La economía nacional está endeudada y sin dólares suficientes en el Banco Central. El endeudamiento en dólares no tiene precedentes ni por su magnitud ni por el breve periodo de tiempo en que fue asumido. En 2018 el FMI otorgó el préstamo más grande de su historia a la Argentina. Nunca antes el Fondo había otorgado un préstamo de semejante monto y sin tener en cuenta sus propias reglas.

Sin embargo, a pesar del irregular préstamo concedido, el FMI rechaza la revisión de los sobrecargos a la tasa de interés que cobra en préstamos excepcionales, como el entregado a la Argentina. La comunidad de economistas y especialistas en el tema de deuda soberana vaticinó desde el mismo momento de los desembolsos, teniendo en cuenta el elevado monto de capital e intereses involucrado, la inviabilidad de pagar esa deuda, al menos en los plazos y condiciones pactadas inicialmente.

De cumplirse estimaciones para el 2023, el país estaría recibiendo desembolsos del Fondo por un equivalente a los vencimientos de capital e intereses de este año, aunque un poco menos. O sea, presta para pagarle. Este tipo de endeudamiento profundizan las políticas contractivas y limitan la capacidad de deudor, dado el constante proceso de extracción financiera hacía el acreedor.

¿Cuántos recursos se pudieran destinar al fomento del desarrollo, a la educación y a la salud que se utilizan para pagar el capital e intereses de la deuda?

Cuando un Estado se endeuda, lo está haciendo toda la sociedad y sobre ella recae la carga económica de devolver esa deuda más sus intereses. La decisión política de tomar deuda tiene una impronta y consecuencia económica de transferir riqueza creada por la sociedad a los acreedores con la contracara la no disponibilidad de dichos recursos para satisfacer necesidades propias.

El Fondo Monetario Internacional, como organismo acreedor, condiciona el otorgamiento de sus préstamos a la supervisión y monitoreo de los aspectos esenciales de la política económica, con la consecuente pérdida de soberanía económica y política que esto significa. Estos seguimientos e intervenciones implican también su participación en la toma de decisiones sobre tipos y composición de los gastos ce ingresos públicos. 

Por ejemplo, un aumento del gasto público en obras de infraestructura, como una nueva ruta que conecte de forma más segura y rápida a poblaciones, no solamente genera fuentes de empleo y mayor demanda de bienes y servicios para su construcción, sino que potencia el desarrollo económico al disponerse de un medio de comunicación más eficiente para el tránsito de personas y de bienes. De no ejecutarse ese gasto público no se generarían esas fuentes de empleos ni expansión de la demanda.

Una reducción de impuestos no tiene el mismo efecto multiplicador sobre la economía cuando se disminuyen hacia sectores ricos que cuando se lo hace hacia los estratos pobres de la economía. Una persona de bajos ingresos suele destinar casi la totalidad de su ingreso para consumir y satisfacer sus necesidades. La reducción de la carga tributaria sobre estos sectores se traduce en mayor consumo y demanda de bienes y servicios, con el consecuente efecto multiplicador en el crecimiento de la economía y una mejora en la satisfacción de las necesidades de estos sectores.

Sin embargo, si la disminución tributaria se orienta fundamentalmente hacia los sectores ricos de la economía, que ya tienen satisfechas la mayor parte de sus necesidades, no implicaría una expansión del consumo –como si ocurre para los sectores pobres–, sino más bien en un aumento del ahorro en forma de atesoramiento y con alta probabilidad de que sea en moneda extranjera dólares, sin tener por tanto el efecto expansivo de crecimiento de la economía.

Las políticas neoliberales de las recetas del FMI incluyen “recomendaciones” de reducir los impuestos a las personas ricas y la desregulación de la intervención del Estado en la sociedad. Las políticas contractivas sobre la economía como resultado de implementar las medidas acordadas con el FMI se han incluido en el Presupuesto de 2023.

El actual endeudamiento tiene y tendrá, por un extenso período, en vilo y en tensión económica, social y política a toda la sociedad con las graves consecuencias que esto implica para el desarrollo económico, la paz y la calidad democrática. Emanciparse del endeudamiento es independencia y soberanía política y económica.

Docente en la UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos.