proyecta que la actividad económica en América latina se recupere de manera gradual entre 2017 y 2018 a medida que algunos países, incluyendo Argentina y Brasil, salgan de sus recesiones”. Por primera vez en más de quince años, Argentina y el FMI coinciden en las prioridades que debe asumir la política económica para ingresar en un sendero de crecimiento: bajar la inflación y reducir el déficit fiscal. “La continuidad del ajuste macroeconómico y los avances en el fortalecimiento del marco institucional ayudarán a apuntalar la confianza de los inversionistas en las metas fiscal y monetaria y a propiciar un repunte de la inversión privada”, consideró a comienzos de año el Fondo en uno de sus informes. Recortar el gasto público, reformar el sistema jubilatorio y la flexibilización laboral, forman parte de las sugerencias presentes en su primera revisión de la economía argentina desde 2006.