La provincia de Buenos Aires cuenta con uno de los sistemas educativos más importantes de Latinoamérica. Con más de cinco millones de estudiantes, 400 mil docentes y 80 mil auxiliares, la territorialidad de sus 300 mil kilómetros cuadrados debe ser cubierta. Con ese objetivo, las instituciones educativas exponen su diversad, por la franja etaria que abarcan, pero también por las comunidades y condiciones socio culturales donde deben emplazarse. Cada escuela es un mundo para sí mismo y para las familias que la transitan, y esos mundos interactúan entre sí. En ese conjunto de posibilidades para que un niño ingrese al sistema educativo están los Jardines de Infantes Rurales y/o de Islas de Matrícula Mínima, conocidos con los JIRIMM.
La Dirección General de Cultura y Educación afirma que el nivel inicial del sistema educativo bonaerense cuenta con 3.588 establecimientos. De ellos, 1.071 son rurales, dentro de los cuáles 675 son JIRIMMes. Estos atienden a 3.947 niñas y niños de 2 a 5 años. La particularidad de los jardines de matrícula mínima es que su apertura y funcionamiento se desarrolla con, quizás, tan sólo cuatro o cinco alumnos. Pueden tener un máximo de 17. “En una planilla de cálculo vos podés evaluar qué es rentable o no, pero nosotros entendemos a la política pública generando condiciones de derecho”, asegura Claudia Bracchi, Subsecretaria de Educación de la Provincia.
Bracchi es profesora en Ciencias de la Educación y Magíster en Ciencias Sociales con orientación en Educación, y hoy acompaña al ministro Alberto Sileoni en la gestión educativa de la provincia. En diálogo con este medio señaló el valor de los JIRIMMes enmarcándolos en “un proyecto político y educativo que entiende el derecho de los niños y las niñas estén en las grandes ciudades o en los parajes más alejados”.
"Tiene que ver en cómo concebís la educación", explica. "En la gestión anterior se cerraron escuelas, entre ellas 33 jardines de matrícula reducida fueron cerrados", advierte mientras que enumera que desde el 2019 ya se pusieron en funcionamiento 26 JIRIMMes. "Durante el gobierno de Vidal también cerraron algunas escuelas primarias, pero en esta gestión se han creado nuevas instituciones donde la política para la primera infancia es muy fuerte", describe .
- ¿A qué apuntan estos jardines?
- A que no te condene la cuna y que el Estado te pueda garantizar los derechos. La provincia tiene una cobertura rural única, dónde en la escuela se da el lugar de encuentro de unos chicos con otros. En zonas rurales o en islas, donde quizás no cuentan con otros espacios, el JIRIMM es el lugar del encuentro. Usualmente funcionan en escuelas primarias, entonces uno va construyendo las condiciones para la trayectoria educativa. La maestra de inicial y la de primaria confirman una pareja pedagógica, articulando las planificaciones y conociendo al detalle a cada niña y niño.
- ¿Y cómo repercute el funcionamiento de una institución de estas características en la comunidad donde se emplaza?
- A veces las distancia entre las viviendas entre sí y la distancia con la escuela puede ser muy grande en las zonas rurales. Acá no es ‘me voy a la esquina a ver un amigo’. Escolarizarse implicaba, a veces, viajar 40 kilómetros. Uno habla del derecho, pero se tiene que poner a disposición la herramienta. Hay que pensar en los padres que trabajan en el campo quizás. En sí, la escuela se convierte en un lugar para compartir la experiencia educativa pero quizás también se utiliza para festejar un cumpleaños de quince. Adquiere un fuerte rol en la comunidad.
- ¿Cuál es el criterio para decidir dónde emplazar un jardín de matrícula mínima?
- La provincia de Buenos Aires está dividida en 25 regiones educativas. Cada una tiene sus respectivos jefes y jefas regionales, tanto para el área pública como la privada. Estas agrupan a los 135 distritos, donde están los inspectores y jefes distritales. Entre todos, en la unidad de gestión distrital, y en conjunto con los supervisores, gremios, y municipalidades, se reúnen para evaluar las demandas locales. Así, tales demandas pueden canalizarse al ministerio a través del municipio o de nuestros propios actores políticos con responsabilidad política en el territorio. Es una definición política de la gestión: donde hay un niño nosotros tenemos que garantizar el derecho.
- ¿En qué lugar está el rol del docente en estas instituciones?
- La política educativa se hace con los docentes, no contra ellos. Uno confía en ellos, porque los padres dejamos a lo más preciado que tenemos, a nuestros hijos e hijas. En otro lugar no lo dejas solo. Lo dejas con un agente del estado con una historia construida de centralidad en nuestra vida cotidiana.
La vida en los JIRIMMes
Cada caso es especial. Ruralidad e interior de la provincia es lo que usualmente definen a estos jardines. Pero algunos de ellos, como sus siglas lo indican, tienen un condimento más: funcionan en islas. Es el caso del JIRIMM N° 921 de la Isla Martín García que abrió sus puertas en 1988, hoy cuenta con la dirección de Andrea Carranza y tiene una matrícula de 9 alumnas y alumnos de entre 1 y 5 años. La isla es una reserva natural que habilitó que vivieran personas y hoy residen allí 110 personas.
En marzo del 2018, durante la gestión de María Eugenia Vidal, se resolvió cerrar la institución. Con movilizaciones y marchas que incluyeron a toda la comunidad educativa de zona norte de la provincia, se logró que en junio de ese año se abra como jardín maternal porque en la isla había familias con bebés y menores de 1 año. “Se presentó un proyecto con toda la comunidad y se abrió como jardín maternal, por eso es uno de los pocos jardines de islas que tienen bebés”, cuenta su directora a Buenos Aires/12.
“No es fácil ir a otra escuela acá, por eso la decisión que se tomó fue una locura”, recordó y lamentó Andrea. Habiendo sido directora de una escuela en planta urbana, señaló que una de las principales diferencias en la gestión de una institución en la isla es que, junto a la docente con la que comandan el espacio, no tienen un viaje de ida y vuelta a su lugar de trabajo. Zarpan el lunes a las 9 de la mañana y retornan el viernes a las 5 de la tarde. “Nosotros no vamos y volvemos de la isla, estamos todo el tiempo con la comunidad” relató.
En la isla hay comercios mínimos, pero no hay librería, por ejemplo. “Tenes que planificarte bien, porque tenes que llevarte los materiales”, cuenta Andrea. “Se trabaja mucho más, la comunidad te demanda más”, destaca la docente que convive con las mismas familias, año a año. “Lo que uno hace tiene que ser atractivo para los chicos y la familia porque si pierden el interés después no vuelven y sin ellos no están no hay jardín”, afirmó la docente.
El interés por el mundo natural es un rasgo característico en la educación rural. Carranza lo explicó para hablar al respecto de los chicos que acuden al jardín de la isla, pero es algo que también sucede en el continente. Este medio habló con Ivana Córdoba, quien está al frente del jardín de matrícula mínima N° 2 de la estancia El Zorro en la localidad de Villarino, al sur de la provincia de Buenos Aires. A 40 kilómetros de Pedro Luro, los docentes van diariamente desde el pueblo al jardín. “Yo me crie en el campo, lo que significa que una docente venga transmitir conocimiento”, remarcó la directora.
“Absorben el trabajo de los padres. En el recreo los escuchas y juegan a juntar las vacas o piden los palos de escobillón para usar de caballos” contó Córdoba en referencia a las características de las familias que transitan el jardín. “El nivel de conocimiento que tienen los chicos en el campo no lo tienen en otros lados”, explicó, pero también destacó el vínculo con el pueblo que, por ejemplo, llevo a que jugando a tener una verdulería los chicos plantearan el cobro digital. “Le dije que no tenía plata y un alumno me contestó: tranqui seño, puede pagar con Cuenta DNI”, relató, entre risas, Ivana.