Luego de un año récord de asesinatos, de amenazas extorsivas y balaceras como nuevas variantes delictivas ya instaladas en lo cotidiano, con víctimas de homicidios en ocasión de robo también, cambios de ministro y duelos verbales de autoridades, el malhumor popular desembocó anoche en un acampe frente a la sede local de Gobernación, convocado por el colectivo Familiares y Víctimas de la Inseguridad y con el lema "Iluminamos Rosario". Por eso la escalinata del edificio se encendió de un racimo de velas y rostros de quienes murieron en estos años en situación de violencia urbana. Se quedarán por tiempo indefinido, cortando el tránsito de Santa Fe entre Dorrego y Moreno, a la espera de que suceda alguna señal desde el Estado en su búsqueda de paz y justicia. 

En paralelo, mientras la manifestación comenzaba en el centro, la ciudad sumaba dos homicidios más al anochecer, en dos barrios de zona sur: una mujer de 65 años en zona sur y otra de 50 en Tablada. Y todavía duraba el estupor por la balacera que acabó con dos personas en un cantobar en los límites de los barrios Emaús y Fisherton Norte el domingo de madrugada, y el violento asalto a un matrimonio y su hijo en Arroyito para robarle la camioneta (ver aparte).

El gobernador Omar Perotti ayer sostuvo el contrapunto que emprendió en los últimos días con el ministro nacional de Seguridad, Aníbal Fernández. "Tenemos problemas estructurales que existen de varios años anteriores a nosotros. Necesitamos que las fuerzas federales coordinen y estén presentes ante las modalidades con la que estas lacras se mueven y cambian. Hubo un momento de mucho más despliegue de fuerzas federales de lo que tenemos hoy. Nosotros desde la provincia no podemos controlar las cárceles federales desde donde se ordenan delitos", reclamó ya sin personalizar la polémica con Aníbal. "Si no es así, no se entiende el proceso. Rosario y Santa Fe son parte del territorio nacional", agregó.

Velas, los nombres de las víctimas y un llamado a las autoridades.  Foto: Sebastián Vargas

Como la masiva movilización denominada "Rosario sangra", organizada en 2016, las consecuencias de la violencia callejera volvió a movilizar gente de a pie, deudos de víctimas pero también allegados y ciudadanos sensibilizados que se hicieron eco. Y para el miércoles se anuncia otra movilización espontánea con idéntica motivación, a las 20 en el Monumento a la Bandera.

El asfalto de calle Santa Fe al 1900 se tapizó con los rostros de las víctimas impresos en banderas de dolor y bronca. Allí, Patricia, madre de la joven Rocío Romano –asesinada en 2021 en una balacera cuando llegaba a una fiesta en barrio Tablada– apeló a la "empatía de la gente en Rosario: que así como la ciudad se unió para festejar el Mundial, ahora también por la realidad que padecemos cada día", dijo.

Se preguntó "cuántas estrellas rojas más tendremos que pintar, cuántas caras nuevas en las remeras del dolor, cuánta gente más vendrá a nosotros por el mismo dolor que ahora sufrimos". "Todo esto –prosiguió la mujer– viene de manos de la droga, y como hay tanta plata atrás, todo queda impune. Tengo otros hijos y vivo con temor. Tengo un hijo de 8 años y no lo llevo a una plaza por temor, a Rosario la están haciendo linda para los turistas, porque el ciudadano rosarino no puede disfrutar de la ciudad. Lo dice cualquiera en cualquier barrio. A las 10 de la noche ya no hay nadie en la calle", describió. 

"Venimos acá porque ya hicimos tantos acampes y nos mintieron tanto, que no nos vamos a ir hasta que tengamos una respuesta de verdad", enfatizó Esther Marín, madre de Lautaro Aranda, asesinado en 2021 por error, en la casa de un familiar a quien un sicario narco buscaba para matar, en Granadero Baigorria.

"La respuesta que esperamos es que los tres poderes políticos se unan y que salgan a la calle a hacer algo, que no nos maten más, que los fiscales atiendan. Ya no discriminan a nadie, matan hasta a criaturas, y nuestros muertos eran inocentes de toda esa basura de la droga. Hoy en Rosario se volvió natural prender la tele y ver qué muerto hubo", lamentó Esther.

Los testimonios se multiplican parecidos, como el de Ana María, la madre de Sebastián "Oso" Cejas, asesinado ante sus ojos en Gaboto y Sarmiento por delincuentes que le robaron el auto. "Estamos cansados de promesas, de salir al almacén y no saber si volvemos", dijo.

Sin embargo, varias voces de este colectivo le dieron un voto de confianza a Claudio Brilloni en sus primeros días como ministro de Seguridad. "Tuvimos reuniones antes y creemos que es un hombre coherente y capaz. Veremos cómo actúa", coincidieron varios.