A contramano de los tiempos modernos, en los que la instantaneidad vomitiva mantiene una pulseada constante con la acumulación de información compulsiva, Lujo Asiático puso a circular un disco que se sale de todo parámetro. After Ashram se titula este trabajo en el que el grupo argentino abandona su veta electrónica para incursionar en una propuesta más orgánica, espontánea, improvisada y mántrica.
Tras volver de una residencia cultural en Hamburgo, Alemania, donde registraron en 2021 lo que supuestamente iba a decantar en un nuevo álbum, el trío sorprendió a su entorno al revelar que se encontraba trabajando en material grabado originalmente en enero de 2018, durante una zapada con el guitarrista de tango Julio Sleiman, quien necesitaba probar su sitar.
"Cuando comencé a mezclarlo, lo fui mostrando. Había sonidos muy buenos, pero teníamos que organizarlos", explica Segundo Siro Bercetche, a cargo de los sintetizadores en la banda. A lo que Andrés Chango Serantes, también responsable de los sintetizadores de Lujo Asiático, añade: "Aunque estaba crudo, era algo súper interesante. Eso sucedió mientras pensábamos en otros proyectos".
► Sótano beat
Fue largo el desarrollo de After Ashram, que fue grabado en un sótano del barrio de Congreso próximo al Palacio Barolo. Alternando periodos muertos con otros más activos. En ese proceso, y a pesar de que no es parte de su estructura, el relato de lo nuevo de la terna empezó a girar en torno al sitar. Lo que dio pie a las invitaciones a los otros músicos que participaron en el álbum.
"Esa sesión surgió espontáneamente. El sitarista es amigo nuestro; estaba estudiando, y nos dijo para juntarnos. Como estábamos grabando el segundo disco, no había ninguna intención de nada", aclara Chango. Pero una vez que terminaron de zapar y repasaron lo que sucedió, entendieron el flash. Entonces invitaron al saxofonista Mauro Panzillo, que le "puso la magia", y a la cantante Macarena Zorraquin, quien "le dio trasfondo".
Ni en sus deseos más remotos los integrantes de la banda supusieron que ese encuentro fortuito se transformaría en su tercer disco. Si hay que buscarle una característica al proceso, fue la inconsciencia. "Se armó un cóctel inconsciente que se vio reflejado en la producción", describe Siro. "No había un norte, y a mí me gusta laburar así. Este es un disco lleno de capas, en el que el paso del tiempo fue clave."
Esa misma situación improvisada fue lo que le permitió al baterista Cristián García Laborde salir de su instrumento, tal como lo hace en su proyecto unipersonal Koiwa. Cristián era instructor de yoga y había tenido a Siro como alumno, por lo que el disco tiene que ver con la historia más seminal del grupo. De hecho, el título apela a eso. "Tiene ese doble sentido", admite Chango. "Ashram son los lugares meditativos del yoga, en tanto que After invoca esa cultura de la música de clubes."
Mientras que Siro va más al fondo: "Nadie pensaba que las cosas iban a resultar de esta manera. Siempre estamos pensando sobre los caminos. Laburamos mucho con las puertas que se van abriendo". Y también incorporando referencias, como el saxofonista de free jazz Pharoah Sanders (fallecido el año pasado), el baterista de afrobeat Tony Allen y la banda argentina de rock experimental Reynols. Incluso, en medio de títulos con nombre de números, un tributo a Sumo. "El track Mañanitas es un guiño a Mañana en el Abasto", especifica Chango. En tanto que Siro ilustra: "No es directo, no es súper evidente. Es tribunero, medio de cancha, pero no llega a ser Muchachos...".
► Por el mundo
Antes de que After Ashram fuera un disco, donde 120 minutos de jam fueron cortados en seis tracks y en el que surcan sonidos de ríos de la provincia de Córdoba, lo que el trío tenía no era más que un choclo musical. "Cuando los escuchamos, sentía que había recorridos. Sobre todo con los sintetizadores, que marcaban relieves", evoca Siro. "Esa fue la guía que nos llevó hasta acá."
Pese a que la post producción de ese disco rígido fue tomando una desenvoltura psicodélica e hindú, lo que ayudó al resultado fue el deadline que puso el interés de un sello disquero lituano y otro australiano por editarlo. "Nos fuimos con los australianos. Eran más buena onda, tenían una relación fluida y les gustó lo que les mandamos", detalla Siro.
"Música de nicho", "pop experimental" o "pop de yoga" son algunos de los rótulos que tanto Chango como Siro usan para darle nombre a estos 40 minutos de música. "Buscamos la melodía, y en este disco eso lo aporta el saxo", explica Bercetche. "Es un péndulo entre lo experimental y cierta cosa que no necesariamente debe ser profunda."
► Yoga en el mar de palabras
Más que a The Beatles tras su viaje a la India, al músico estadounidense Jai Uttal o a cualquiera de los artistas del movimiento del New Asian Underground, el sonido del flamante disco de Lujo Asiático mira hacia adentro. A tal instancia que esa abstracción, que sigue teniendo un pie en la intención de la música ambient, la compartieron con instructores locales de yoga. Tan sólo para ver su respuesta. O un posible nuevo nicho.
"Se lo mandé a gente conocida del mundo del yoga, y me dijeron que gustaba", asienta Siro. "No pude hacer el trabajo fino de campo, no sé cómo pego. Pero es donde más me parece que agarró", arriesga. El tecladista también expedita: "Hay un nicho ahí. Si bien en Berlín están cansados de la música ambient, en Los Angeles siguen en vigencia los baños de sonido. Es la búsqueda de la espiritualidad y de la salud mental".
After Asharam es un título que, al igual que Ganbare (nombre de estirpe japonesa con el que titularon el disco anterior), responde al culto asiático de la terna. No sólo eso: se encuentra en la vereda de enfrente de la verborragia propia de esta época. "No responde a la mar de palabras, pero sí te mete para adentro", metaforiza Siro. "La introspección es un tema. No sé si un adolescente la quiere probar". Y Chango especula: "Por ahí la post pandemia es para afuera".
Mientras salen de la duda, Lujo Asiático se está presentando en vivo con su sitarista. Lo hará, por ejemplo, este sábado a las 18 en Florida, partido de Vicente López, con cena vegana mediante. "Y después hay otra fecha más en Avant Garten, donde revisitaremos con sitar y saxo el disco, que también saldrá pronto en vinilo", adelanta Chango. "Lisa y llanamente."