Este martes llegaron a Ezeiza sólo ocho chicas rusas embarazadas. Y con ellas vino únicamente un hombre. El ritmo de arribo bajó de manera notoria después que la Dirección de Migraciones, que conduce Florencia Carignano, frenó el ingreso el viernes pasado de seis mujeres. Con la venia de la justicia, terminaron de ingresar al país 20 muchachas, pero las cosas tuvieron tal impacto que, según el análisis que hacen en Migraciones, “las organizaciones que traen a las chicas pararon la operación hasta que baje el ruido”. La jueza María Servini mantiene el secreto sobre el expediente judicial, aunque hay una versión que indica que el organismo anti-drogas de Estados Unidos, la DEA, pidió ver el expediente: supone que sujetos vinculados al narcotráfico están utilizando a las chicas para conseguir un nuevo pasaporte, argentino. Como señaló este diario, esa alternativa es una de las hipótesis que baraja la jueza, pero hasta el momento no hay ninguna prueba. En tanto, fuentes judiciales como del Poder Ejecutivo le dijeron a Página/12 que la versión es falsa: ni la DEA, ni el FBI ni Homeland Security hicieron ninguna gestión referida al caso.
Las ocho chicas que llegaron este martes no tuvieron ningún problema para ingresar porque desde que el juez Luis Armella aceptó los habeas corpus por razones humanitarias --mujeres con 32 o 33 semanas de embarazo no pueden quedar en un aeropuerto ni ser enviadas de regreso a sus países--, Migraciones no pone reparos. En el organismo consideran que es irregular que una mujer declare que viene como turista y en verdad llega a dar a luz, es decir que hay una mentira en la declaración de Migraciones. Eso constituye un motivo de expulsión en la mayoría de los países del mundo y es así igualmente según las normas argentinas. Y también se comprobó que existe falseamiento de las direcciones en las que dicen que van a estar: en 30 de las 33 direcciones que se verificaron, las jóvenes no estaban. La justicia igual les les dio el ok para que entren y así se está haciendo. De todas maneras, la cuestión verdaderamente significativa es si hay otra maniobra más grave detrás: Servini dice que investiga trata de personas y falsificación de documento público. En esta materia hay pocas precisiones y, como se sabe, la magistrada estableció el secreto de sumario.
Uno de los puntos que llaman la atención es la total desproporción entre mujeres y varones. Vienen chicas menores de 28 años, sin que su pareja, el supuesto padre, las acompañe. Entre jueves y viernes pasado, 20 mujeres y un solo varón. En la noche del lunes: ocho mujeres y un varón. Esto es lo que hace pensar, junto con los domicilios falsos, que existe algún tipo de maniobra detrás. Por supuesto que no se puede descartar que se trate de una cuestión económica, que la venida de dos personas desde Rusia es muy cara, y por eso vienen ellas solas. Pero como se supone que son parejas que tienen un buen pasar económico, resulta asombroso que lleguen solo chicas, muy pero muy jovencitas, a un país que no conocen y en el que se habla un idioma que ellas no hablan. Además, el padre se pierde el emotivo proceso de ver nacer a su hijo o hija y acompañar a su pareja en todo el período inicial de al menos un mes y medio. Después de ese tiempo, según Migraciones, las chicas se fueron volviendo a Rusia.
En las últimas horas levantó polvareda la versión --publicada por el diario La Nación-- de que el organismo antidrogas de Estados Unidos, la DEA, supuestamente pidió acceso a la causa, por la sospecha de alguna relación entre la llegada de las chicas embarazadas y el narcotráfico o el lavado de dinero. La maniobra consistiría en que las chicas son contratadas para venir a dar a luz a la Argentina, con todo pago, y después dicen que el padre no es el real sino otro hombre. Como es obvio, el Estado no tiene forma de comprobar quién es el verdadero padre. Con ese método, el individuo que contrató a la chica consigue la ciudadanía y el pasaporte argentino --tener hijo/a argentino da derecho a la ciudadanía--, lo que le permite ser menos observado que quien lleva pasaporte ruso.
Dado el hermetismo del juzgado, este diario consultó con otras fuentes judiciales y del Poder Ejecutivo. Todos niegan en forma rotunda la existencia de ese pedido de la DEA y aseguran que tampoco hubo ninguna gestión ni del FBI ni de Homeland Security. Pero es cierto que Servini investiga si las chicas están siendo usadas para una maniobra de esa naturaleza.
Lo cierto es que la llegada a la Argentina de tantas mujeres rusas ya se convirtió en una noticia a nivel mundial. Este lunes hubo notas en la BBC, la CNN, The Guardian, Bloomberg y otras muchísimas publicaciones. Y a la noche, el ritmo de arribo bajó mucho: llegaron sólo ocho mujeres y un varón. En Migraciones afirman que las organizaciones que están detrás del viaje de las muchachas decidieron esperar que pase el temporal, tanto de la investigación judicial como del ruido mediático.
Habrá que ver cómo sigue la historia. Por ahora continúan en las paredes los asombrosos carteles en ruso pegados en la maternidad del Hospital Fernández y en varias de las mejores clínicas. Piden, por ejemplo, que concurran con traductor aunque sea de inglés. Y nadie sabe si la oleada va a retomar la fuerza que se tradujo, por ejemplo, en que la mitad de los nacimientos en el Fernández y un tercio de la Clínica Finochietto, tuvieran una mamá rusa.