Aunque en el presente le den un color atractivo a las aguas del Río de la Plata, las cianobacterias son microorganismos de los que hay que preocuparse y ocuparse. De manera reciente, la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la provincia de Buenos Aires emitió un alerta naranja al detectar la presencia de manchas verde fosforescente en este río, así como también en diversas lagunas bonaerenses. Dicha advertencia se traduce en un riesgo medio para la población, que debe estar atenta y seguir las recomendaciones.
“Son algas unicelulares que en algunos casos pueden formar colonias pluricelulares, hacen fotosíntesis y forman parte de lo que se conoce como fitoplancton. Esto es, están flotando en la parte más superficial de los cuerpos de agua. Pueden encontrarse tanto en aguas saladas como dulces”, describe Andrea Guillade, investigadora en el Laboratorio de Microbiología Molecular de la Universidad Nacional de Quilmes. Y luego continúa: “Aunque por lo general se mantienen en niveles poblacionales normales, hay situaciones ambientales que pueden desencadenar un proceso que se conoce como floración. Se trata de un crecimiento desmedido y muy rápido de las poblaciones de estas algas, por lo que de golpe las tenés en un estado de superpoblación”.
Si bien este fenómeno puede suceder por diversos motivos, es frecuente que ocurra durante el verano (olas de calor, poco viento y precipitaciones). También suelen desplegarse en un lugar pero aparecen en otros por el efecto de las corrientes que las arrastran aguas abajo, por ejemplo, desde el Río Paraná al Río de La Plata. Vale destacar que el uso descontrolado de fertilizantes es un aspecto que suele agravar y potenciar su emergencia. Como muchos de los que se emplean en el mercado tienen como base fosfatos o nitratos, las algas hallan un escenario privilegiado para su proliferación.
“Hay ocasiones en que estos factores causales confluyen: calor permanente, poca lluvia, aguas estancadas y un uso excesivo de agrotóxicos. No es casual que el alerta naranja esté en la cuenca del Plata y en zonas que utilizan muchos fertilizantes”, advierte la especialista. De este modo, si bien es posible señalar que hay cianobacterias de manera permanente, lo que varía según las condiciones es el tamaño de su población.
En el presente, las manchas, verdes y brillantes, se pueden observar sobre la superficie y la arena, y se extienden por Quilmes, Magdalena, Berazategui, Ensenada y Berisso. Incluso también se vieron afectados los balnearios de lagunas como Las Barrancas, Tablillas y Chis Chis (Lezama), y la de Gómez (Junín). El gobierno bonaerense lanzó, en paralelo, un alerta amarilla --que implica riesgo bajo-- en Chascomús y otras lagunas como Rocha (Chacabuco), San Antonio y el Chifle (Benito Juárez). Asimismo, se vieron afectadas las aguas de Trenque Lauquen, Laprida, General Madariaga y Avellaneda.
Beneficios y peligros
Estos microorganismos realizan fotosíntesis y se reconocen con facilidad por su coloración verdosa. Producen toxinas que pueden afectar los ecosistemas y la salud humana: por un lado, son capaces de irritar mucosas, provocar náuseas, vómitos y diarrea y, por otra parte, en los casos más graves, causan insuficiencia renal o respiratoria.
Al respecto, Guillade profundiza: “Un 50 por ciento de las cianobacterias producen toxinas que se conocen como cianotoxinas, que atacan al hígado, al sistema nervioso y también a la piel y las mucosas. Cuando aparecen, son las que provocan las alertas y por ello se solicita a la ciudadanía que no se bañe en aguas contaminadas, porque pueden generar desde una irritación hasta afecciones más complejas, en caso de consumir el agua a partir de alimentarse de un animal que a su vez comió estas algas”. Bajo esta premisa, a medida que aumenta la presencia de estas algas, el nivel de alarma puede pasar de amarillo a naranja y, por último, a rojo.
Las autoridades sanitarias, como anticipa Guillade, recomiendan evitar el contacto con las manchas verdes, lavarse con agua limpia en caso de ingresar al río o laguna, evitar consumir pescados, mariscos o cualquier otro alimento que provenga de esos epicentros y prestar especial atención a niños, niñas, adultos mayores, personas embarazadas y adultos mayores.
No obstante, no todas son pálidas cuando la referencia se concentra en estos atractivos microorganismos. Por el contrario, es justo mencionar que desempeñan un rol clave en los ecosistemas. “Su importancia es crucial porque constituyen el primer eslabón de la cadena trófica en los ambientes acuáticos. Son las que producen los alimentos que serán incorporados por los consumidores primarios. No solo están siempre sino que también su presencia es necesaria: si no hubiera cianobacterias, no habría otro tipo de organismos acuáticos”, observa la investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes.