El gobernador Axel Kicillof y el ministro de Salud de la Provincia, Nicolás Kreplak, presentaron desde el Salón Dorado de la Casa de Gobierno la receta electrónica bonaerense, una herramienta digital ideada para simplificar el acceso a los medicamentos y reducir trámites. En la actualidad, algunas obras sociales y prepagas, entre ellas IOMA y PAMI, ofrecen este servicio a sus usuarios, pero esta es la primera vez que un gobierno subnacional lo adopta como política pública, disponible para todos sin excepción.
"Estamos anunciado un cambio de época en la salud", dijo Kicillof durante la presentación, a la vez que consideró que la puesta en marcha de la política "era necesario porque en pandemia hubo un avance hacia la digitalización y lo remoto, pero de manera precaria y absolutamente carente de los mecanismos de seguridad necesarios para información tan sensible y vital como la de la salud".
En 2020, durante la pandemia de coronavirus, y ante la imposibilidad de desplazarse y concurrir presencialmente a las consultas médicas, el gobierno nacional habilitó el envío de recetas por correo electrónico o Whatsapp. Sin embargo, esa medida que se popularizó como “receta electrónica” y estuvo vigente hasta diciembre pasado, no guarda relación con esta nueva implementación.
En primer lugar, porque en esa modalidad la farmacia era la encargada de imprimir las recetas y, en segunda instancia, porque al tratarse de una medida de emergencia, producto de una coyuntura extraordinaria, no había ningún desarrollo informático de respaldo. En ese entonces los expertos coincidían en que carecían de las medidas de seguridad necesarias y, pasada la pandemia, se derogó el decreto que las permitía.
La reciente experiencia sanitaria había disparado una serie de discusiones entre los especialistas acerca de la viabildad del sistema de salud y sus posibilidades de optimización. Uno de ellas tenía que ver, precissamente, con la receta electrónica, paso previo necesario para llegar, en algún momento, a la historia clínica electrónica, que dotaría al sistema de una eficiencia mucho mayor.
Desde ese entonces, también se evaluaba una mayor integración entre los subsistemas, lo que permitiría que pacientes de prepagas se atiendan en hospitales públicos, que luego podrían facturar las prestaciones o recuperarlas en una especie de clearing, que mejoraría las posibilidades de atención del sistema en conjunto.
En la actualidad, la red sanatorial privada se encuentra concentrada en los grandes centros urbanos, mientras que la pública muestra un despliegue más federal, herencia de la impronta de Ramón Carrillo de mediados del siglo XX.
En ese marco, la novedad presentada este lunes, accesible para todos los bonaerenses, con independencia de la cobertura con la que cuenten, obra social, prepaga u hospital público, es comparable a la certificación digital que utilizan los escribanos o al título digital que emiten los registros nacionales de la propiedad automotor, encuadrado en los términos de la Ley Nacional de Firma Digital.
Los profesionales de la salud deberán concurrir a alguno de los 175 puntos habilitados a tal fin en todo el territorio provincial y allí dan de alta su firma digital. Cumplimentado ese punto, desde el próximo 28 de febrero, quedarán habilitados para emitir y enviar, por correo electrónico o whatsapp, las recetas a sus pacientes, que podrán acceder a los medicamentos o productos médicos sin necesidad de pasar previamente por el consultorio a buscar la receta, como todavía ocurre. Las farmacias estarán integradas a ese mismo sistema,lo cual permitirá corroborar la veracidad y validez de la receta presentada.