El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Daniel Erbetta, admitió que "la policía perdió el control de la calle", aseguró que "el territorio está en manos de bandas delictivas" y pidió "no naturalizar" la ola de inseguridad que atraviesa a la ciudad. Además, advirtió la necesidad de llevar adelante una reforma en la estructura policial, para hacer frente al avance del narcotráfico. "Hay una responsabilidad importante del poder político”, afirmó para recordar que a la policía “la debe gobernar la política". "El proceso de autonomización de la policía se inicia años atrás, porque de lo contrario no podrían pasar las cosas que pasan”, dijo luego del crimen de Lorenzo Altamirano, un músico secuestrado y ejecutado frente a la cancha de Newell’s.
“Se ha perdido el control del territorio. (El crimen) se cometió en una zona céntrica de la ciudad, en las puertas de un club, pareciera que ya no hay límites. No se puede tolerar que Rosario siga atravesando esta situación”, planteó Erbetta.
En este sentido, agregó: “Aquí hay tres elementos, tres grandes actores: la policía, el Ministerio Público Fiscal y la Penitenciaría, en algunos de estos tres sectores hay más problemas que en otros”.
En declaraciones al programa Trascendental por LT8, el juez se refirió a la pérdida del control del territorio en manos de bandas delictivas, que hasta siguen mandando instrucciones desde la cárcel para organizar “balaceras, extorsiones y crímenes por encargo”. Por todo esto, pidió “empezar a hacer algo”. “Esto no va a cambiar si no se acepta el problema, si no se reconoce. Si no se asume, no voy a poder nunca pensar en una solución y esto tiene que hacerlo la política”, señaló.
Según dijo, Santa Fe necesita de “una reforma policial, revisar los reglamentos del sistema penitenciario, fortalecer el Ministerio Público Fiscal y esto demanda la intervención del Poder Ejecutivo, del Poder Judicial y fundamentalmente de la Legislatura de la provincia”.
"Si no hay una policía presente en el territorio que controle y regule estos mercados ilegales y si además estos grupos se siguen manejando desde la penitenciaria y teniendo desde la cárcel el control de la situación, las cosas se complican”, sostuvo.
“Creíamos que habíamos tocado fondo y pareciera que el fondo todavía no llega. Acá hay un problema grave, tenemos una disputa violenta por mercados que están totalmente desregulados. Por ejemplo, Hamburgo es el principal puerto de ingreso de la droga en Alemania y la policía lo sabe perfectamente, el mercado se regula y hay límites. No hay muertos, ni financiamiento de la política con este dinero. Esa situación no se da en la ciudad de Rosario”, explicó.
A su vez, habló sobre la creciente presencia del narcotráfico y de las dificultades de controlar este tipo de organizaciones por parte de la policía: “Hay mucha gente que trata de cumplir a conciencia con su deber, pero el problema son los niveles de autonomización y de atomización de la policía”.
“Hay muchos jefes policiales y agentes que están condenados, y otros sometidos a proceso. Están condenados, porque no solo brindaron protección, sino que en algunos casos han pasado a gerenciar estos negocios conjuntamente con los sectores que controlan la calle y hacen uso de la violencia”, remarcó.
En esa línea, el titular de la Corte Suprema destacó que esta situación “requiere de un compromiso político y de los poderes públicos”. Y pidió “que dejen por un momento las elecciones de lado, las especulaciones electorales, y que de una vez por todas nos sentemos a consensuar una estrategia sostenida en el tiempo”.
“Hubo en Santa Fe proyectos de reforma policial y de seguridad que implicaban una mayor modernización, democratización y un fuerte control político de la fuerza policial. Puede haber matices, pero se necesita un puntapié inicial para la discusión de la reforma policial. La actual estructura policial atrasa. No se puede aceptar la violencia y el narcotráfico como si nada se pudiera cambiar, esto interpela a la política y a los tres poderes del Estado”, sentenció.