La carrera de Camila Maza (más conocida como Camila Spears) tiene casi 25 años de duración. Al principio fue muy conocida por su parecido con Britney y por sus cuadros de baile pop del que participaron muchísimos jóvenes. Luego sus números fueron habitando los escenarios de los boliches y pubs salteños y de otras provincias del norte. Fue en la noche gay salteña que además Camila se convirtió en animadora de distintas fiestas y shows.
Con su particular humor y el colorido de sus vestuarios Camila se convirtió en una figura mágica de la noche salteña que conducía los eventos, desfiles y shows. Su presencia en los boliches también era valorada y supo ser encargada de relaciones sociales de varias discotecas. Durante las temporadas de elecciones de reyes y reinas, Camila era muchas veces jurado ya que todos los maricones apreciaban su criterio estético. Poco a poco Camila trascendió los círculos de maricones y nocturnidad para volverse una figura artística de gran notoriedad en la Ciudad de Salta.
Fue conductora de televisión, de radio y animadora de miles de eventos. Con el furor de las redes sociales Camila se convirtió en “la trava madrina”, un personaje cómico que cautivó al público salteño. El trabajo de Camila era hacer reír a la gente en cada uno de los eventos que animaba. La clave de su humor era salir del lugar de víctima y hacer de su experiencia trans, el material para animar a todos a ser la mejor versión de sí mismos.
“Tiene la cabeza como si la hubieran molido a golpes”
Sin embargo, el miércoles 1 de febrero Camila fue víctima. En un hecho confuso, fue trasladada al hospital San Bernardo de la Ciudad de Salta con un politraumatismo de cráneo grave y en estado de coma. En el hospital fue sedada y mantenida en coma inducido mientras se le implantó en su cerebro un sensor de fibra óptica para medir su presión intracraneana.
Su cuerpo presentaba heridas profundas en la cabeza y había perdido mucha sangre. “Cuando entré al departamento de mi hermana no ví nada que me indique que se había accidentado. Ella tiene un pequeño entrepiso con escalera, pero no es de tanta altura cómo para causarle ese tipo de heridas”, declaró a Página/12 Jorgelina Maza, hermana de Camila.
Las sospechas sobre las circunstancias en las que fue hallada Camila alertaron a las autoridades sobre un posible intento de transfemicidio a manos de su pareja, con quien convive desde hace un año. Según trascendidos, la pareja ya había tenido anteriores episodios de violencia en los que Camila había sido golpeada.
La noche anterior a lo sucedido, ambos habían estado en el festejo de unos amigos cercanos. “En el departamento había una silla rota, cómo si la hubieran partido a golpes y el celular de mi hermana estaba roto sobre la mesa. Nosotras no entendemos cómo puede ser que sí Camila se cayó, no tenga algún otro golpe que evidencie eso… sólo tiene la cabeza rota, como si fuera que la molieron a golpes”, dice Jorgelina con la voz quebrada.
Para la familia, es imposible que se trate de un accidente. Durante aquella tarde se habían comunicado por teléfono y sabían que ellos habían estado discutiendo. Cerca de las 19 Jorgelina le habló al novio de Camila para decirle que iba a pasar por el departamento a visitar a su hermana. Él le dijo que no pase, que Camila se acababa de acostar a dormir. Jorgelina insistió. Media hora después recibió el llamado fatal que le avisaba que Camila se había “accidentado” y que debía ir al hospital. Cuando llegó se encontró con una Camila sin sonrisas, ensangrentada y en coma que en nada se parecía a la pizpireta trava que siempre animaba todo a su alrededor.
Mónica Poma, fiscal penal de la Unidad de Femicidios, imputó de forma provisional a Luis Martínez de 34 años, como autor del delito de tentativa de homicidio calificado por la relación de pareja y mediar violencia de género.
La familia ha estado enfocada al 100% en la evolución médica de Camila, por lo que recién esta semana tomarán contacto con la causa judicial. A priori, entienden que la detención de Luis, apodado Toto, estaría sustentada en las sospechas fundadas de la investigación judicial sobre el hecho. Aunque los médicos han estado enfocados en la recuperación de la actividad cerebral de Camila, se han realizado una enorme batería de test, escaneos y tomografías que permitirán determinar si las heridas presentadas por Camila al momento de su internación son compatibles con las de una caída por las escaleras o sí, por lo contrario, fue agredida casi hasta morir.
Las contradicciones en la declaración de su pareja
En la declaración de Martínez a la policía se contradijo respecto a lo ocurrido. Primero declaró que había caído de un tercer piso, pero luego al aclarar los hechos dijo que había caído de una escalera de tres metros, ya que se encontraba alcoholizada.
Estas contradicciones fueron la razón por la que fue detenido. Más allá de la cuestión judicial, tanto los familiares cómo las agrupaciones de activistas LGBT de la Provincia de Salta se encuentran alertas respecto a la evolución de la salud de Camila. Tras la primera intervención para regular la presión en su cráneo los médicos están atentos a una evolución favorable. Durante los primeros días de esta semana le han retirado los sedantes que la mantenían en coma inducido, a fin de evaluar sus reacciones y su evolución cerebral. Aunque el pronóstico aún es reservado, los familiares de Camila se encuentran esperanzados tras haberla visto abrir los ojos, mover sus manos y manifestar una pequeña evolución.
Aunque aún debe investigarse el caso, no se debe minimizar este tipo de situaciones que son vividas frecuentemente por las personas trans. Salta tiene lamentables antecedentes de asesinatos de travestis y trans que no han sido esclarecidas. Las agrupaciones trans de la Ciudad de Salta se manifestaron el sábado anterior en la plaza principal de la ciudad pidiendo justicia por Camila, conocedoras del habitual desinterés de los tribunales y la política sobre estos casos.
“El sueño de mi hermana de tener una familia, de formar pareja y estar junto a alguien que la ame, se transformó en una pesadilla. No puede ser que aún se siga viviendo esta violencia hacia las personas de su género”, fue lo primero que me dijo Jorgelina con una mezcla de decepción y bronca. Ella habría deseado para su hermana un futuro cómo el de cualquier otra mujer, pero esa también es una de las injusticias que las personas trans debemos vivir, expuestas a hombres aprovechados, violentos, acomplejados que se desquitan con nuestro cuerpo. Aunque las leyes nos enuncian cómo iguales, como ciudadanas de pleno derecho, aún estamos lejos de imaginarnos vivas en un futuro libre de violencias.
Para colaborar con la familia de Camila pueden hacerse aportes económicos al CBU: 2850173030094192303211 (alias CAMY.SPEARS).