Aunque Omint, la empresa imputada desde el gobierno bonaerense por obstaculizar el acceso la Interrupción Voluntario del Embarazo (IVE) a una de sus socias, no se pronunció públicamente y, como se informa aparte, podría acudir a una conciliación, van saliendo a la luz detalles sobre la conformación de ese poderoso grupo dedicado entre otros negocios a la medicina prepaga.
Se trata de una firma de capitales nacionales fundada en 1967 por Juan Carlos Villa Larroudet. Su hijo, del mismo nombre, es el presidente actual del grupo. Cuenta con 350 mil socios y es más fuerte en el área metropolitana, donde concentra su infraestructura sanatorial: las clínicas Bazterrica, Del Sol y Santa Isabel. El grupo, en verdad una empresa familiar, tiene también inversiones en seguros y en el mercado inmobiliario, y una empresa en Brasil. Se trata del quinto jugador de ese mercado en volumen, detrás de OSDE, Swiss Medical, Galeno y Sancor Salud.
En los últimos tiempos, Omint también se vio envuelta en varios escándalos. Uno de ellos, en diciembre, de carácter gremial. Parte de su personal, especialmente de áreas administrativas, se encuentra encuadrado bajo el convenio de Comercio. El Sindicato de Empleados de Comercio (SEC), revitalizado tras la impactante victoria de la lista de Armando Cavalieri, se movilizó varias veces frente a las oficinas para reclamar una serie de puntos, entre los que figuraban el bono de fin de año y un plus para quienes trabajaban en modalidad home office.
¿Qué tiene que ver Omint con el comercio? En los años noventa, Cavalieri, muy cercano al Presidente Carlos Saúl Menem, logró que su gremio se redefiniera como “de comercio y servicios”, lo que le permitió captar afiliados en todo tipo de empresas. El reencuadramiento se daba a pedido de los propios empresarios, que esperaban recibir de Cavalieri un trato más amigable que el de otros sindicalistas. Esa especulación habría alentado a los Villa Larroudet a acordar con el dirigente conocido como "El Gitano".
Más recientemente, la empresa de medicina prepaga también fue denunciada ante la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), la agencia gubernamental que regula la actividad, por pedir a sus socios información sensible de su economía personal a través de un formulario web: no sólo los datos sino también documentación respaldatoria, como recibos de sueldo o contratos. Para comprender esta historia hay que remontarse a noviembre pasado, cuando un tuit de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner alertaba sobre los nuevos aumentos de las cuotas de la medicina prepaga.
La respuesta oficial fue un engorroso sistema, que las empresas consideran impracticable, por el cual los usuarios deben completar una declaración jurada con sus ingresos cada mes. Si sus ingresos son menores a seis salarios mínimos, entonces se les aplica un índice de aumento menor al general. La medida es criticada por las empresas en general. Omint, en particular, intentó mediante ese formulario obtener información adicional, para cruzar con las declaraciones juradas y detectar posibles inconsistencias o contradicciones, asumiendo un rol de control que la resolución no le otorga.
Aunque las empresas de medicina prepaga son reticentes a exponer sus costos, existe un factor de incidencia creciente en sus balances: los medicamentos para enfermedades de alta complejidad y baja incidencia. En los últimos años, han surgido drogas para casos muy particulares, como Spinraza de Biogen o Zolgensma de Novartis, para la atrofia de médula espinal (AME), cuyo precio ronda los dos millones de dólares. “De estos medicamentos, se conoce el precio, pero el costo real es un secreto mejor guardado que la fórmula de la coca cola”, afirman desde la SSS. Aunque, si se realiza una comparación internacional, se encuentra que muchas veces el mismo medicamento es sensiblemente más barato en otros países. La contrapartida de este aumento de la incidencia de los laboratorios es el ajuste hacia abajo en honorarios profesionales y salarios. La falta de turnos disponibles o la reducción de opciones en las cartillas son expresiones de este fenómeno.
También existe, de acuerdo a las fuentes consultadas, un problema político en el sector: “Su vocero, el que habla por todos ellos, es Claudio Belocopit, el dueño de Swiss Medical, que hace años dice que se van a fundir, pero mientras tanto invierte en medios de comunicación, hace negocios financieros y compra todas las clínicas que encuentra". Es difícil creerle”
Mientras tanto, ajena a estas polémicas, Omint sigue emitiendo el comercial “Tiempo: experiencia para lo que sigue”, realizado por la agencia Niña, para conmemorar sus 55 años de existencia.
Fuentes cercanas a la empresa que hablaron a condición de la reserva de identidad informaron que una parte de la familia Villa Larroudet, propietaria de la prepaga, tiene posiciones cercanas a las del Opus Dei.
El Opus Dei, una línea ultraconservadora de la Iglesia católica y actualmente enfrentada al Papa Francisco, fue fundada por el catalán José Escrivá de Balaguer y ha estado en el centro de varios escándalos en Argentina y el mundo. El más reciente, en agosto del año pasado, cuando 43 mujeres argentinas denunciaron haber sido sometidas a la servidumbre durante años. Bajo el pretexto de recibir formación religiosa,mujeres de bajos recursos eran integradas a una “escuela de mucamas”, que trabajaba gratis, para la orden o para sus miembros, que la sostienen económicamente.