La profundización diaria de la crisis de seguridad en la provincia con epicentro en Rosario no deja de crecer. No hace falta hablar de las muertes, las cifras, amenazas, balaceras, extorsiones, etc. Hay que hablar de algo más.

Ante semejante panorama es altamente llamativo y preocupante el silencio de muchos políticos (de todas las vertientes) Solo alguno aprovecha para subirse al tema usándolo electoralmente, pero la opinión de fondo, el tratamiento del tema, las medidas, etc. no aparecen en boca de la mayoría de ellos.

¿Complicidades explicitas? El que calla otorga, dicen…

Por supuesto, si nos remontamos a tiempos pasados tampoco obtendremos respuesta sobre el tema. Pero, y lo más preocupante, es que nadie esboza siquiera una mínima idea de cómo tratar la cuestión. ¿Quién mostro un proyecto concreto? ¿Quién propuso alguna salida distinta? ¿Quién muestra que está preocupado y estudiando en serio?

El silencio de la política, la inacción y complicidad de las fuerzas de seguridad, las connivencias de una parte del poder judicial están llevando a nuestra ciudad a un infierno del cual será difícil emerger. En manos de las mafias asesinas no hay futuro para nadie.

Diez comisarios fueron cambiados, muchos de ellos procesados, presos… echados de la fuerza. Cuatro ministros de seguridad se tragó el delito y centenares de muertos (inocentes en su mayoría, niños y jóvenes en general), miles de heridos, balaceras incontables, angustias interminables, terror en las calles, inseguridad galopante…

Todo frente a gobiernos de variados signos (no se salva nadie en esto) y empeoramos diariamente. 

La población mayoritariamente indefensa y en medio de las balas… ¿hasta cuándo? ¿A quién le preocupa y quien se ocupa de esto?

Mucha sanata por parte de algunos, pocas ideas y silencios de la mayoría…

Humildemente, hace falta que un grupo de especialistas, de varias disciplinas, que se sienten a abordar esta emergencia por encima de los "poderes" constituidos y de las propias autoridades que mostraron ya su incapacidad, y se elabore un plan urgente que aborde los problemas más graves: situación de la policía, purga y reforma total, intervención del sistema penitenciario inmediatamente, seguimiento y control de las autoridades judiciales vinculadas a casos de narcotráfico, abordando con más medidas de carácter político lo atinente a la temática delictual. Implementación de políticas sociales de emergencia en las zonas críticas de la ciudad, de la mano de organizaciones sociales y de la comunidad que lleven adelante la labor en el territorio y el control de la aplicación de las medidas que se vayan proponiendo.

El delito crece donde no llega el estado ni las instituciones de la sociedad civil. Revertir esto es el comienzo para cortar desde la raíz el flagelo del que hablamos. Inversión económica, ayudas sociales, trabajo genuino, acompañamiento psicológico e interdisciplinario, políticas activas, colaboración de distintas áreas, incremento de los presupuestos en deportes, recreación, cultura, esparcimiento, etc… Especialmente hacia la franja etarea más sensible a los problemas que genera el delito en todas sus expresiones.

Son solo ideas, que podrían ser efectivas si se cortan los lazos y el entrecruzamiento existente entre el delito y la política, la policía, la parte negra de la justicia y el poder mafioso.

Héctor Marinangeli