El dólar subió 24 centavos y cerró ayer a 17,90 pesos, precio máximo histórico. La cotización de la divisa aumentó 1,4 por ciento respecto del viernes, 6,0 por ciento en lo que va de julio y 15 por ciento desde que comenzó la escalada a mitad de mayo. El Gobierno tuvo que salir a intervenir en la plaza cambiaria para evitar que el tipo de cambio superé los 18 pesos. El Banco Provincia realizó importantes ventas sobre el final de la jornada para moderar las presiones sobre el dólar mayorista y ponerle un límite al minorista. El argumento oficial sigue siendo que los movimientos del tipo de cambio no preocupan ni generan efecto en la inflación. Pero no es así en la práctica. Los bancos públicos protagonizaron fuertes operaciones cambiarias en las últimas semanas para contener las tensiones. El incremento de la incertidumbre, no obstante, hace que las intervenciones sean insuficientes y crece semana a semana la demanda de divisas para refugio. Las proyecciones del mercado ya se calculan con un dólar arriba de los 20 pesos para los meses finales del año.
“Que se mueva el dólar no nos preocupa. Logramos sacarlo de la tapa de los diarios”, planteó en junio el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. “Los argentinos no se tienen que preocupar por el dólar”, dijo a comienzos de julio el presidente Mauricio Macri. “Estamos despreocupados del tema. Tenemos una política de flotación que nos permite disociar las subas del dólar de la inflación”, aseguró a mitad de julio el titular del Banco Central, Federico Sturznegger. El Gobierno intenta trasmitir hace dos meses una tranquilidad que el mercado no convalida. La cotización sigue marcando niveles record. El tipo de cambio mayorista finalizó ayer en 17,48 pesos, al subir 2 centavos. A mitad de la jornada, este dólar que compran y venden los bancos, las cerealeras y los grandes jugadores de la city estaba arriba de los 17,70 pesos. La oferta de dividas de los bancos públicos fue la que permitió moderar la suba inicial.
El equipo económico dice que no tiene motivos para incidir sobre el precio el dólar pero ayer dio una nueva orden para intentar contener el avance de la divisa. Uno de los principales problemas, según afirman economistas heterodoxos, es que el gobierno entregó gran parte de las herramientas para controlar el mercado cambiario. Entre las medidas de desregulación se destacaron los permisos para comprar divisas en forma ilimitada, las autorizaciones para que los capitales especulativos entren y salgan de la economía en el día y el desmantelamiento de organismos de control. Las reservas del Central, desde que comenzó la escalada del dólar, bajaron 4000 millones de dólares y la mayoría de las divisas de la entidad son deudas que deben devolverse. Las reservas se ubicaron ayer en 47.886 millones de dólares, al caer 272 millones.
Los sectores que apuestan por la suba del tipo de cambio aprovechan la incertidumbre e intentan acelerar el avance del dólar. El complejo agropecuario volvió a recortar su liquidación y registró despachos por 448 millones de dólares la semana pasada, con una reducción de 32 por ciento en relación con la semana previa y una merma del 11 por ciento respecto del mismo período del año pasado. Los datos fueron publicados por la cámara que agrupa a las principales cerealeras del país. La cotización del dólar blue, en tanto, superó ayer por primera vez los 18 pesos. Cerró en 18,05 pesos, al subir unos 9 centavos, desde los 17,96 pesos.
Las consultoras de la city, que se pasaron meses defendiendo la política de tasa de interés de Sturzenegger para contener la inflación, hicieron circular análisis en los que adelantan un impacto en los precios internos por la suba del dólar. Elypsis y Ecolatina fueron dos de las consultoras que ahora aseguran que el país no consiguió disociar movimientos del tipo de cambio de la inflación y estiman que en julio habrá un rebote de los precios, en particular, en alimentos. El piso sería una suba del 2 por ciento para este mes, con lo que se acumularían unos 14 puntos de inflación en siete meses, cuando la meta oficial es del 17 para todo el año.
El dólar es un factor de estrés permanente para la población. Los argentinos se acostumbraron a entender que cada vez que hay ruido en el mercado cambiario se aproxima una crisis. En el Gobierno saben que dejar subir el tipo de cambio antes de las elecciones no es viable en términos sociales y políticos. Pero las estrategias de desregulación y de apertura ilimitada se volvieron en contra y ahora le restan capacidad para controlar la dinámica cambiaria.
La tasa de interés en pesos que en el Central dicen que es la clave no tiene efecto para contener precios ni dólar. El viernes el rendimiento de las Lebacs alcanzó al 29 por ciento en el mercado secundario pero el tipo de cambio siguió subiendo. Pocos en el mercado siguen apostando por negocios en pesos e incluso los inversores bursátiles empiezan a vender acciones para pasarse a activos dolarizados. La bolsa porteña cerró ayer con baja del 0,9 por ciento y algunos ya aseguran que se pinchó la burbuja. Algunas firmas llegaron a caer hasta un 6 por ciento diario.