Se cumplieron 60 días de Dina Boluarte al frente del Gobierno en Perú luego de la destitución del presidente Pedro Castillo. Desde entonces se contabilizan más personas muertas que días de gobierno. Para la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Perú la represión “ha sido de una brutalidad sin precedentes en la historia de la democracia”. En las diferentes regiones y en Lima crecen las movilizaciones, los pueblos están en las calles exigiendo la renuncia de Dina Boluarte, la disolución del Congreso, y una nueva Constitución.
En su paso por Buenos Aires, invitada por la Fundación Rosa Luxemburgo, la socióloga y ministra de Mujeres y Pueblos Vulnerables del Perú durante la primera etapa del gobierno de Pedro Castillo, Anahí Durand, reflexionó sobre esta histórica crisis de régimen político e institucional que se agudiza a medida que pasan los días. Además, destacó el rol de las mujeres en el estallido popular y la necesidad de un proceso constituyente que ponga fin a la Constitución de la dictadura para abrir un nuevo momento en la sociedad peruana.
El Congreso no define una nueva fecha para las elecciones, Dina Boluarte no manifiesta ninguna intención de renunciar y las manifestaciones continúan ¿Cómo leer este escenario? ¿Son maniobras más para ponerse a tiro con la carrera electoral que para responder las demandas de la gente en la calle?
Sí, exactamente son los tres elementos que no varían, la gente sigue en la calle, no está dispuesta a irse a su casa. Hubo paro regional en Cusco, también en Huancayo, hubo una primera coordinación entre todas las delegaciones regionales aquí en Lima y el único acuerdo fue continuar la movilización y no parar hasta que Dina Boluarte se vaya. Se suman cada vez más regiones y distritos. La decisión de la gente está, no se van a ir a su casa hasta que no logren, por lo menos, uno de los objetivos y especialmente el primero que es la renuncia Dina Boluarte.
Pero la presidenta no quiere renunciar…
Ahí hay un cuello de botella porque dijo que la renuncia no estaba en su agenda y el Congreso se ha reunido y no ha llegado a ningún acuerdo, es obvio que no se quieren ir, ellos están dilatando lo más posible la fecha de las elecciones. El proyecto inicial que presentó el fujimorismo era para tener elecciones el 30 de diciembre del 2023 para que las nuevas autoridades asuman el 1º de mayo, ¡es un nivel de burla! Hace unos días la presidenta del Consejo de Ministros envió un proyecto al Ejecutivo, que es la última carta que queda, para adelantar las elecciones al 14 de octubre de este año y que las nuevas autoridades asuman el primero de enero. Tiendo a pensar que este proyecto va a tener que aprobarse y vamos a ver si eso calma la movilización. Se está generando un ambiente de mucha confrontación, ni siquiera polarizado, porque es es una mayoría la que está en la calle, pero sí un ambiente muy tenso de protesta y también de llamados a la violencia, porque claramente el Estado no gobierna, no se abastece, no tiene capacidad de generar un mínimo consenso.
¿Por qué pensás que Boluarte no renuncia?
Aunque gane tiempo va a tener que irse en algún momento y yo creo que su destino será enfrentar varios procesos judiciales. Supongo que ese cálculo también pesa en ella, pero creo que igual está aferrada al poder, se jugó bastante por estar ahí y no se quiere ir, está jugando con ganar tiempo para las elecciones y creo que su cálculo inmediato es irse a fin de año pero eso no va a pasar. Ella está personificando la muerte, la traición, la usurpación, todo eso que el pueblo en todos sus valores detesta porque son como las últimas cositas que te quedan si no tienes grandes privilegios. Por otra parte, lo único que la sostiene ahorita es el Parlamento porque si quisieran le meterían una moción de vacancia como hicieron con Pedro Castillo que le pusieron 3 impeachment en 15 meses, uno cada cuatro meses, y a esta señora ninguno. Yo creo que eso va a jugar de forma clave, además de la movilización popular y la comunidad internacional que también está jugando un rol importante.
¿ Aún así te parece que podría sostenerse en el poder como lo hizo Sebastián Piñera en Chile hasta el final de su mandato?
Podría, incluso con aislamiento internacional y movilización hacerla larga como lo hizo Piñera, pero aquí no tenemos la institucionalidad que tiene Chile y el Congreso en el momento en que la cosa se ponga electoral, y ella sea una carga muy pesada, le van a bajar el dedo, porque ella no tiene ninguna lealtad en el Congreso, no tiene cómo sostenerse y ahora que somos un régimen casi parlamentarista esto es clave.
Las feministas comunitarias antipatriarcales caracterizaron el golpe en Bolivia como un golpe racista y patriarcal. ¿Se podría hacer una lectura en la misma clave de lo que sucede en Perú?
Aunque yo creo que quizá aquí no se enuncie de esa manera porque Perú es un país muy conservador, efectivamente es un golpe racista y patriarcal que, además, entra en contradicción con quién es la cara de este golpe, que es Dina Boluarte que cada vez que puede recuerda que no la dejan gobernar por ser mujer. En su discurso habló del machismo en la sociedad y que los machirulos de la izquierda no la dejan gobernar. Es una burla y ella lo sabe perfectamente, o sea, ella sabe que está usando este discurso para generar alguna solidaridad y que a estas alturas ya no tienen ninguna, pero sí, el machismo que ha desatado y todo lo que representa. La violencia de la fuerza policial contra las mujeres, todos los días salen vídeos de policías golpeando a mujeres, lo que vimos en la Universidad de San Marcos, que no ha llegado a ser público porque creo que las mismas estudiantes están viendo cómo lo denuncian, pero hubo denuncias de tocamientos indebidos, revisiones en partes íntimas, cosas absolutamente innecesarias que la policía hizo cuando intervino San Marcos.
Las mujeres están en las calles, en los bloqueos ¿Cómo identificas su rol y organización en el estallido?
Creo que esta violencia patriarcal que trae el golpe está expuesta y la resistencia también tiene este componente feminista comunitario que planteas que es muy interesante porque además, trasciende claramente los feminismos que habíamos estado acostumbradas a ver aquí, por lo menos en Perú, como los más legitimados, los más públicos. Me tocó a mí cuando fui ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, tienes a todo este grupo de ONGs de la sociedad civil en el caso peruano que llevaron mucho la agenda feminista, siempre fueron casi las legítimas portavoces con agenda de gabinete paritario, equidad, alternancia, todo este paquete institucional, incluso hasta sacaron un pronunciamiento saludando a Dina Boluarte por ser la primera presidenta mujer y por tener el primer gabinete paritario y a los tres días ya había muertos en las calles.
¿Se politizó un sector social inesperado para la elite peruana?
Es la irrupción en escena de este otro protagonismo de mujeres del pueblo que están organizando toda la resistencia. En general las mujeres han sido muy protagonistas en toda esta organización de la logística y en poner el cuerpo. Lo ves en el caso de los pueblos andinos sobre todo en la Carretera Central y en el sur donde son ellas las que están ahorita en las carreteras centrales y son pueblos Quechuas y Aymaras, ahí son las mujeres sobre todo las que están adelante. Están recolectando fondos, alimentos para la gente que está movilizada, para la que viene a Lima, pero también están ahí de igual a igual y eso me parece que es importante resaltar, esta presencia protagónica de dirigentas mujeres que, ojalá también se fuera conectando con esta otra parte feminista de reivindicación de derechos políticos, de derechos sexuales y reproductivos, pero me parece ya que es un gran paso para una sociedad tan machista, conservadora y racista que sean ellas las que estén dando el impulso.
Otra de las grandes demandas es por un proceso constituyente que ponga fin a la Constitución de la dictadura. Como parte de la iniciativa de Mujeres por una Nueva Constitución ¿qué debiera decir una nueva Constitución?
Es el tema que está en el ambiente y es bien interesante porque los grupos, colectivos un poco más politizados como Mujeres por la Constitución, que ya tiene casi un año, tratamos de poner el tema y veíamos una barrera pero el tema estaba ahí, de hecho, Pedro Castillo gana con esa bandera. Qué quisiéramos de una nueva Constitución es lo que se está discutiendo hoy en las asambleas. Estuvimos hace poquito en Andahuaylas y la gente se reunía a discutir sobre una nueva Constitución, los maestros discutieron qué querían para la educación, se discutió el manejo de los recursos. Ya es un momento Constituyente en el cual la gente se va apropiando de este tema casi como una salida de última ratio a una crisis tan profunda. Me parece fundamental porque lo están viendo en esos términos democráticos, nuestra salida es una Constitución que nos incluya, eso es lo principal en el caso peruano, y que nosotras también reivindicamos desde la colectiva. Una constitución por primera vez escrita por todos los pueblos y los habitantes del Perú. De las 12 constituciones nunca hubo un representante de pueblos indígenas, las mujeres mismas siempre estuvimos invisibilizadas. Después de 200 años queremos ser parte de este proceso y por eso tiene que ser una Asamblea Constituyente donde se pueda elegir representantes. Perú tiene un 35% de población indígena y tiene regiones como el sur andino donde el 80% tiene como lengua materna el quechua o el aymara, los datos están el censo del 2017 es bien contundente y lo estamos viendo ahora en vivo y en directo. Creo que un primer punto tiene que ser una Constitución que reconozca esta diversidad de la nación peruana sin romper el marco nacional.
Al explicar la situación actual de Perú dijiste que al igual que en Chile el modelo neoliberal se constitucionalizó, en el caso peruano en el 93’. ¿Cambiar la Constitución implica cambiar el rol del Estado?
Se tiene que replantear el rol del Estado. Esta es una Constitución en la cual el Estado tiene solamente un rol subsidiario, dejamos de ser un Estado garante de derechos para hacer un Estado subsidiario que es simplemente, y lo dice la Constitución, promotor de la inversión privada para que los ciudadanos tengan acceso a servicios, o sea, el Estado se desentiende y lo vimos en la pandemia por eso en el 2021 fue tan fuerte esta demanda de cambio de Constitución, porque el Estado no garantizó la salud. Si revisas la Constitución, y la gente lo está haciendo, no dice en ninguna parte que se garantiza el derecho a la salud, o a la educación, dice que brinda las condiciones para que se acceda a servicios, entonces el que tiene plata tiene acceso a mejor servicio. Otro tema clave que ahorita está en la agenda es el tema de los recursos naturales porque también en esta Constitución absolutamente neoliberal, casi calcada de la chilena, los recursos están completamente en manos de privados, el Estado no tiene ninguna capacidad de intervención, incluso en recursos estratégicos como el litio que en este momento es clave y por eso también la virulencia con la que ha salido el tema en Puno donde están los yacimientos de litio y no es gratuito que ahí también haya ahorita una militarización después de las masacres que hubo en enero. Estas zonas donde están los principales centros de recursos mineros y petroleros son de las más pobres. Y podríamos seguir con temas como la igualdad, las mujeres, algo mucho más contemporáneo como el derecho al cuidado, pero lo que sí creo que es fundamental, no es solamente la Constitución que se logre aprobar, sino todo este proceso de deliberación que creo que es lo que siempre ha estado ausente y lo que odian las clases dominantes en el Perú, ellos no quieren que la sociedad discuta y se politice. Hay una visión de que se necesita un cambio integral y que este cambio integral ya no lo van a hacer los poderes constituidos. Todo el proceso de discusión va a ser algo muy positivo, si se logra, yo creo que se va a lograr, no necesariamente ahora pero tarde o temprano se va a tener que lograr.
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