Fue otro día que abrió al son de una balacera estridente –esta vez en un centro de salud municipal– pero que cerró con un final rumoreado desde hace algunos días, sobre todo desde que alguien secuestró al azar al músico Jimi Altamirano y lo ejecutó con un mensaje mafioso frente al estadio de Newell's: en el final de la jornada Omar Perotti llamó a reunión al ministro de Seguridad, Rubén Rimoldi, y le comunicó su salida del gabinete, seis meses después de haber sido nombrado en reemplazo de Jorge Lagna, también abrumado por la violencia urbana que hace mella en Rosario. Anoche mismo le tomó juramento al nuevo titular de la cartera, Claudio Brilloni, ex comandante de Gendarmería Nacional que hasta ayer se desempeñó como segundo del funcionario saliente.

El tiroteo de ayer al centro de salud ubicado en el Centro de Distrito Municipal Sudoeste (ver aparte) fue, valga la metáfora, el tiro de gracia para la gestión de Rimoldi. Ni siquiera le valió dejar en off side al intendente Pablo Javkin cuando ayer mismo, exaltado, lo conminó a que pruebe cómo es vivir en la ciudad con tanta violencia latente. "Yo vivo en Rosario", le contestó más tarde el ministro que casi nunca habla con la prensa. 

Tras la balacera, Rimoldi armó reunión con jefes policiales en la sede local de Gobernación y brindó su primera conferencia de prensa en seis meses, para aventar los rumores de renuncia que se reavivaron esta semana, plagada de espantos de violencia urbana, hasta el grotesco de un pistolero que atentó armado y en bicicleta contra una comisaría. 

Es que, por la mañana, el ministro no concedió autocríticas y afirmó que su gestión va “por buen camino”. Incluso sorprendió cuando al referirse al asesinato del músico Lorenzo Altamirano dijo: “Esta metodología se utilizó en Colombia en otros momentos, la de raptar una persona para enviar un mensaje. Se llama sobre”. Con eso quizás el funcionario con pasado de jefe policial selló su suerte en el gabinete. Esta semana, además, con el cuerpo tibio aún de la víctima, había llegado a decir que había sospechosos detenidos por el homicidio, y nunca fue cierto. 

Rimoldi ratificó que su balance "es positivo porque estamos trabajando a pedido del gobernador Perotti para pacificar Rosario. Para pacificar debemos desarmar, y para desarmar, debemos allanar. Esto está dando sus frutos porque lo vemos en los números, el secuestro de armas se incrementó", valoró. Incluso apuró a os fiscales: "Necesitamos que los fiscales autoricen los allanamientos que le estamos pidiendo".

Más tarde, el fiscal de Delitos Complejos Luis Schiappa Pietra le recriminó: "Es inaudito que alguien diga que estamos por allanar" (ver aparte).

Traspié sobre traspié, Rimoldi salió a escena luego de la vehemente aparición de Javkin en la escena del tiroteo al dispensario.

"Hoy hablé con el gobernador y le dije 'basta'. No abandonen la ciudad como la tienen abandonada. El ministro tiene que venir a vivir acá", exclamó el intendente luego de las balas. "Hay cosas que ni hace falta explicarlas. Balearon la Agencia de Investigación Criminal el viernes ¿y no reaccionaron? A pedido de la policía brindamos un lugar acá (en el Distrito Sudoeste), pero vinieron unos días y ya no vinieron más, y había sido un anuncio entre gobernador e intendente. Pero no", se ofuscó. "No dudo de la policía, pero no está. Hace siete días que la ciudad está bajo amenaza constante. Hay una guerra de bandas que sin presencia policial es cien veces peor", agregó.

Y cuando Perotti llamaba a reunión a su ministro envuelto en rumores de eyección, Javkin abonó el clima por redes sociales: "Nosotros iluminamos, urbanizamos barrios, nuestros profesionales de salud salvan vidas de heridos de bala todos los días. Lo vamos a seguir haciendo porque es nuestro deber, pero nada alcanza si los que tienen las armas no nos defienden", planteó. Y siguió: "Rosario necesita 5000 policías capacitados para combatir el crimen ya, y con un plan de trabajo. ¿Están? No están –se preguntó y respondió solo– ¿Existe un plan? No, no existe", concluyó.