Tras una semana de debate oral y público, mañana se conocerá el veredicto por el femicidio de Daniela Cejas, asesinada en 2020 en la sede de la organización Generar, de la que era vicepresidenta, donde asistía a víctimas de violencia machista. Las actitudes sospechosas y "cinismo" del acusado Javier Sen, tras el hecho, y lo que significa el caso para la lucha transfeminista fueron los puntos salientes del juicio por "un crimen simbólicamente atroz y políticamente gravísimo, que ataca además de a esta mujer, a la lucha política colectiva contra los crímenes de odio y de género", expresó la querella. Sus compañeras convocan al reclamo de justicia, este viernes, en los Tribunales santafesinos. 

La asistente social asesinada la noche del 18 de enero de 2020 en la sede de Generar dirigía el centro de día al que asistían más de 100 mujeres en situación de violencia. Sus comṕañeras declararon que ella conocía y trabajaba cada una de esas situaciones. Liliana Loyola, presidenta de la organización, señaló que todas coincidieron en que era "una enorme mujer, alegre". Y agregó que varios de los testimonios dieron cuenta de que Daniela "pretendía una relación libre y casual" con el acusado, ya que él "para nada estaba en su proyecto de vida".

En los alegatos, la querella representada por Carolina Walker apuntó a que Sen mantenía con la víctima una relación por la que solían encontrarse los sábados –a veces los jueves- en el rango horario en el que ocurrió el hecho. Además, remarcó que Daniela estaba por separarse de su marido y que tenía decidido mudarse a un departamento con sus dos hijos. En esos planes "no entraba Sen", quien "en todo momento la llamaba, se le aparecía". Testigos contaron que ella manifestó "que era un pesado". Para la querella, "evidentemente esta decisión de Daniela, impidiendo que el acusado controle su vida, "provocó la ira de éste y en consecuencia el brutal ataque que terminó en su muerte".

También se refirieron a la actitud "morbosa" posterior al femicidio, ya que el acusado se presentó en las marchas de pedido de justicia y en el velorio. "Siguió violentando a su víctima después de muerta; se burló de su familia, amigos, compañeras, de la sociedad y de la justicia", dijo la querella. "Actuó demostrando simbólicamente que ni Daniela ni su lucha, ni la de la ONG importaba, que ella no tenía más derechos que los que él le permitía ejercer". 

La querella recordó el femicidio de Florencia Gómez, militante comunista y feminista de San Jorge; y el transfemicidio de Alejandra Ironici, pionera en los derechos transfeministas de Santa Fe, para sostener que "asesinar mujeres militantes, activistas en la lucha feminista y transfeminista, referentes de género como Daniela, Florencia y Alejandra, entre otras, claramente implica una reafirmación del odio de género y el desprecio del que son y somos víctimas a diario".