Un ciego, una travesti y un boliviano entran a una dependencia policial. No es el comienzo de un chiste rancio, sino una escena del primer episodio de División Palermo (estreno el próximo viernes por Netflix). Y en la escena hay que sumar a un viejo, una mujer en silla de ruedas, un gordo y a Felipe (Santiago Korovsky de Casi Feliz y El reino). Varón blanco, hétero CIS y judío. “¿Eso cuenta como una discapacidad?”, se pregunta el comisario en la charla de selección para el cuerpo de élite que sigue la serie de ocho episodios: una fuerza inclusiva concebida para mejorar la imagen policial y patrullar las calles del barrio que se volvió un adjetivo. El reparto, cabe decir, está lleno de figuras como Pilar Gamboa, Daniel Hendler, Martín Garabal, Charo López, Carlos Belloso, Alan Sabbagh y Valeria Lois. Esa heterogeneidad de talentos es bastante afín a lo que propone Korovsky, quien además ficha acá como creador, codirector y guionista.
“Yo no vine a morir por Palermo”, lanza uno de los compañeros del protagonista, aunque esa frase tranquilamente podría haber salido de Felipe. Si Jake Peralta de Brooklyn Nine-Nine había soñado con toda su vida con ser el policía bueno, Felipe es timorato, torpe y acaba de ser abandonado por su novia. División Palermo ofrece todos los gags imaginables –y otros inesperados por su visceralidad-, e incluye una subtrama acerca de una banda de narco que opera en una juguetería. Korovsky es plenamente consciente de cuál es la sustancia de su producto. Entre el humor laboral de The Office, una lejana conexión con la comisaría sensible de Cha Cha Cha pero amoldada a los tiempos de lo políticamente (in)correcto.