Al noroeste de la Provincia de Buenos Aires, existe una pequeña ciudad que se prepara para ser sede del evento a cielo abierto más grande del territorio bonaerense. Se trata de Lincoln, la ciudad de casi 45 mil habitantes que cada febrero recibe aproximadamente 300 mil visitantes que viajan desde todas partes a presenciar el tradicional Carnaval Artesanal

Con más de 130 años de tradición, el carnaval más importante de la provincia rompió su racha de continuidad desde 1965 con la situación sanitaria por el COVID-19. Por lo tanto, en 2020 fue la última edición del carnaval. Después de dos años de silencio y un dejo de tristeza para los linqueños, las siete noches más importantes del año vuelven al ruedo, y desarrollarán su tradicional fiesta durante los días 10, 11, 12, 18, 19, 20 y 21 de febrero, con importantes invitados, batucada, desfiles y la ya tradicionalísima técnica artesanal de cartapesta, identidad de la ciudad. 

Más de 130 años de historia

Aunque desde octubre de 2018 la ciudad se convirtió en la "Capital Nacional Carnaval Artesanal", la historia de amor entre los linqueños y el carnaval data de más de 130 años de historia. Según los mismos habitantes, ya en 1889 se registran las primeras colaboraciones de la comuna con la organización de los festejos del carnaval, que contaban con una animada concurrencia de los pobladores. 

Sin embargo, en 1928 se produjo el verdadero quiebre de los carnavales en la ciudad, cuando Enrique Alejandro Urcola, artista plástico y escenógrafo del Teatro Colón, incorporó al carnaval la técnica de cartapesta. Esto le permitió modelar grandes figuras caricaturescas sobre esculturas de barro, mediante la superposición de trozos de papel con engrudo. Urcola utilizó esta técnica para hacer la primera carroza con movimiento, "Los peliculeros".

Así se conformó una tradición que ya lleva más de 90 años, una costumbre popular que se asemeja al Carnaval de Viareggio, en el norte de Italia, por la calidad de los trabajos y el espíritu carnestolendo que anima esta celebración. 

A través de los años, los trabajos de los artesanos de Lincoln fueron superándose cada vez más. No solo desde la cuidadosa técnica de realización, que permite que las carrozas, máscaras sueltas y muñecudos puedan moverse y gesticular con alto nivel de detalle, sino también por la elección de los personajes y los temas del desfile, siempre de actualidad, buscando generar risa y divertimento en los habitantes de la ciudad. 

Los más viejos

Es así que desde 1965, año del centenario de la ciudad, el carnaval comenzó a realizarse anualmente sin interrupciones. Sin embargo, la pandemia les truncó la fiesta, y hace dos años que Lincoln cancela el encuentro más tradicional de la ciudad. 

Después de la espera, hoy comenzará la fiesta más esperada por los linqueños, que con su gran despliegue se apoderará del centro de la ciudad, cuya Avenida Massey se convierte en un corsódromo de 700 metros por donde desfilan las carrozas, comparsas y demás motivos por casi 5 horas cada uno de los días. Hoy, los artesanos linqueños vuelven a ser protagonistas. 

Raúl Traversa (58) es uno de los artesanos más reconocidos del carnaval, y recibió numerosos premios dentro del rubro. Es uno de los más antiguos realizadores de carrozas. Lleva más de 47 años participando del carnaval, ya que su primera competencia oficial fue cuando tenía solamente 11 años. Afirma que de pequeño lo influenciaba tanto la fiesta que cuando llegaba a su casa se ponía a realizar pequeñas carrozas con las que jugaba.

A medida que pasaron los años, los trabajos de Raúl se convirtieron en los más esperados del carnaval, por eso asegura que las altas expectativas de la gente es lo que lo impulsa a mejorarse cada año. "Nosotros ya tenemos la vara medio alta, nuestro público no nos permite que sean de menor calidad que la anterior. Creo que se trata de eso, de mejorar cada año", afirma consultado por Buenos Aires/12.

"Nuestro carnaval es medio picaresco, es decir, nos dan puntos por motivo humorístico. Por lo general sacamos muchas ideas de aquello que pasó durante el año: política, artistas, famosos. Muchas veces gana la actualidad", cuenta Raúl. "Este año estamos trabajando en un proyecto que tenía guardado hace como 15 años, pero nunca encontrábamos el lugar para hacerlo porque siempre había algún acontecimiento en el país que me desviaba ese lugar", afirma sobre la edición de este año. Sin embargo, asegura que además de la gran carroza con la que compite, Groso Baile, tendrá una máscara suelta del personaje de Leo Messi 4 metros de altura llamada "Qué mirá bobo", y llevará en sus manos la copa.

Su socio, Carlos Rivero (47), también opina que es inevitable que este año haya mucha temática relacionada a Argentina campeón. A diferencia de Raúl, Carlos lleva el oficio artesano de familia, y pone su punto de inicio a los cinco años, "desde siempre". 

Carlos afirma que sintió mucho la ausencia del carnaval en estos años. "Lo llevo en la sangre, significa mucho para mi. Para mi un año sin carnaval es como pasar un año desapercibido", afirma. El padre de Carlos fue uno de los grandes carroceros de Lincoln, y quien le enseñó lo que él considera un hobbie o un pasatiempo que lo acompañó toda la vida. "En este momento es cuando más me conecto con mi viejo, que ya no está con nosotros lamentablemente. Además de hacer una conexión con él, esto me ayuda mucho en mi vida cotidiana, lo uso como cable a tierra", dice. 

"Lamentablemente no hay chicos nuevos aprendiendo el oficio y eso hace que la práctica se vaya perdiendo. Cada vez cuesta más. Es una lástima porque es nuestro símbolo acá en Lincoln, se le debería poner más atención a lo que son talleres o a rescatar esa identidad", afirma. 

Las nuevas

Sin embargo, a pesar de que la técnica artesanal del carnaval para algunos parece estar quedando atrás en Lincoln, lo cierto es que algunos grupos nuevos pelean por hacer ingresar al evento nuevas temáticas. 

En 2019 se creó la Agrupación de Mujeres Artesanas Linqueñas, o AMALAS, un grupo independiente de aproximadamente 60 mujeres autoconvocadas de distintas edades, profesiones y oficios en constante aprendizaje y perfeccionamiento de técnicas y lenguajes artísticos. Se trata de una red flexible, en movimiento, con algunas integrantes que participan del espacio desde su nacimiento, y otras que se van o se incorporan a partir de un interés común por crear, aprender o transmitir algo. O simplemente para construir vínculos de amistad.

Fernanda Martínez forma parte de AMALAS desde los inicios. "La pregunta que se nos vino a todas fue qué loco que este es el Carnaval Artesanal Nacional, y no hay mujeres carroceras. ¿Por qué no? El objetivo fue ese, participar, e incentivar a que otras mujeres participen, del desfile y la competencia. No es que las mujeres no participen del carnaval, siempre participaron de las comparsas, o desde las cantinas. Donde no estaban visibles era en el rubro de la cartapesta, de lo artesanal", afirma. Poco a poco, se lo fueron contando a sus amigas y se convirtieron en algo más grande que ellas misma. 

"Somos un grupo muy nuevo, algunas con conocimientos artísticos, y otras que no tenemos para nada, y aprendemos unas de otras", afirma. A pesar de no tener mucha experiencia, en su primer año compitiendo, en 2020, obtuvieron el primer premio. Este es el segundo año que participan de manera oficial, aunque en 2022, cuando ya estaba todo más abierto gracias a la situación sanitaria, a pesar de que no hubo carnaval AMALAS decidió llevar el carnaval a la calle, de sorpresa para los linqueños, bajo el título "¿Quién dice que no hay carnaval?". 

La impronta y el entusiasmo de los principiantes está intacto en AMALAS, que buscan siempre el reconocimiento de lo nuevo. "Va más allá de eso, es un lugar de encuentro, donde se generan lazos afectivos, donde hablamos de lo que nos pasa. El carnaval es la excusa para todo lo demás", asegura Fernanda. El abanico de edades y profesiones es heterogéneo, toca los extremos. "Cada una trae su saber y aporta su grano de arena. Y ahí está el jugo de la cuestión", asegura. 

Lo novedoso, como siempre, aporta lo suyo a cualquier tradición. Y en el caso de AMALAS, esto puede observarse frente a sus temáticas, que difieren de los chistes picarescos más conservadores del carnaval, que algunos podrían decir, llevan consigo la misma raíz machista o patriarcal de muchos otros aspectos de la vida. 

Con su participación las temáticas de AMALAS tuercen el juego, y discuten sobre la violencia de género, como el tema de las tres máscaras gigantes de 3 metros de alto que ganó ese primer año, que llevaba por título "Relaciones tóxicas". Se trataba de un hombre, la pacha mama y el Grifo, un agrotóxico que lleva muchos años maltratando las tierras de la región. Esos tres personajes iban contando una historia sobre la disyuntiva entre el hombre y la naturaleza. 

Con viejos y nuevos, entre tradición y novedad, el carnaval de Lincoln se reinventa cada año y lo indiscutible es lo que significan para la ciudad estas siete noches de febrero: todo.