Ya funcionaban de manera escindida pero el hecho en particular lo expuso. El comunicado de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio denunciando una “herencia bomba” del gobierno de Alberto Fernández en el hipotético caso de que triunfen en las próximas elecciones, salió de la mesa chica política y salteó a los economistas de todos los espacios que integran la alianza opositora.
Contaron a Página I12 dirigentes que conocen la interna opositora que el que primero le dio el ok fue el expresidente Mauricio Macri, que monitoreo la movida desde su reposo patagónico. Y que la idea fue, sin eufemismos, avisar no sólo que si ganan las presidenciales no pagarán la deuda en pesos, sino además instalar un clima de debilidad estructural para, en el caso de acceder al poder, tener carta blanca de la sociedad para reformas bruscas en el plano social y económico.
Los radicales, que son particularmente críticos de la gestión económica de Macri, no vieron con tan buenos ojos salir con un texto que hablara de deuda. Por dos razones básicas, la primera, que fue Hernán Lacunza, el último ministro de Economía de Macri, quien puso la cara al default de la deuda en pesos, elegantemente denominado “reperfilamiento”. La segunda, porque se iba instalar el debate sobre el peor capítulo de la herencia del macrismo: la deuda de 45 mil millones de dólares que tomó con el Fondo Monetario (FMI) y que, precisamente, le sirvió al expresidente para no verse obligado a entregar el poder de manera anticipada.
Pero la mesa política pudo más y lo que pretendía ser una alerta se volvió un boomerang para Juntos. Lo primero que falló fue la misión de impactar en los mercados. Cuando se charló entre dirigente de Juntos el tema, se especuló con ver cómo reaccionarían bonos, acciones, dólar y Riesgo País con un escrito casi incendiario sobre la política actual.
Al día siguiente de haber sido dado a conocer, el efecto en los mercados fue inocuo, básicamente, porque defaultear la deuda en pesos es más difícil que no hacerlo. Es decir, el proceso de no pago o no refinanciación de esos pesos, con entidades del Estado y bancos aliados, es más prueba de incapacidad técnica que de viveza política.
La mayor bronca de los radicales, algunos lilitos y cuadros cercanos a Horacio Rodríguez Larreta fue, sin embargo, que si el Gobierno se venía consumiendo casi en soledad en sus internas políticas y de palacio, el tema lo volvió a posicionar de manera vigorosa en una agenda que no estaba. Un salvavidas que el Frente de Todos ya agarró hasta con el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, criticando directamente a los economistas que fueron funcionarios en el Gobierno de Macri con fuertes mensajes en la red social Twitter.
En este contexto, Lacunza, que es el posible ministro de Economía en una hipotética presidencia de alcalde Larreta, se abrazó a la granada siendo, además, quien dejó de la pagar la deuda en pesos en la última parte del Gobierno de Macri. En notas radiales salió a bajarle el tono al asunto detallando que la idea es que la bomba no tenga efectos, sino avisar de la situación.
En realidad, según contaron a este diario fuentes de Hacienda, lo que se busca es que “no hagamos política expansiva, sino que adelantemos el ajuste, como si ellos ya hubieran ganado”. En el entorno del ministro Sergio Massa, de todos modos, ya deslizaron que es por lo menos raro que una fuerza política que llevó al país "al mayor endeudamiento de su historia" retome el debate por esos temas y culpe a la fuerza que está tratando de arreglar el problema.
En este escenario, no sólo salió el exviceministro, Emanuel Álvarez Agis, a cuestionar el comunicado de la herencia bomba, sino que hubo gran sorpresa en muchos consultores de la City por la precariedad de plantear como un problema dificil de solucionar la situación de una deuda en moneda local.
"Es un tema cerrado", dicen los economistas de Juntos ante este escenario desfavorable. Pero el tema ya está instalado y no es el de la deuda en pesos. Para fuentes del Gobierno Nacional, con este debate quedó sobre la mesa la verdadera bomba, la deuda geopolítica que juntos tomó con el FMI, que condiciona seriamente al próximo gobierno, sea del signo que sea. Es por eso, entienden, que el plan de Cambiemos es una contracción fuerte del gasto para ordenar todas las variables a los puntos que pide el FMI. Un detalle: todos los directivos del organismo que dieron ese crédito fueron expulsados de la entidad y hay una investigación interna y en curso por ese proceder. Una bomba.