Rosa Babel vaciada por completo, se vuelve a llenar.

La Miri ebria.

Cuidaré de mí. De estas falsas expectativas llamadas Miri y Rosa Babel. De los falsos gurúes. Del pequeño Asimov. Nada de reglas. Nada de rasgos excesivos. Nada entre las junturas del alma. Nada en el discurso de la Moira venida del infierno natal. Nada así y así. Donde tengo que estar, estoy. Soy un animal de trabajo. Lento y seguro. El pequeño Asimov traza una línea recta entre la Moira y la Miri. Justicia sin mi juicio por favor: Yo odio y perdono mal. Ahora y por siempre de corcho. Lidiar con Rosa Babel y lidiar con la Miri. Ni siquiera busco calor, prefiero estar lejos de sus cuerpos. Muerto el deseo se acabó la rabia. El perro negro bebe sangre de sus propias heridas. Yo, la mía, de tinta y vino. Miris de todos los colores se mezclan con las Rosas Babel de todos los tiempos.

Hecho está.

La Miri nunca me picó, ni me mordió.

Rosa Babel no me envolvió en su tela de araña.

Con el pequeño Asimov no he hecho amistad.

El perro negro ni me mira. Siempre que trato de acercarme se mueve muy rápido. Siente que lo acoso.

No me molesta encontrarme solo con las dos mujeres y con el pequeño Asimov que vive atolondrado con las preocupaciones que trae. Él también huye del perro negro. Tal vez podría reconquistar mi virilidad evitando que Rosa Babel siga en sus zooamores. Creo que pongo la vara muy alta. Tal vez sea mejor intentarlo con la Miri. Cuando llega del trabajo ya no le queda nada por decir. Sería más fácil. Con la Miri tengo una oportunidad, pero me parece que la ojeada que lancé antenoche sobre sus ojos no llegó a sus deseos no cumplidos.

Creo, dijo ella, que no hay más que víctimas y victimarios en este mundo.

Carajo. Me di cuenta de que la ojeada llegó a otros fondos de otros pozos. Tengo que aprender a mirar.

No sé dónde se escondieron mis virilidades, si en la gloria de los adjetivos o en la vereda de los verbos. De tanto haber sido escrito, tengo coraje para escribirlas y me las ingeniaré para tocarlas. Tengo hilo en el carretel y dos balas de plata. No voy a achicarme ahora que tengo una oportunidad. Algo en esta vida que no pedí, me tendrá que salir bien. Quisiera reescribirme a mí mismo, pero eso no es posible, así que me tengo que contentar con hacerles a ellas lo que me hicieron a mí. Ojo por ojo y letra por letra. Ellas se encierran en sus versitos, en sus manicuras, en sus papanicolaous y me ignoran. No entro en su círculo íntimo. Han visto cómo deshacerse de mí. Sólo les falta un golpecito final o que yo solo me arroje al abismo, al final del cuento, pero no les voy a facilitar el trabajo. Tendrán que empujarme mirándome a los ojos, a las palabras que me pusieron por ojos.

Cuando dos no quieren, tres no pueden. Otro Lirio Jhon, más astuto y perspicaz seguirá escribiendo estas páginas. Así que aquí estoy. Vamos, yo y yo. Vamos a arreglar todo lo que estas dos hicieron mal. Cuesta aceptar la realidad. Me dejaron en silencio como un Tamagotchi. Sufro el abandono, pero lo agradezco. Mejores silencios nacerán. Fuertes, profundos, significativos. En el sótano me sentí rey. Yo gobernaba en cada letra hasta que se olvidaron de mí y empezaron a escribir el perro negro y el diminuto Asimov. Ahora, este momento de lucidez será eterno. Oigan diosas y demonios, me encargo yo de mí mismo. Hay algo vivo dentro de mí. No podrán amedrentarme con el dominio biológico, con la mamurria psicosomática, con el sujeto empírico y el sujeto poético. Yo puedo hacerme mi mundo desde mí. Moverme sólo hacia adentro no es más que vida. Tener mi nombre da cuenta de mi existencia. No todo es hueso, sangre y músculo en esta vida. Somos muchos los otros. Que sea lo que deba ser. Que llueva café en el campo. El primitivo Lirio John era apenas un puñado de palabras machas mezcladas con palabras hembras. Todas las Miris que me escribieron no hicieron de mí el Lirio John que quiero ser. Todas las Rosas Babel que me amaron, no me ayudaron a resolver las cagadas de esta vida personal de mero papel. Todo lo demás, viento en popa.

Tengo mucha capacidad de trabajo. En dos o tres capítulos voy a ser lo mejor de mí escribiéndolas a ellas. Favor no molestar. Cuando no me escriben o me aman, siento que me están tendiendo una trampa. No puedo estar seguro con estas dos mujeres que se multiplican en la casa.

Llamaré a todas las Miris y todas las Rosas Babel. Mejor no las llamaré. Podrían destruirme con el botón antipánico o yo podría pronunciar mi propia palabra funeral. Mejor sigo con el método silencio y quietud. Que se olviden de mí hasta creer que no existo. ¿Qué sabe este Lirio John por encima de todos los Lirios John que pudieran inventar las Miris? Sabe que todo es cuestión de callar, callar, callar. Como una súper nova. Eso es. Buena decisión. Debo alinearme con el plan superior. Ex Lirio John nuevo Lirio John. Mejores que yo hay muchos Lirios John, pero yo seré el que salvará toda la especie. Levantaré la palabra alma todo lo que sea posible. Enalteceré su nombre y su historia. Eso espero. Por el momento, todavía me siento inseguro y desreal.

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