“Una de las maneras en las que típicamente se ha medido el éxito de artistas es en el hecho de que hayan podido dejar sus trabajos diarios para concentrarse a tiempo completo en su obra. Sin embargo, tener un laburo formal no tiene por qué ser un impedimento para la creatividad; por el contrario, en ocasiones llega incluso a estimular al ofrecer temas, materiales, métodos inesperados para las piezas…”, señalan desde el Blanton Museum of Art, en Texas, Estados Unidos, donde el venidero 19 de febrero inaugurará Day Jobs, exposición que examina un tópico bastante curioso: el impacto significativo, tangible que, en ocasiones, los empleos tienen sobre las artes visuales. “No necesariamente son polos opuestos”, se planta la curadora de esta propuesta, Veronica Roberts, destacando que “las rutinas en apariencia mundanas a veces llevan por caminos creativos inusitados”; advirtiendo además que su intención es “refutar ciertos mitos obstinados, como esa idea perenne de artistas confinadas/os en su estudio esperando que las musas les hagan una visita”.

“El curso de la historia del arte moderno y contemporáneo muchas veces está marcado por momentos inesperados impulsados por elecciones pragmáticas, no siempre intervienen epifanías cargadas de dramatismo”, se lee en el catálogo de la inminente Day Jobs, que reúne alrededor de 100 obras de aproximadamente 40 artistas estadounidenses. Entre ellas, piezas conceptuales de la neoyorkina Barbara Kruger, que muchas veces ha comentado que una de las mayores influencias para sus famosos collages gráficos, donde combina texto e imagen, fue su trabajo como diseñadora gráfica para editoriales y revistas. Antes de dedicarse a la fotografía, Sara Bennett fue abogada de oficio durante casi dos décadas; hoy día es mayormente conocida por sus reveladores retratos de mujeres que han cumplido largas sentencias en prisión. Violette Bule hizo muchas changas en la industria de los servicios cuando arribó a Estados Unidos desde su Venezuela natal; algunas de esas experiencias las traslada a obras críticas como Dream America y Homage to Johnny

Cuenta Roberts que averiguar la porción no-artística de los currículums de ciertas personalidades fue tarea compleja: haberse desempeñado full o part-time en puestos como lavaplatos, fabricantes de muebles, estilistas, enfermeros, niñeras, no es algo que precisamente aparezca en sus portfolios o en las webs de galerías. Le llevó cinco años montar este proyecto tras reunir pistas y corroborar datos que le ofrecían colegas, y así pudo dar forma a Day Jobs, que reúne a artistas como Emma Amos, Genesis Belanger, Larry Bell, Mark Bradford, Lenka Clayton, Jeffrey Gibson, etcétera. 

Dream America, 2015, de Violette Bule