Suena canticuenticos y no hay niñx que no baile, también lxs grandes. Las letras de sus canciones no solo son originales y pegadizas también enseñan a lxs más bajitxs y a lxs xadres. Entre zambas, cumbias, candombe, chamamé y otros sonidos latinoamericanos nacidos en Santa Fe, aparece el guaraní, la tonada provinciana, canciones que hablan sobre crianzas libres y en igualdad, el respeto por la naturaleza, las Abuelas de Plaza de Mayo, los sentimientos de las niñeces y el respeto de sus cuerpitos. Canciones que nos invitan a jugar, pensar e imaginar otros mundos posibles.
Con 14 años de trayectoria en los escenarios, cinco discos de estudio y un sexto en marcha, lxs Canticuénticos giran por todo el país, llevando melodías, baile y alegría. Además publicaron tres colecciones de libros, con un total de 13 títulos y ya están trabajando en tres nuevas producciones literarias.
Canticuénticos surgió como un proyecto de composición de un repertorio nuevo para las niñeces, pero enseguida pensaron en que las canciones vayan al encuentro de les niñes, así surgió el formato en vivo y a partir de ahí no pararon de viajar y tocar, además, “generamos gran cantidad de contenido audiovisual y todo esto, con la alegría de saber que hay una enorme cantidad de chiques y grandes esperando cada nueva producción”, asegura Ruth Hillar, compositora, cantante, flautista, acordeonista y una de las fundadoras de la banda, en comunicación con LAS12 previo al show en vivo que darán el próximo domingo 12 de febrero en el patio del Konex.
“No se tienen que guardar / los secretos que hacen mal./Si no alcanzan las palabras/para lo que hay que contar,/inventemos otro idioma./Siempre te voy a escuchar./Acá estoy, quiero ayudarte./Sé que decís la verdad./Ya no habrá que andar con miedo/porque te voy a cuidar”, dice la letra de la canción “Hay secretos”, escrita por Ruth, que ayudó a que una nena pueda detectar y denunciar un abuso sexual. Desde ese momento, el tema se incluyó como uno de los contenidos de la Educación Sexual Integral que se dicta en las escuelas.
¿Cuándo comenzaste a hacer canciones?
--La primera canción que inventé, con conciencia de estar haciéndolo, fue como a los 8 o 9 años, como un trabajo propuesto por una de las maestras del Liceo Municipal de Música, donde estudiaba. Todavía tengo ese recuerdo, el de hacer aparecer una canción que antes no existía y darle entidad, algo muy diferente a un tarareo o una frase improvisada que se pierde. Durante la adolescencia escribí algunas cositas y, más adelante, fueron apareciendo unas pocas canciones que, aunque ahora no me gustan demasiado, seguramente tuvieron algo que decir en su momento. El disfrute y las ganas de componer, tanto para chiques como para grandes, se me despertaron realmente cuando empecé con el proyecto de Canticuénticos. Ahora no puedo imaginar la vida sin este oficio.
¿Quienes son tus referentes?
--Es muy difícil contestar ésto haciendo justicia. Una referente indiscutible es María Elena Walsh, por la manera en la que renovó la manera de hacer música y literatura para las niñeces. Pero siento que le debo mucho al enorme y bellísimo cancionero latinoamericano, que fue el repertorio que más me acompañó y me conmovió durante toda la vida. Autores indispensables como Violeta Parra, Victor Jara, Daniel Viglietti, Zitarrosa, Leo Masliah, Jorge Lazaroff, Chico Buarque, Caetano Veloso, Vinicius, Joao Gilberto, Henry Martinez, Simón Díaz, nuestros Atahualpa y Nenette, Cuchi Leguizamón, Ramón Ayala, y más acá el Negro Aguirre, Coqui Ortiz, Juan Quintero. La lista sería casi infinita, también música académica de distintas épocas, jazz, tango, mucha literatura, algunas ideas y, por supuesto, todo lo vivido. Las canciones se cocinan con ingredientes muy diversos (ríe).
¿Por qué elegiste hacer música para las infancias?
--En realidad, lo que más me gusta es componer canciones pensando en que puedan escucharlas y disfrutarlas tanto niñes como adultes. Pero creo que el público infantil es particularmente hermoso, con sus ganas de conocer, su capacidad de asombro, su sinceridad. Un público que muchas veces es subvalorado, por quienes piensan en la música para la infancia como un género menor. Lamentablemente, la música infantil que más se escucha apunta o bien a un entretenimiento pasatista, o a algún tipo de disciplinamiento. Creo que las canciones para las niñeces deberían, a través del lenguaje del arte, acompañar un camino de crecimiento en libertad.
¿Por qué en su canciones eligen hablar de la naturaleza, la fauna nativa, los sentimientos, las abuelas de Plaza de Mayo, entre otros temas que no se suelen abordar en la música que va dirigida a las niñeces?
--Creo que hay un supuesto erróneo, entre mucha gente que genera contenido para las niñeces, que es considerar que el mundo de les niñes no es el mismo que el de las personas adultas. Y es ahí, cuando se restringen las temáticas a lo supuestamente "inofensivo". Pero el arte puede dar muy buenas herramientas para abordar algunos aspectos de la vida, que son fundamentales para la formación como personas. Poder sensibilizarse con la ayuda de la poesía y la música frente a cuestiones como los Derechos Humanos, el cuidado del Planeta, la justicia social, la empatía con el prójimo. La idea no es bajar líneas de pensamiento a partir de una canción, sino abrir espacios de reflexión, instalar preguntas, permitir una mirada nueva sobre el mundo, que nos devuelva las ganas y la confianza para intentar ser mejores.
¿Qué buscan generar en les niñes y sus familias con las canciones?
--Principalmente el disfrute compartido, la posibilidad de encontrarse con la música pero no en la soledad de los dispositivos personales sino en las reuniones con abuelas, tíos, primites, en las guitarreadas, en los coros de escuelas. Nos encanta cuando las canciones disparan preguntas, charlas, búsquedas, acciones. Nos gustaría que cada canción pudiera abrir una puerta para salir a jugar, o tal vez, para aventurarse a explorar un mundo nuevo.
La canción "Hay secretos" ayudó a una nena a denunciar un abuso y hoy forma parte del material de ESI en las escuelas ¿Cómo viviste esa experiencia?
--En realidad, desde que la canción apareció en nuestro cuarto disco, en el 2018, empezaron a llegarnos noticias parecidas. El caso de Zapala fue especial porque tuvo gran repercusión mediática, ya que la jueza incorporó la canción como elemento de prueba en el juicio. Pero cada caso nos conmueve inmensamente. Por un lado, felices de poder ayudar desde la música, pero por el otro, procesando la bronca y la tristeza por esta tragedia social que afecta a tantas nenas, nenes, adolescentes y mujeres adultas. Ojalá nunca hubiera hecho falta escribir “Hay secretos”, pero era una canción necesaria. Una canción esperando a que alguien la despertara.
Sus canciones representan un gran aporte para que les niñes puedan crecer en libertad. Hoy unos de los reclamos de las organizaciones que acompañan a las niñeces trans es la necesidad de una ESI no binaria en las escuelas ¿Qué nuevas temáticas les parece importante abordar en sus canciones en relación a este tipo de necesidades?
--Creo que lo principal es aprender a aceptar que las personas somos diversas. Aprender que cada quien está parado en una especie de islita y mira desde ahí a les otres, hay islas más grandes, donde cabe mucha gente y otras más chicas. Todas son importantes y merecen el mismo cuidado. Y tendríamos que aprender, desde la primera infancia, a imaginarnos viviendo en las islas que nos quedan más lejanas, para aprender a interpretar y empatizar con las personas que nos resultan diferentes, sea por su opción sexual, por sus ideologías, su idioma, color, religión. Creo que lo que pone a tanta gente en guardia frente a lo diferente es justamente el desconocimiento. Porque lo desconocido genera temor y desconfianza. El conocimiento, en cambio, nos da libertad y seguridad. Por eso es tan importante que la ESI se aborde en todos los establecimientos educativos, con sensibilidad y responsabilidad. En el cuarto disco de Canticuénticos hay otra canción que también se trabaja dentro de la ESI y se llama "Juntes hay que jugar". En el estribillo dice: "Son tan poquitos colores el celeste y rosa. Pintemos un arco iris de color libertad".
Canticuénticos arranca el año en CABA con un show al aire libre en el patio del Konex (Sarmiento 3131 - CABA) el domingo 12 de febrero a las 18. En caso de lluvia se postergará para el miércoles 15 (menores de 2 años no pagan).