La canasta básica para un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos menores se ubicó en 163.539 pesos durante el mes de enero, informó el Indec. El incremento respecto del mismo mes del año pasado se ubica en el 108 por ciento, bien por encima del índice de inflación del período. Además, presenta un alza mensual del 7,2 por ciento.
En el caso de la canasta alimenticia, su valor para un hogar de cuatro integrantes fue de 72.043 pesos el mes pasado, un 109,8 por ciento superior al número de hace un año. Como en el caso de la canasta básica, el aumento mensual de enero fue de 7,2.
La canasta básica define el ingreso mínimo que una persona o grupo familiar debe tener para no ser considerado pobre, mientras que la canasta alimenticia define lo mismo pero para la categoría de persona u hogar indigente.
De acuerdo a la magnitud de las subas que vienen teniendo ambas canastas, que superan al ritmo de los precios en general y están incluso mucho más arriba que la dinámica de los salarios y otros ingresos, se espera que los indicadores de pobreza e indigencia hayan empeorado en la segunda parte del año pasado.
El factor que podría dar cierta contención al proceso de deterioro de la condición económica de las familias es el aumento del empleo, ya que los puestos de trabajo vienen creciendo desde hace casi dos años de manera ininterrumpida.
Precios básicos
La suba de 7,2 por ciento en los precios de la canasta básica y la canasta alimenticia del mes pasado fue superior a la inflación general, ubicada en el 6 por ciento. En tanto, el acumulado de los últimos doce meses en la canasta básica y alimenticia, de 108 y 109,8 por ciento, respectivamente, también está por encima del 98,8 por ciento que marca la inflación general para ese período, siempre de acuerdo a las cifras del Indec.
De modo que los sectores más pobres, que destinan una mayor parte de sus ingresos para solventar los gastos básicos, son los más perjudicados por la inflación, ya que enfrentan subas de precios en los artículos que compran que están por encima de los incrementos que abordan los sectores de mayor poder adquisitivo.
En el caso de la inflación mensual que se verificó el mes pasado, el rubro de alimentos y bebidas tuvo una suba del 6,8 por ciento. Entre los alimentos que más se encarecieron aparece el filet de merluza, con una suba del 14,2 por ciento mensual, mientras que la carne picada común lo hizo en un 7,7 por ciento. Entre las frutas y verduras, el tomate redondo subió 64,8 por ciento, al tiempo que la naranja lo hizo en un 49,8 por ciento mensual. La manzana subió un 31 por ciento; la papa, un 24,7 y el limón, 13,2 por ciento. La leche en polvo subió 7,5 y la harina de trigo, 9 por ciento.
En el caso de los aumentos interanuales, el rubro alimentos y bebidas que mide el Indec presenta un alza del 98,4 por ciento, en línea con la inflación general. Sin embargo, hay productos cuyo consumo es esencial que presentan subas que están por encima de ese promedio y que pueden explicar el comportamiento de la canasta alimenticia. Pero además, se percibe una mayor presión inflacionaria en aquellos alimentos ricos en nutrientes, cuyo consumo no solo es básico sino que también debería ser prioritario.
Por ejemplo, el kilo de naranja subió en el último año un 174 por ciento, mientras que la manzana lo hizo en un 210 por ciento. La papa avanzó un 328 por ciento anual, y el limón, un 180 por ciento. La leche en polvo se encareció en un 134 por ciento y la harina de trigo común 000 lo hizo en un 164,9 por ciento. En cuanto a los artículos de limpieza e higiene, los pañales descartables subieron un 151 por ciento.
Más allá de la pobreza medida por ingresos, Unicef publicó recientemente un estudio que advierte que si también se toman carencias en derechos básicos como educación, vivienda y acceso al agua, dos de cada tres niños en Argentina son pobres.