No cabe duda alguna que aún estamos vivenciando lo que Albert Camus denominó "el tiempo del desprecio".

En efecto, están en el mundo en pleno desarrollo más de 16 conflictos bélicos. La guerra entre Rusia, aliada a Bielorrusia, y que acontece en Ucrania hace más de doce meses es la punta del iceberg de la disputa en sordina entre las principales potencias mundiales.

La OTAN encabezada por EEUU y Alemania, Francia e Inglaterra utiliza al gobierno de Zelensky para enfrentarse con la Federación Rusa y por carácter transitivo con China.

El trasfondo de este conflicto que ya se ha cobrado miles de vidas es para mantener y potenciar los complejos industriales militares, la coartada es el nacionalismo y el llamado "espacio vital" en las áreas de influencia de las potencias mundiales.

A comienzos del mes de febrero, el descarrilamiento de un tren que transportaba sustancias tóxicas que se expandieron en Ohio fue ocultado por las autoridades estatales y luego fue detenido por la policía el periodista que denunció el incidente.

La censura gubernamental no logrará atenuar el desastre ambiental.

Albert Camus, autor del ensayo El hombre rebelde publicado en 1951 afirma que el primer paso en la rebelión es decir no al poder y a los poderosos que buscan imponer la dominación y legitimar los homicidios a través de las guerras y la explotación.

Camus también señaló que los pueblos tarde o temprano se rebelan contra la opresión por asco o por cansancio. El filósofo, dramaturgo, escritor anarquista nacido en Argelia añade un aserto que conserva vigencia en el presente cuando se duda sobre si hay razones para seguir luchando. Hay que reflexionar que sobran motivos y hay que luchar colectivamente con una rebeldía esperanzada.

Carlos A. Solero