UNA HISTORIA DE AMOR Y DESEO 6 puntos

(Une histoire d'amour et de désir; Francia/Túnez, 2021)

Dirección y guion: Leyla Bouzid.

Duración: 102 minutos.

Intérpretes: Sami Outalbali, Zbeida Belhajamor, Diong-Kéba Tacu, Aurélia Petit, Mahia Zrouki.

Estreno en MUBI.

Al joven Ahmed, francés de padres argelinos, se le da la literatura y uno de sus mayores intereses pasa por la poesía erótica árabe de los siglos XI y XII. Por esa razón, beca en mano, se decide a estudiar nada menos que en La Sorbona, donde un curso de literatura comparada le da la posibilidad de profundizar en ese particular terreno. Ahmed es tímido, bastante introvertido y un poco “cuadrado” en lo que refiere al rol de la mujer en la sociedad, cosa extraña teniendo en cuenta que su padre –que supo practicar el periodismo en su tierra de origen– no parece precisamente rígido en términos religiosos y morales. En clase, cuando sus compañeras leen en voz alta las rimas de un poema particularmente subido de tono, la incomodidad de Ahmed va en aumento. La presencia en el aula de Farah convoca su mirada desde el primer momento. Nacida en Túnez pero instalada en París, bien lejos de su familia, Farah es todo lo contrario de Ahmed: expansiva, alegre, dispuesta a salir y divertirse como cualquier chica de su edad, de unos dieciocho o diecinueve años.

El segundo largometraje de la realizadora tunecina Leyla Bouzid, que formó parte de la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes e integró recientemente el encuentro online My French Film Festival, se propone como un relato de educación sentimental. Tal vez no haya nada más francés que eso, pero en el caso de Una historia de amor y deseo las marcas culturales del mundo árabe dibujan pinceladas especiales. El encuentro de Ahmed y Farah empuja la amistad, pero rápidamente el deseo físico abre las alas en toda su extensión. El problema es el muchacho, visiblemente perturbado por una charla sobre sexo a calzón quitado de Farah y una amiga, y cuyo impulso a no consumar físicamente el vínculo es intelectualizado en el coloquio de fin de curso: el amor puro es el origen de la poesía y cualquier expresión carnal podría arruinarlo por completo. Aunque tal vez se trate de una simple y llana inhibición, un corsé autoimpuesto por Ahmed, zarandeado entre los usos y costumbres de la comunidad y sus deseos más íntimos.

Es el patriarcado, estúpido, aunque al protagonista le cuesta bastante darse cuenta de la existencia de esos límites invisibles que le impiden entregarse por completo a sus emociones. No es casual que en cierta escena catártica el muchacho le eche en cara a su padre el hecho de no haberle enseñado a hablar, leer y escribir en árabe. Los jóvenes Sami Outalbali (Rahim en la serie Sex Education) y Zbeida Belhajamor encarnan con sensatez y sentimiento a la dupla de jóvenes enamorados que, a diferencia de Romeo y Julieta, se ven separados por razones que poco y nada tienen que ver con sus respectivas familias. Leyla Bouzid introduce algunos elementos políticos bajo la forma de un par de noticias periodísticas que ponen de relieve las diferencias entre el pueblo de Túnez y sus dirigentes, pero el corazón de la película late dentro de los pechos inflamados de los protagonistas.