El abogado de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa formalizó el pedido para que los jóvenes sean trasladados a la Unidad Penal N°57 de Campana. Este centro de reclusión está ubicado cerca de Zárate, algo que permitiría que los familiares los puedan visitar con frecuencia. Los ocho rugbiers se encuentran alojados en la Alcaidía del penal de Melchor Romero, pero no se quedarán allí para cumplir las penas impuestas por el Tribunal de Dolores, que le dio prisión perpetua a cinco de ellos y 15 años de cárcel a los tres restantes.
¿Los asesinos de Báez Sosa cambian de abogado?
En tanto, ayer trascendió que algunos de los padres de los condenados ya empezaron a buscar nuevos abogados para sus hijos. En las últimas horas mantuvieron reuniones con diversos letrados para cambiar la estrategia que viene llevando a cabo el defensor Hugo Tomei.
Los padres ya llamaron a otros abogados y hasta se reunieron con algunos de ellos para tomar el caso debido a que corren los plazos, ya que, tras la condena impuesta, las partes tienen 20 días para apelar el fallo ante la Cámara de Casación Bonaerense.
Según las versiones, la búsqueda de nuevos abogados estaría motivada en una supuesta disconformidad con respecto a cómo llevo adelante el caso el defensor Tomei y tras el resultado de cinco prisiones perpetuas y tres penas de 15 años.
Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli fueron condenados a prisión perpetua por homicidio doblemente agravado por premeditación y alevosía. En tanto, Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli recibieron la pena de 15 años de prisión por el mismo delito, pero se les endilgó una participación secundaria.
El grupo de ocho rugbiers se mantuvo siempre unido a lo largo de estos tres años desde el momento del crimen a tal punto que la estrategia de defensa fue una pese a que durante el juicio surgió que algunos estaban más comprometidos que otros en la acusación.
Cómo es la cárcel de Campana
El Complejo Penitenciario de Campana tienen tres unidades: la Unidad Penitenciaria N° 21, N° 41 y N° 57. Está ubicado en el kilómetro 5,5 de la Ruta N° 6 al norte de la Provincia de Buenos Aires. Es una de las cárceles más modernas, fue inaugurada en 2019.
La Unidad N° 57 tiene una capacidad de 616 plazas, con cuatro módulos que incluyen celdas, aulas, talleres y un polideportivo central. Las salas de clase de esta unidad tienen una capacidad para 480 internos —la más grande del Servicio Penitenciario Bonaerense— y un aula taller móvil donde se dictan cursos de alfabetización digital.
Los talleres de trabajo ocupan más de 800 metros cuadrados y tienen una capacidad para 200 jóvenes. Además, cuenta con un centro educativo primario y secundario.
Se trata de una unidad modelo que aloja a internos de entre 18 y 21 años. En los últimos tiempos, y con la intención de aliviar la superpoblación carcelaria juvenil, la edad máxima se flexibilizó hasta los 25 años. Por ello, Máximo Thomsen (23), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y Luciano Pertossi (21) —los cinco condenados a prisión perpetua— más Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (23) —que recibieron 15 años de prisión— podrían alojarse allí.
Cómo pasaron los primeros días después de la sentencia
Tras el veredicto, los rugbiers regresaron a la Alcaidía 3 de Melchor Romero. Se trata del mismo lugar en el que cumplieron la prisión preventiva hasta el inicio del juicio por el crimen de Fernando.
Según revelaron fuentes de la investigación, allí fueron alojados separados en cuatro celdas con capacidad para dos personas. Además, permanecen aislados del resto de la población carcelaria, por seguridad. "Están en las mismas celdas que antes, nada cambió", dijo una fuente de la investigación.
Según fuentes policiales, la seguridad de los rugbiers es un preocupante y muy delicado para el servicio penitenciario bonaerense. "Tienen un buen comportamiento y un buen trato con el personal penitenciario que los controla", contó un vocero, quien agregó que este jueves recibirán visitas de sus familiares.
En general, se les permite la visita de dos familiares por detenido, que aprovechan para llevarles alimentos, ropa y libros o revistas.