Tu casa o la mía    6 puntos

Your Place or Mine; EE.UU., 2022.

Dirección y guion: Aline Brosh McKenna.

Duración: 109 minutos.

Intérpretes: Reese Witherspoon, Ashton Kutcher, Jessie Williams, Steve Zahn, Zoe Chao, Tig Notaro y Wesley Kimmel.

Estreno en Netflix

Llegan las vísperas del Día de los enamorados y, con ellas, las películas que celebran el amor ya no desde la cartelera comercial, sino desde las plataformas de streaming. El plato fuerte de la temporada 2023 es Tu casa o la mía, una comedia romántica encabezada por dos rostros que a comienzos del milenio supieron protagonizar varias películas de este estilo. Uno pertenece a Reese Witherspoon, que desde que el cine dejó de estar en la cima del negocio audiovisual ejerce como productora a través de su propia compañía y ha estado involucrada, entre otras producciones, en la serie Big Little Lies. El otro es el de Ashton Kutcher, de quien hace un buen tiempo se sabía poco y nada. Dos intérpretes propios de otros de tiempos para una película que tranquilamente podría haber sido filmada cuando ellos eran figuras indisociables del género.

El carácter anacrónico del debut en la realización de largometrajes de la guionista y productora Aline Brosh McKenna (El diablo viste a la moda, 27 bodas y Un zoológico en casa, entre otras) encuentra su síntoma más visible en las postas que atraviesa un relato que difícilmente sorprenda a alguien. Porque, ¿quién podría dudar de que esos mejores amigos hace veinte años, cuando chonguearon sin pasar a la siguiente etapa emocional, terminaran juntos y felices, comiendo perdices para siempre? Claro que ambos deberán recorrer un largo camino para que eso ocurra. Un camino de cuatro mil kilómetros, la distancia que separa Los Ángeles de Nueva York. En la costa oeste vive Debbie (Witherspoon), que lo primero que hace al levantarse es llamar por teléfono a Peter (Kutcher), que la atiende desde la otra punta de Estados Unidos, donde se mudó varios años atrás para convertirse en un reputado empresario.

Hasta la Gran Manzana irá ella para un curso que le permita mejorar su puesto laboral y, con eso, tener más holgura económica a la hora de mantener a su hijo Jack, fruto de un matrimonio trunco con un alpinista (¿?). Pero –no habría comedias románticas sin “peros”– como quien lo debería cuidar se baja a último momento, el bueno de Peter se ofrece para atravesar el país y hacerse cargo de un preadolescente que, desde ya, no la pasa muy bien en el colegio. Y así se enciende la mecha de una película que durante casi todo el metraje mantiene a sus protagonistas separados, cada cual atravesando situaciones que los llevarán a la inevitable revelación emotiva.

Allí estarán, entre otras, las encamadas ocasionales, los personajes secundarios que apuntalan los sentimientos de los tórtolos (una ex de Jack en el caso de ella, una amiga de Debbie para él) y los descubrimientos recíprocos vinculados con pasiones creativas ocultas. Si suena trillado, se debe a que lo es. Lo bueno es que tanto Brosh McKenna como Witherspoon y Kutcher lo saben, y suplen la carencia de originalidad con oficio y la plena consciencia de que las novedades habrá que buscarlas en otro lado, en otra fecha.