Es difícil saber si la repercusión que tuvo el tercer capítulo de The Last of Us, la exitosa serie de HBO Max, donde se narra en gran parte una historia de amor gay en medio del apocalipsis zombi ocasionado por un hongo, hubiese sido la misma si hubiera contado la de una pareja heterosexual. Los creadores de la serie basada en el videojuego homónimo (Craig Mazin y Neil Druckmann), que decidieron expandir la relación entre Bill (Nick Offerman) y Frank (Murray Bartlett), revelaron que el episodio original rozaba las dos horas; en el capítulo emitido a finales de enero, “Long, Long Time”, el romance gay ocupa 75 minutos de la hora y cuarto de duración, lo que despertó críticas por parte de algunos espectadores que esperaban más acción y menos sentimentalismo.
No obstante, en redes sociales muchos espectadores censuraron la decisión de los realizadores de “desviarse” de la trama principal (la travesía de Joel y Ellie, interpretados por Pedro Pascal y Bella Ramsey, respectivamente) para enfocarse en la relación entre Bill y Frank, que se extiende a lo largo de veinte años, de 2003 a 2023. Como la homofobia suele adoptar diversas máscaras en la industria del entretenimiento (y si la dejan puede expandirse como el hongo cordyceps), los productores de la serie emitieron un comunicado tras la avalancha de mensajes de odio: “Si el universo de The Last of Us es demasiado diverso o progresista para ti, deberías dejar de verlo”.
Otro hecho significativo del capítulo 3 es que presenta a dos gays mayores de edad, fans de Linda Ronstadt (no de Madonna ni de Dua Lipa), que encanecen juntos mientras se desarrolla la historia. Cuando Bill y Frank se conocen (irónicamente, el lugar elegido para la involuntaria primera cita es una trampa que Bill ha construido en las afueras del pueblo donde vive) ambos han dejado atrás la juventud. El actor que interpreta a Frank es bien conocido por la audiencia LGBTQ+: Bartlett protagonizó las series Looking, Historias de San Francisco y, recientemente, la primera temporada de The White Lotus. Es gay (madres y tías no dudarían en calificarlo como un “churro”) y siempre se mostró a favor de que los actores gays encarnen a personajes gays.
Nick Offerman, que no es gay, debió ser convencido por su esposa (la actriz Megan Mullally) a la hora de aceptar el papel de Bill, el más conmovedor del dúo y el que más cambios debe afrontar. “Me dijo que sería un tonto si no lo hiciera”, contó Offerman, célebre por su interpretación del “libertario” Ron Swanson en la serie Parks and Recreation. En cierto sentido, Ron y Bill son personajes emparentados por mostrar una fachada de frialdad y dureza que esconde un corazón tierno y vulnerable. En The Last of Us, Bill accede varias veces a los pedidos de Frank de hacer más cordial y alegre la vida incluso en medio de la paranoia pandémica.
El título del capítulo rinde homenaje a la cantante estadounidense Linda Ronstadt, “madrina artística” de la pareja. “Long, Long Time” es la canción que Frank intenta tocar en el piano ante un Bill horrorizado que, por insistencia del huésped, toma su lugar y hace una delicada versión del tema. Como pasa muchas veces, el romance queda sellado por la música y un beso tan torpe como apasionado (en este caso, barba contra barba). Aún es muy pronto para saber si el rescate de Ronstadt (cuya voz suena hacia el final del capítulo) despertará el mismo fervor del que gozó Kate Bush en 2022 gracias al uso de “Running Up That Hill” en episodios de Pose y Stranger Things.
La historia de amor se desplaza en el tiempo: en 2003, Bill conoce a Frank en la puerta de su búnker; años después, la pareja invita a comer a Joel y Tess (la encantadora Anna Torv; su personaje es el que creó con Frank el “código de canciones” que Ellie descifra en el primer capítulo) y enfrenta a los tiros a una banda de intrusos; en 2023, ambos son ancianos y Frank, que padece una enfermedad degenerativa y apenas puede pintar sus retratos de hombres, toma una decisión drástica sin dejar de bromear con aquel al que ha amado por mucho, mucho tiempo. “No voy a darte el discursito de que cada día ha sido un regalo de Dios –le dice a Bill–. He tenido un montón de días malos, y algunos de ellos fueron contigo. Pero he tenido más días buenos contigo que con ninguna otra persona”.