De larga trayectoria como diseñadora de iluminación, Leandra Rodríguez es, sin embargo, una teatrista integral. No solamente por sus estudios de actuación y puesta en escena, sino también por los roles que asumió trabajando en una sala: pasó de boletera a operadora de luces para luego dedicarse de lleno al diseño lumínico por el cual fue muchas veces premiada. Sin embargo, cada tanto vuelve a la dirección. Este domingo sube a escena en el Teatro Payró su puesta de la obra del santafesino Carlos Vittorello, Lola Mora, un ángel audaz. La interpretación está a cargo de María Marchi, Hugo Cosiansi y Junior Pisanú. El diseño de iluminación y vestuario es de Damián Monzón y Susana Zillbervarg, respectivamente.

La obra de Vittorello pasa revista a la vida de la gran escultora tucumana –hay quienes afirman que nació en Salta- nacida poco después de promediar el S.XIX. Y aunque la pieza muestra a Lola Mora en la habitación donde va a morir, la cercanía del final potencia la aparición de diversos momentos de su vida. Más allá de sus implicancias poéticas, en esa sucesión surge el perfil de una mujer extraordinaria que defiende sus conquistas en un medio masculino, buscando financiar su monumental obra, muchas veces vilipendiada por su erotismo, como sucedió con la Fuente de las Nereidas, obra de 1903.

Formada en Italia mediante una beca nacional, Lola Mora fue una artista que supo diversificarse: también incursionó en el paisajismo, participó en trabajos de minería y en las obras de tendido de rieles ferroviarios en Salta. Los personajes que rodean a Lola en sus últimos recuerdos evocan el taller que tenía en el Congreso Nacional, cuando las autoridades le armaron allí una habitación donde alojarse mientras cumplia con una variedad de encargos. “Es la única persona que vivió en el Congreso”, apunta Leandra Rodríguez en la entrevista con Página/12, “Y aunque ese arreglo se hizo para abaratar costos, hubo quienes se preguntaron con quién estaría acostándose”, concluye.

-¿Por qué dirigís de tanto en tanto?

-Siempre tengo la pulsión de la dirección. Pero hay que ser fuerte para dirigir: si se trabaja en el teatro autogestivo los directores tienen que estar detrás de todo y tomar muchas decisiones. Es el responsable final de toda la cadena de producción que, por más artesanal que sea, es una tarea de carácter industrial, que no puede parar. En esta oportunidad llegamos con total tranquilidad al estreno, algo que no es muy común.

-¿Hay elementos de ficción en esta biografía?

-Hacer una biografía en teatro es muy difícil. Pero finalmente el teatro es ficción. Esta obra describe las últimas horas de Lola Mora, en esa instancia final en que pasan en sucesión los momentos de la propia vida. Ficciona momentos íntimos de Lola con la licencia del propio imaginario sobre su obra y sobre sus fantasmas.

-¿Quiénes son los personajes que la acompañan?

-Los dos personajes que ella invoca y convoca son su marido y un diseñador. Uno es mucho más joven que ella, así que se puede decir que la mira desde abajo, como si la viera a Lola desde un pedestal. El otro, en cambio, es parejo en edad y la puede ver de igual a igual.

-¿Se la verá a Lola Mora en distintas edades?

-En la obra Lola está vieja y enferma. Y desde ese presente ingresa a zonas de su pasado y así recorre el derrotero que emprendió para lograr su cometido en la tierra. Decidí sacar afuera todo lo vivo que hubo en ella y quitarle el dolor que sufrió. Lola Mora fue muy desvalorizada.

-A pesar de eso, consiguió muchísimo para una mujer de su época…

-Si, porque quedó huérfana a los 18 años, estudió en su provincia y luego fue la primera mujer que logra una beca estatal. La usó para seguir estudiando pintura en Italia. Y allí es donde descubre la escultura.

-¿Qué características suyas se reflejan en la obra?

-Lola está viviendo un momento de bordes difusos y se la ve en episodios en los que da cuenta cómo fue tomando con naturalidad todos sus impulsos vitales. Y aunque todo lo logró sola, moviéndose como lo hacía un hombre, los demás la trataron como a una mujer y la relegaron. Además, le rechazaban proyectos que hoy ya están realizados. También se la verá muy arraigada en su región, en su idiosincrasia latinoamericana.

*Lola Mora, un ángel audaz, Teatro Payró (San Martín 766), domingos a las 20 hs.