En el marco del Día de San Valentín, y fiel a su estilo provocativo, el grafitero anónimo y leyenda del street art Banksy reveló una obra en la que denuncia la violencia contra las mujeres. El mural muestra a una ama de casa de los años 50, con un ojo morado y un diente roto, que parece empujar a un hombre detrás de una heladera caída en el piso, donde también hay una silla rota y una botella de cerveza, entre otros elementos.

El muralista originario de Bristol, cuya verdadera identidad sigue sin conocerse y cuyas obras baten récords en las subastas, publicó este martes tres imágenes de "Máscara de San Valentín", como tituló la obra, en Instagram. Con la ayuda de los usuarios que siguen al artista en las redes, se logró identificar el lugar donde se realizó la obra, en una localidad del sureste de Inglaterra. 

Hace tres años, para la misma fecha, había pintado una obra donde se veía a una niña disparando con una gomera a un ramo de flores rojas.

Foto: Ig/@banksy


Los murales de Banksy en apoyo a Ucrania

Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, Banksy se mostró del lado de los ucranianos y dejó siete de sus trabajos en Kiev y sus alrededores. Además, en enero puso a la venta 50 serigrafías para recaudar fondos para para una organización que apoya a Ucrania.

Uno revela a una mujer con una bata y ruleros, parada sobre una silla frente a una casa incendiada, con una máscara de gas y un extintor en la mano. Otro muestra a una niña haciendo equilibrio con sus manos, sosteniéndose sobre los escombros de una casa destruida.

Y uno de los más resonantes fue el que mostraba a un hombre de apariencia similar al presidente ruso, Vladimir Putin, que era arrojado al suelo durante un partido de judo con un niño.

Quién es Banksy

En Banksy todo es provocación: es capaz de crear un collage con la imagen de la niña de Napalm (una foto histórica de la guerra de Vietnam) caminando junto a un sonriente Ronald McDonald, de abrir un hotel en la frontera entre Palestina e Israel y promocionarlo con el eslogan “Las peores vistas del mundo” e, incluso, de instalar durante cinco semanas un supuesto parque de diversiones en ruinas, titulado Dismaland, con atracciones como una Cenicienta accidentada luego de chocar su calabaza.

Su carrera como artista urbano comenzó en las calles de Bristol en los 90 y despegó en Londres a principios de los 2000. Ha pintado la imagen de dos policías ingleses besándose, a una empleada de hotel que barre la basura debajo de una pared de ladrillos y a los protagonistas de Pulp Fiction empuñando bananas en vez de armas de fuego.

Desde 2004 que el artista decidió trasladar cada una de sus “pintadas ilegales” al pequeño formato, en carácter seriado, para comercializarlas en las casas de subasta. Y sus piezas, claro, se venden por millones, como ocurrió con su Parlamento involucionado: la Cámara de los Comunes del Reino Unido dirigida por chimpancés, que lanzó justo cuando se debatía el Brexit y se vendió por 12 millones de dólares.

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