En 2018 el microrrelato Yo mujer escrito por María Mercedes Coni Molina causó un revuelo al ganar un concurso que había organizado el Gobierno provincial. En aquel entonces la escritora incomodó desnudando la otra cara de las fiestas populares poniendo de relieve la violencia que opacan estas fiestas.
En 2020, el Gobierno provincial propuso introducir la perspectiva de género en la leyenda de La Chaya. La resignificación apunta a no hablar del desamor entre los personajes y caracterizar a la chaya como una mujer fuerte e independiente y al pujllay sacarle la calificación de mujeriego. En ese año, esta construcción generó polémica en los ámbitos culturales y políticos.
Antonella Sánchez Maltese, comunicadora feminista y una de las promotoras de la campaña de concientizacion #TradicionesSinViolencias analizó: “La Chaya genera un contexto cultural y social en el que hay hombres que se emborrachan durante una semana completa y, amparándose en el alcohol o en la fiesta, en el ‘todo vale’, perpetúan los abusos, las violaciones. Es un contexto de impunidad, y la sociedad lo termina avalando”.
En 2022 la paridad de género y la perspectiva de diversidades resultó un condimento fundamental arriba del escenario y además de las propuestas de concientización de la Secretaría de la Mujer, el Ministerio de Educación se sumó un programa que vinculaba tradiciones, educación sexual integral y perspectiva de género para la niñez. Educa Chaya proponía revisar los estereotipos de género, el amor romántico y las tradiciones sin violencias.
Este año la Secretaría de la Mujer y Diversidad impulsó la campaña “Fiestas populares sin violencia”. Esta propuesta propone que repensar las fiestas populares sin violencias, sin acoso, sin discriminación, y no se queda en lo meramente declarativo sino que pasa a la acción desplegando toda una estructura de asistencia durante los festejos.
En ese marco de esta propuesta se desarrolló la jornada de Capacitación para la Prevención de Violencias de Género y Discriminación en Festivales, para contar con más de 500 personas listas para asistir durante el festival en los espacios denominados puntos seguros. En esos puntos se puede encontrar tanto en rancho como en platea para pedir asistencia al personal capacitado para acompañar a quien esté atravesando alguna situación de violencia en razón del género, discriminación o acoso dentro del predio.
Además se proponen actividades con premios para interactuar reflexionando con el equipo de trabajo sobre las problemáticas que atraviesan las mujeres y diversidades.
En este sentido también desde el 6 de febrero se puede visitar en el Paseo Cultural Castro Barros la muestra “La harina nos iguala”. En el marco del MIC, Mercado de Industrias Creativas 2023 de la Secretaría de Culturas, la Secretaría de la Mujer y Diversidad con el apoyo de la Secretaría de Comunicación expone la obra de los fotógrafos Naty Díaz e Ismael Fuentes Navarro con una mirada inclusiva para visibilizar el atractivo de la diversidad de fiesta.
Así año a año estas propuestas fueron haciendo de la celebración un espacio más para repensar una cultura centrada en mejorar nuestra relación con los demás como parte del encuentro de una inmensa parte de la población riojana.