Lejos del centro, en distintos barrios de la ciudad, hay espacios culturales que ofrecen talleres, teatro, recitales y oferta gastronómica. La grieta, La tornería y Micelio son tres propuestas que, en zona sur o noroeste, apuestan a construir territorialidad desde un trabajo enraizado, como herramienta de transformación para lograr una ciudad más integrada. Y abrir posibilidades de expresión artística en lugares donde el arte no siempre llega.

Al sudoeste de Rosario se encuentra La Grieta, cultura sin moño, un centro cultural que tiene 33 años. Nació un poco de casualidad en el patio de la casa de Jorge “El Flaco” Palermo, cuando al grupo teatral Bajo Fondo, que integraba, se le ocurrió presentar allí su obra. Finalmente, el espacio se fue reconvirtiendo. En su sitio web se puede leer “La Grieta se puso el nombre sola, cuando en una de las tantas rajaduras de una vieja mesada de cocina, nació una plantita de zapallo. De allí, la idea de que La Grieta no es algo pensado, sino que existe, y de que en ella hay una vida distinta de la que puede surgir la flor nueva”. Ubicado en Centeno 1738, tiene una sala cubierta, climatizada, gradas, sonido e iluminación.

El Flaco siempre vivió en el barrio, “los vecinos te conocen, algunos nos aceptaron y otros no, porque empezamos con la murga, que hace ruido”. Es un lugar de trabajadores y clase media, “esa trama fue aceptando que sus hijos vinieran a un lugar, donde venían chicos que a los padres no les gustaba tanto, y ellos fueron trayendo a los padres”. 

A pesar de la situación del barrio, La Grieta sigue apostando al arte. “Es muy difícil, no solo por el narcotráfico, si no porque se ha deteriorado la calidad de vida, no hay trabajo. Vos vas con la murga, con el teatro y nos miran como que la oferta es poca al lado de quienes le pueden dar dinero, una moto, chaleco, un arma, y la droga que los dobla. Nosotros vamos a hacer lo que sabemos hacer y creemos que es lo correcto. Acercar el arte a lugares donde no siempre llega, por eso hacemos todo a la gorra”, dice reivindicando el espíritu del teatro popular y de lo colectivo. En marzo comienzan los talleres, teatro y espectáculos. Todos los años se realiza un festival teatral para infancias y otro para personas adultas.

La Grieta, en Centeno 1738, lleva como subtítuto

También por zona sur, pero en otra dirección, La Tornería Espacio Cultural se encuentra en Tiro Suizo, en Pasaje Amsterdam 1113. Con apenas 4 años de funcionamiento,  Nicolás Jaworski, titular del espacio, siente que tuvo el privilegio de haber empezado con el pie derecho por una movida en medios que le favoreció el despegue en el 2019 y le abrió las puertas de barrio. Aunque en seguida la pandemia los afectó no dudó en reconvertirse y ofrecer espectáculos virtuales y venta y reparto de pizzas “con barbijo”, que sumado a la escasa ayuda del estado, les permitió superar el parate y ahora inauguran la nueva temporada en marzo.

Con talleres de danzas urbanas, acrobacias aéreas, telas, folclore, yoga y con una política de puertas abiertas para quienes quieran usar el espacio, La tornería se ganó el corazón del barrio. “Le abrimos la puerta a todo el mundo. Un día viene una banda muy conocida y otro finde vienen 4 chicos de secundaria. Vinieron a tocar por primera vez acá porque la cantante vive acá a la vuelta, y dijo vamos a cantar en este bolichito a la vuelta de casa”.

La Tornería tiene un sello particular, abre y cierra el año y festeja el día de la primavera en la calle. El escenario y las mesas se apoderan del pasaje y no faltan vecinos que sacan sus propias mesas y cenan, acompañando la movida y disfrutando del espectáculo. “Es algo que a la gente le cae simpático. Cuando estamos en la calle se termina todo a las 12, entonces los visitantes, los artistas y los vecinos conviven sin problemas”.

Pero no todo es el sur. Al noroeste de la ciudad, en el límite entre el barrio Agote y Ludueña está Micelio, un espacio cultural de características under, que se propone ser un semillero para ideas innovadoras y apuestas fuertes, donde prima la importancia de poder expresarse. Paula Montes, hacedora cultural, es quien coordina el espacio junto a Nico. Ambos forman parte de este proyecto desde los inicios, en abril del 2019. Actualmente se encuentran renovando sus formas de gestión y trabajo y apuestan al crecimiento en el barrio. "En un momento la casa tuvo que crecer y fue el momento de expandirnos. Buscamos un lugar más grande, donde no haya oferta de esto que queremos hacer, un espacio cultural, una clínica de expresión y un taller de producción de arte, cultura, teatro, danza”, cuenta Paula. Se instalaron en un galpón en Valparaíso 520, que ubican en el centro geográfico -pero no simbólico- de la ciudad.

Micelio es referente de muchas luchas y es un espacio abierto para cualquier persona que “quiera hacer algo de arte o que tenga que ver con la cultura o un espacio de recreación”. La amplitud es la clave. "No solo se produce sino que también en un espacio de muestras”, aclara Pau y recuerda que el momento “más épico de esto fue cuando el movimiento Kiki Rosario –movimiento que nuclea varias casas Ballrooms- nos propusieron hacer la carroza del orgullo”. El espacio se fue constituyendo como un lugar libre de todo tipo de violencias, “sobre todo las más subjetivas". La apuesta es a que allí "seas tratadx como querés ser tratadx en la sociedad, desde eso mínimo”, por eso, su forma de comunicación y de relacionarse con su público fue cuidadosamente pensado desde el uso de lenguaje inclusivo hasta su práctica en lo cotidiano.

Al principio, el espacio generó desconfianza en el barrio, una especie de incertidumbre y miedo en los vecinos. Había música hasta la una de la mañana y caras nuevas. Hoy es una deuda saldada y la gente se siente más segura con Micelio funcionando, agradecen que hayan limpiado las veredas y se prenden a las movidas callejeras. Este traspié  inicial dificultó sostener talleres para el barrio y hasta el momento solo han funcionado algunos con temáticas muy específicas como iluminación, sonido, producción teatral, entrenamiento en danzas. Pau reconoce que “hubo una evolución en el barrio, ahora podría llegar a funcionar un taller barrial y si hubiera algo específico para artistas, también,  porque ya construimos redes y hay más público”.

Micelio arranca el año mañana, a las 19, con el carnaval trava de Ludueña. "La idea es asociarlo con el barrio, porque sentimos que cada vez que habitamos la calle realmente le llega al barrio” explica Pau.

Para enterarte de las actividades:

La Grieta: www.lagrieta.com.ar o @grietarosario

La Tornería: @latorneriacultural

 

Micelio: @micelio_520