La inflación en enero se ubicó en el 6 por ciento, informó el Indec, lo cual consolida una tendencia ascendente que se verifica desde el 4,9 por ciento registrado en noviembre y el 5,1 por ciento de diciembre. En doce meses, la suba de precios se ubica en el 98,8 por ciento, por encima de la marca con la que había terminado el 2022. El dato de enero y el previsto para este mes son un golpe para la estrategia antiinflacionaria, lo que ha significado un recálculo de la política económica. En ese sentido, se ha lanzado el acuerdo de precios de la carne, y se espera uno similar con verduras y frutas, además de otros convenios sectoriales.
La apuesta ahora del Ministerio de Economía es que a partir de marzo empiece a aflojar la presión inflacionaria para llegar a mediados de año con una tasa comenzado con el número 3 o el 4.
El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, afirmó en ese sentido que "Los acuerdos de precios firmados registran un elevado grado de cumplimiento, por lo que confiamos que la extensión de los mismos a muchos más rubros y productos nos permitirán ir reduciendo márgenes y los mencionados factores inerciales".
El dato representa un retroceso para la promesa del Gobierno de alcanzar para abril un índice del orden del 3 por ciento, compatible con una inflación anual del 60 por ciento. Así, el año arrancó con el pie izquierdo, más en línea con la proyección de las consultoras del mercado, que de acuerdo al índice que compila el Banco Central estiman que la suba de precios a lo largo del 2023 sería del 97,6 por ciento. En febrero, la inflación tendrá como uno de sus protagonistas a la carne vacuna, que dio un salto de precios de alrededor del 30 por ciento a finales de enero en carnicerías.
A la hora de explicar las razones de la nueva aceleración inflacionaria, aparecen varios factores. En primer lugar, el componente estacional vinculado al turismo, por las vacaciones de verano. En tanto, frutas y verduras siguió con su tendencia del 2022 de contar con aumentos superiores al promedio. También subieron fuerte los productos de almacén, que en teoría deberían estar más contenidos por el programa Precios Justos, que ya muestra sus limitaciones. Por su parte, varios servicios regulados por el Estado también empujaron hacia arriba el índice de precios.
El segmento de "regulados" subió 7,1 por ciento, el de "estacionales" un 7,9, y el IPC núcleo (sin regulados ni estacionales) subió un 5,4 por ciento. Rubistein mencionó que "los fundamentos macro (fiscales, monetarios y cambiarios), son consistentes con un IPC del 4 por ciento o menos".
El objetivo de bajar la inflación es uno de los pocos grandes consensos sobre los cuales parece moverse la política nacional. Sin embargo, el camino es muy complejo y el componente inercial, que refuerza a la dinámica alcista, lo vuelve cada vez más difícil de alcanzar. De acuerdo a estimaciones de Fundar, "en 14 de los últimos 16 años, Argentina estuvo en el top 10 de países con inflación interanual más alta del mundo. Durante ese período, el crecimiento económico del país dejó mucho que desear. Incluso después de la recuperación post pandemia, en 2021 los argentinos fuimos, en promedio, un 13 por ciento más pobres que en 2011".
Rubinstein aseguró que "seguimos trabajando desde la macroeconomía y desde la microeconomía, para que en los meses venideros se registren bajas significativas en las tasas de inflación, y esperamos que, hacia fines de año, las tasas mensuales se acerquen al 3 por ciento, y la tasa de inflación en el año pueda rondar el 60 por ciento presupuestado".
Inflación caliente
El rubro recreación y cultura fue el de mayor incremento en el mes, con el 9 por ciento, empujado por el impulso de las vacaciones de verano, mientras que restaurantes y hoteles, también afectado por suba estacional relacionada con la temporada, mostró un incremento de 6,2 por ciento, apunta un informe del CEPA en base a los datos oficiales. En los últimos doce meses, restaurantes y hoteles suma un aumento del 109,9 por ciento, bien por encima de la inflación promedio.
Alimentos y bebidas, el rubro más sensible para el bolsillo de la población, volvió a estar por encima de la inflación general, con un incremento del 6,8 por ciento y una suba interanual del 98,4 por ciento. "Los aumentos en el rubro se encuentran particularmente influenciados por frutas y verduras, productos derivados del trigo, derivados de carne, almacén y bebidas", indica el CEPA.
En el ranking de los alimentos que más se encarecieron en enero está el filet de merluza, con una suba del 14,2 por ciento mensual, mientras que la carne picada común lo hizo en un 7,7 por ciento. Entre las frutas y verduras, el tomate redondo subió 64,8 por ciento, al tiempo que la naranja lo hizo en un 49,8 por ciento mensual. La manzana subió un 31 por ciento en enero; la papa, un 24,7 y el limón, 13,2 por ciento. Además, la leche en polvo subió 7,5 por ciento y la harina de trigo, un 9 por ciento.
El incremento promedio de los alimentos por encima de la inflación general enciende alarmas alrededor del rol del programa Precios Justos, que definía en enero un aumento del 4 por ciento para un vasto abanico de artículos, además de los 1400 que están congelados. De acuerdo a relevamientos especializados, los precios de los alimentos avanzan especialmente en comercios chicos y medianos, donde el acuerdo no está presente, además de problemas de incumplimiento en supermercados grandes. La nueva pauta de aumento de Precios Justos es del 3,2 por ciento.
Regulados
Varios servicios públicos, cuyos precios están regulados por el Estado, empujaron hacia arriba al índice de inflación. De hecho, el segundo rubro de mayor peso fue vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con un incremento de 8 por ciento, a causa del mayor impacto de la aplicación del esquema de segmentación de subsidios.
El CEPA anota que "la quita del 40 por ciento de subsidios de luz y gas para el grupo de mayores ingresos, que corresponde al mes de diciembre, impactó en enero, mientras que en transporte, tuvo efecto el incremento del precio del boleto de colectivo en el AMBA". Además, las cuotas de las prepagas subieron un 6,9 por ciento y el sector de comunicación tuvo un alza del 8 por ciento.
En la gestión de los precios de los servicios queda de manifiesto la encerrona en la que se encuentra el Gobierno. Por un lado, el Ejecutivo debe avanzar con la eliminación de subsidios para cumplir con las metas fiscales contempladas en el acuerdo con el FMI. Por el otro, esas medidas impactan al alza en la inflación de corto plazo.